Los días pasaron y el reino de Arendell iba a recibir a los invitados del reino de Belfort, un reino comercial y uno de los pocos que aceptaron la decisión de la reina Elsa de casarse con un plebeyo por lo que querían darle el recibimiento que merecían. Anna llevaba un elegante vestido verde con su pelo recogido en dos coletas mientras que su hermana iba enfundada en aquel precioso conjunto azul que tanto le gustaba. Kristoff llevaba un elegante traje, con el pelo hacia un lado y un porte digno de un príncipe. Se mostraba seguro de si mismo aunque por dentro estaba consumido por los nervios, no por él, sino porque no deseaba dejar en mal lugar a su amada.
—¡Estas guapísimo!—grito Anna al verlo de aquella guisa.
—¿Tu crees?—se miro y se notaba muy raro vestido así.
—En serio, te doy mi aprobado.
La gente comenzó a callarse cuando unos focos alumbraron la gran escalera, allí estaba la reina, descendió por los escalones a cámara lenta mientras mantenía su postura erguida. Todos contemplaban con admiración la belleza que desprendía. Kristoff se quedo embobado, no podía dejar de mirarla mientras se esbozaba una sonrisa, sus ojos parecían incluso brillar. Anna se dio cuenta de este detalle y supo que su amor era de corazón.
—Majestad, permita que le de las gracias por la invitación—dijo el conde de Belfort.
—El placer es mio, gracias por aceptar y respetar mi decisión—ella inclinó hacia adelante un poco su cabeza.
—Oh no debe darlas, su padre nos ayudo en tiempos difíciles al igual que vos, siempre contaréis con nuestro beneplácito.
Uno a uno, todos se fueron acercando a ella mientras le daban la enhorabuena. El joven solo bebía un poco apartado de todo el bullicio de gente, ella era la estrella. Anna miro a Elsa, tardó unos segundos en cruzar miradas con ella, la pequeña le hizo señas y Elsa miro a donde le indicaban sus ojos. Supo que tenía que hacer.
—¡Kristoff querido ven a saludar!—la gente enmudeció al escuchar la frase.
Él trago saliva algo asustado ante tantas miradas, camino lento hacia su dama quien observaba con un rostro sereno y tranquilo, ¿como lo hacia?, era lo que se preguntaba. Ella tendría que estar muy nerviosa como él. Sin embargo, estaba calmada.
—Damas y caballeros, os presento a Kristoff...mi pareja—una sonrisa se dibujo en ella mientras los ojos se enternecían.
—Es un placer—se inclinó en forma de saludo.
—Permita felicitarlo por conquistar semejante belleza—dijo uno de los hombres del conde.
Uno a uno de manera cordial fue saludando ganándose el respeto y aprobado no solo del conde, sino también del resto de mujeres del lugar que susurraban mientras no le quitaban el ojo de encima. Anna apareció y saludo aunque de una forma mucho más animada, como era de esperar de ella.
La hora del banquete los reunió en grandes mesas, por suerte para el joven, él comería con Elsa y Anna en una mesa aparte. Idea de la reina para evitar un momento incómodo a este.
—Lo has hecho genial, has impresionado a todos...incluida yo—dijo dando un trago a su copa de vino.
—Gracias...no quería defraudarte—contesto mirando su plato.
—¡Has estado genial!.
—Anna por favor, estamos delante de muchas personas, controla tus impulsos.
—Perdón majestad—dijo en un tono burlesco.
La cena fue relajada, todo el mundo disfrutaba de la excelente comida preparada por los chefs del reino. Y llego una hora que Kristoff quería saltarse. La hora del baile.
—Venga Kristoff, vamos a bailar—Anna lo tomo prestado ante la mirada divertida de ella.
El joven bailaba muy bien para sorpresa de Elsa quien miraba asombrada, Anna disfrutaba mucho bailando, era de las cosas que sin duda, más le gustaba hacer. Kristoff se defendía e incluso con el paso de los minutos, se dejo llevar por la música.
—¿Me concederíais un baile a mi también?—la reina se había acercado entre el intermedio entre canción y canción.
—Por supuesto—se inclinó mientras le ofrecía su mano.
Ambos bailaron ante la atenta mirada de todos, los niños aplaudían mientras el foco se posaba sobre la pareja. Ambos esbozaban sus sonrisa mientras sostenían sus miradas en el otro, Anna podía apreciar que realmente era amor y se sentía tan feliz que aprovecho el instante de descuido por parte de los camareros para coger bombones de chocolate de unos de los platos.
Entonces un grito irrumpió tan fuerte que cortó de lleno la alegría, se giraron y al mirar en una dirección encontraron a un hombre en el suelo muerto en un charco lleno de sangre. Alguien le había apuñalado y dejado una nota que decía: Elsa, eres la siguiente.
Nadie había visto nada. las personas echaron a correr, Kristoff agarró a Elsa para retirarla del lugar seguido por unos cuatro guardias que también se llevaron a la princesa asustada y con la cara desencajada. Una vez salieron por el pasillo se paro en mitad.
—¿Qué es lo que ha pasado?, ¿quien ha podido hacer algo así?—pregunto asustada y sobándose los brazos. Tenía la piel de gallina.
—¿Puede llevar a la reina a su habitación?, tenga—uno de ellos le cedió una espada.
—Claro, id a ver que todos estén bien. Elsa y Anna vamos a un sitio seguro.
Ellos se marcharon mientras él hacia de líder, por suerte aquel pasillo estaba vacío. Al entrar en la habitación y comprobar que estaba todo en orden, cerraron la puerta con pestillo. Ellas se taparon con las sábanas en busca de ese calor mientras temblaban de miedo.
—Kristoff ven aquí—ella le dio un gran abrazo mientras Anna los rodeaba con la enorme manta.
—Todo va a estar bien, esperaremos a que pase el tiempo y a ver que dicen los soldados.
Mientras tanto, en el comedor la cosa se había calmado un poco, retiraron inmediatamente el cadáver para limpiar el suelo. No había más prueba que un cuchillo, todos los presentes eran culpables pero era imposible determinar quien había sido. Una persona disfrazada como un invitado más observaba todo desde un lugar apartado, quería saber el protocolo de defensa de la reina...y lo tenía, su manera de actuar, cuantos soldados...todo.
Ahora solo quedaba esperar al próximo golpe.
Que se produjese un asesinato en palacio hizo preocupar al conde y a todos, él no dudo en prestar a sus hombres para ayudar y proteger a la reina.
—Muchas gracias por su amabilidad.
—No hay de que alteza, tenemos que cubrirnos las espaldas—dijo con una gran sonrisa.
Sin duda, era un gran amigo de Arendelle, siempre se ha mostrado dispuesto a ayudar.
—Si me perdonáis, iré a comprobar unas cosas.
Lo peor vino horas después cuando encontraron el cuerpo del conde ahorcado de un árbol en uno de los jardines. Elsa miro horrorizada como colgaba, Kristoff tuvo que abrazarla y obligarla a dejar de mirar mientras lloraba. Ese momento debilito mucho a la reina que no quería salir de su habitación, Anna estaba con ella pero tenía el mismo miedo. ¿Cómo iban a parar los asesinatos?.
Kristoff la sostenía con el hombro, él estaba asustado más por ella que por él. Los ojos vacíos de ella le hacían llorar, no quería verla así. Nada funcionaba, ni besos, ni abrazos...solo su compañía. Tendrían que afrontar este problema juntos.
Continuara.
Feliz Navidad y prospero año nuevo!!! Nos vemos en 2020 ^^
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Rompiendo el hielo (Elsa x Kristoff)(Frozen)
Fiksi PenggemarEl reino de Arendelle ha sufrido cambios desde que Elsa fue proclamada como reina. Los tratados de comercio van viento en popa, las relaciones con el resto de reinos se han incrementado y Elsa es feliz con su hermana Anna. Y controla a la perfección...