3-Problema

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La preocupación de la reina aumentaba por momentos, debía asistir a la inauguración de una escuela que contaría con los recursos necesarios para dar una educación de calidad a los niños. Había tirado la anterior debido al pésimo estado que tenía por el largo uso de los años. Gran parte de los guardias se aseguraban de la vigilancia de la reina, otro fragmento fue con Kristoff y el resto de trabajadores para peinar la zona y asegurar que nadie provocaba mas avalanchas.

—Yo, Elsa de Arendelle, inauguro oficialmente esta escuela, que los niños tengan un lugar digno donde aprender de cara al futuro—un mayordomo le cedió las tijeras.

Ella corto la fina tela que cayo en dos partes, era oficial. Todos los presentes aplaudieron a su majestad mientras ella esbozaba una gran sonrisa de felicidad, adoraba aquellos pequeños momentos.

Un temblor seguido de una gran explosión en uno de los edificios cercanos hizo que la gente comenzara a correr mientras dejaba escapar gritos de terror.

—¡Calma, que no cunda el pánico!—la reina alzo lo máximo que pudo su voz, casi se hizo daño. Pero no sirvió de nada.

—¡Proteged a la reina!—Anna ordeno a los más cercanos, ella rodeada de sus hombres salió andando hasta el carruaje.

Anna la seguía de cerca, estaba asustada, los gritos penetraban sus oídos provocando un dolor agudo. Pero solo le importaba estar con su hermana. Los guardias fueron calmando a las personas, pero fueron tantas las que se separaron que muchos tuvieron que salir detrás de ellos para apaciguar la situación.

—Majestad no se preocupe, controlarán todo, confíe en sus hombres—comento uno de ellos sujetándola del brazo.

A escasos metros de llegar, el carruaje explotó haciendo que todos cayeran al suelo, uno de los trozos de madera de roble golpeo a la reina directamente. Anna grito como nunca lo había hecho, se acerco corriendo y apartando a todos hasta alcanzarla.

—¡Elsa, Elsa, dime algo!—la zarandeo unas cuantas veces, tenía un pequeño corte en su costado. Había tenido mucha suerte.

—¡Un médico!—grito uno de los soldados.

La reina fue escoltada hasta el castillo, debido a la muchedumbre tardaron bastante más de lo que normalmente cuesta llegar. La herida había sido desinfectada, pero el tiempo que tardaron en llegar a la habitación fue lo peor de todo.

—Necesita mucho reposo—dijo la mujer viendo el estado de la herida—un momento...—examino el corte más detenidamente, no...no puede ser...

—¿Ocurre algo?—Anna estaba aún con los ojos rojos.

—No se ha curado del todo, además, parece que va a ir a peor. Necesitamos desinfectar como sea, aunque por su estado...necesitamos algo muy fuerte para ello. Hay una planta en concreto con la que hacer una pomada, eso servirá—explicó ella.

—¿Tenemos de esa planta?.

—Por desgracia, la gastamos toda en varios remedios para curar la fiebre que asoló hace un mes Arendelle—Anna se llevo la mano a la boca. ¿Significaba eso que su hermana moriría?.

—¿Donde crece esa planta?—la sujeto por los hombres, los nervios le podían.

—Cálmese princesa, la flor crece en nuestra montaña. Sin embargo hay que adentrarse en el Bosque de Jolyn. Se rumorea que muchas almas de los condenados van allí, es por eso que para no provocar su ira, compramos esa planta. Pero me temo que tardarían dos semanas en llegar en esta época del año.

—¡Iré yo entonces!—las doncellas la miraron sorprendidas y aterradas.

—No puede hablar en serio.

—Por supuesto, es mi hermana, haré lo que sea por ella, preparen mis cosas—dijo saliendo por la puerta.

Elsa tenía una fiebre muy alta, respiraba de una manera débil y sentía como su cuerpo se enfriaba, estaba acostumbrada al frío, pero aquello no podía soportarlo.

—¿Qué sucede ahí fuera?—pregunto uno de los médicos.

Un soldado entro corriendo y exhausto.

—¡Han robado en el castillo!—dijo alarmado.

Elsa quiso decir algo pero solo sintió pinchazos de dolor, una lagrima cayó por su mejilla a la almohada. Deseaba que sus padres estuvieran allí.

Anna a pesar de los consejos de las doncellas estaba decidida a ir, no soportaba la idea de perder a su hermana, ella tampoco era una ambiciosa que quería el trono. Además, no iba a esperar a que un grupo de soldados hiciera el trabajo y estar preocupada todo el tiempo. Mochila a la espalda, una espada en su cintura y bien abrigada, fue hasta el establo donde tomo uno de los caballos.

—¡Princesa Anna!—grito uno de los consejeros. Demasiado tarde, ya había partido.

Recorrió uno de los senderos que mejor conocía para evitar la población que aún estaban tratando de templar los ánimos. Al dirigirse vio que algo apareció en el camino teniendo que frenar de golpe.

—¡Calma amigo!—dijo la voz al ver como se ponía a dos patas el animal.

—¡Tu!—Anna pudo tranquilizarlo.

—¿Princesa Anna?—pregunto el hombre quitándose el gorro.

—Kristoff.

—¿A donde vais?—se sacudió la nieve de encima de su abrigo.

Ella le puso al día sobre el estado de Elsa.

—Pero ir sola...

—Acompañadme pues—dijo ofreciendo su mano.

—Yo...yo...—le daba miedo ir ahí.

—¡Mi hermana se muere!—al verla con aquellos ojos no pudo negarse.

—Esta bien, ¡Sven!—el reno apareció enseguida.

Ambos emprendieron el camino hasta el bosque, Sven era tan rápido, puede que incluso mas que el caballo de Anna.

—¿Sabes como es la planta?—pregunto.

—Claro, la conozco, vi como la utilizaban para crear un remedio para la fiebre.

—¿Como es?.

—De color azul, con unos pétalos amarillos—contesto.

El bosque no quedaba nada lejos, pero si había un problema. El caballo de Anna al estar cerca se puso a dos patas mientras relinchaba asustado, la joven cayo al suelo de espaldas y el animal salió huyendo.

—¿Te encuentras bien?—aquel porrazo había sido duro.

—Si, por suerte la mochila paro el golpe—se puso en pie con la ayuda de este— ¡maldito cobarde!—alzo el puño maldiciéndole.

Los mercenarios ya estaban ocultos en su escondite, habían llevado el golpe a la perfección y tenían el dinero y toda clase de joyas en su poder.

—Nos darán un buen pastizal por este collar—hizo como si se lo probase.

—¿Donde iremos con el dinero?—pregunto el más bajito.

—Yo propongo comprar una pequeña isla y vivir hasta morir saciados—el grupo se echo a reír mientras hacían como si nadasen encima de la montaña de monedas.

—Por cierto, ¿la reina vivirá?.

—Lo dudo mucho, por lo que he escuchado, esta muy enferma—las carcajadas volvieron a resonar.

—Nos pagarán muy bien si muere—clavo un cuchillo en una de las fotos donde salía ella.

Continuara.

Rompiendo el hielo (Elsa x Kristoff)(Frozen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora