𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒆𝒏 𝑻𝒐𝒏𝒐𝒔 𝑫𝒐𝒓𝒂𝒅𝒐𝒔|NaruIno|

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La primera interacción entre Ino y Naruto ocurrió cuando eran niños, antes de ir a la Academia.

Ino estaba ayudando a su mamá en la Floristería.
Se encontraba regando una hilera de pequeñas flores rojas, llamadas poenias, cuando a través de uno de los ventanales que da a la calle, pudo observar como un niño caía en media calle.

Ino se acercó más al ventanal, dejando a un lado la pequeña regadera, y vio que en realidad el niño no había caído, sino que había sido empujado por el dueño de la tienda. A ella, ese señor no le agradaba porque era un gruñón malhumorado.

Se enfadó mucho al ver como le tiraba al niño rubio una de las máscaras que vende en su tienda.
¿A caso a ese tipo le gustaría que Ino le tirara las maceteras en la cabeza?

El pequeño niño trató de explicarse, pero ese señor no se lo permitió.
Varias personas únicamente veían el maltrato por parte del adulto hacia el menor sin hacer nada. Ino estaba confundida ante eso.
¿Por qué los adultos permitieron que lo tratará de esa forma tan horrible?
El niño no había hecho nada malo.

"¿Qué miras, pequeña?" Cuestionó una voz grave que reconoció como la de su papá al llegar a la par de ella.

Ino le explicó lo sucedido.

Su papá asintió. "Ya veo. ¿ Qué opinas de eso?" Tomó a su hija en brazos.

Ino sonrió al estar en los brazos de su papá.
"Ese señor fue muy malo con ese niño. Yo creo que, la siguiente vez que venga aquí, deberíamos lanzarle una de las maceteras para que sienta lo mismo que el niño." Dijo seria.

Inoichi trató de no reír ante su respuesta. "Princesa, responder con violencia sólo acarrea más violencia. Se convertiría en un ciclo sin fin." Explicó serio.

Ino hizo un puchero al ver descartada su idea.

"Papi, ¿Por qué las personas no hicieron nada al ver el abuso de ese señor con el niño? Él no hizo nada."
La pequeña niña miró confundida a su padre.

Él se quedó en silencioso varios segundos, pensando cómo responder.
"A veces, el miedo y la ignorancia hacen actuar a las personas de forma irracional."

Ino frunció su pequeño entrecejo aún más confundida. "Pero si es un niño, ¿cómo va a causar miedo?"

Su papá no respondió y sólo atinó a encogerse de hombros.

"La gente es rara" declaró la vocecita de la niña. "Papá..." llamó dudosa.

"¿Si?"

"Puedo... " dudó. "Cuando estoy triste, tú me regalas unas flor para que me sienta mejor...¿Puedo llevarle una flor al niño, para que se sienta mejor?"

Su papá lo pensó y asintió de acuerdo.

"¿Cuál piensas llevarle?" Bajó a la pequeña de sus brazos.