Capitulo 4

12.9K 1.5K 980
                                    

Pov Genya 

El camino hacia el dojo fue tranquilo, de vez en cuando miraba de reojo a Tokito, solo estar cerca de él hacía que mi corazón latiera con locura, él me hacía sentir extraño. Al llegar al dojo vimos a Mitsuri Kanroji, una hermosa alfa, se encontraba enseñando o mejor dicho torturando a los nuevos alumnos del dojo. 

Quería pasar desapercibido de ella, no quería una lección de entrenamiento dolorosa, pero para mí desgracia me vio.

—Genya —no pude escapar de sus fuertes brazos.

—Maestra Kanroji —trataba de quitármela de encima—, no me deja respirar. 

De reojo pude ver la cara indiferente de Tokito, sus ojos me congelaban.

—Mitsuri, deja a Genya por favor —la voz de mi maestro resonó. 

Los brazos de Kanroji se aflojaron, vi directo a la puerta, en él se encontraba mi maestro. Un hombre enorme, con músculos que imponían terror, en su rostro con una enorme cicatriz que cursaba su frente, intimidaba, ese gran hombre era Himejima Gyomei.

—Maestro —salude.

—Genya, veo que has venido acompañado —miró de arriba abajo a Tokito—, dime muchacho quieres inscribirte al dojo. 

Vi a Tokito estremecerse ante las palabras de mi maestro, pensándolo bien sería una buena idea si se inscribe en el dojo, eso solo podría significar que podría verlo por más tiempo.

—No lo creo, si no lo ha notado soy un omega —su voz es suave—, los omegas no servimos para eso.

Himejima vio a Tokito, puso su gran mano en su pequeño hombro.

—No existe ninguna ley que dicte que un omega no puede hacer las mismas cosas que un alfa o beta —como siempre, mi maestro sabe que decir en momentos de tensión.

—Lo que dice Himejima es cierto —la voz provenía detrás nuestro, al voltear vimos al único maestro omega del dojo—, si quieres practicar kendo, tu segundo género no es un impedimento.

—Kyaaa, Obanai es tan cool cuando habla así —la maestra Mitsuri comienza a parlotear de lo cool que es el maestro Iguro.

Iguro se sonrojo hasta más no poder, aunque su rostro está cubierto por una pañoleta, se le ve el sonrojo gracias a sus orejas. 

—¡Un omega como maestro! Si se lo digo a Yuichiro no me creerá —murmuró para sí mismo  pero como me encontraba cerca logré oírlo.

—Dime joven, ¿cómo te llamas? —La mirada de todos los maestros se centra en Tokito.

—Soy Tokito Muichiro y Shinazugawa es mi senpai —su voz suena monótona.

—No creí ver nunca aún Kohai de Genya —hablo Mitsuri atónita—, eres muy lindo…Acaso será que Muichiro es un pequeño pretendiente de Genya, oh puede ser una historia de amor tan linda, Genya el alfa que parece malo y que intimida a todo el mundo pero que en realidad es un chico sensible, Muichiro un chico muy lindo, que parece una muñeca de porcelana, piensa que los omegas son seres inferiores, kya una historia de amor cliché pero linda.

Podía escuchar los vergonzosos murmullos de Mitsuri, podía sentir como mi cara se ponía toda roja. Ella siempre ha sido así, una enamorada empedernida, en su cabeza pasaban miles de posibilidades de una posible pareja. Traté de alejar a Muichiro de ella, pero paré en seco cuando hablé sobre que daba miedo.

—No doy miedo maestra Mitsuri —le digo rendido, a lo que ella comenzó un diálogo interno, entre murmullos, de lo aterrador y lindo que podía ser.

—Déjalo pasar, Genya. —Iguro se masajeaba la cabeza, él ya estaba acostumbrado a lo espontáneo e interactivo.

—Genya —Siento las manos de Tokito en el dobladillo de mi camisa—, Himejima es un buen alfa.

Oh, ya veo, Muichirio pensaba que Himejima era un buen alfa. Y tiene razón mi maestro representa todo lo de un buen alfa, mejor dicho él representa ser un buen ser humano.

—Himejima, es un buen ser humano —le sonríe—, pero él es un beta.

La cara de Tokito se transformó, siendo un chico inexpresivo, verlo sorprendido me dio ternura.

—¡¿No es un alfa?! —voltea a ver a Himejima y luego vuelve a verme—, pero lo parece.

—Si —me acerco hasta su oreja para poder susurrarle—, pero él es mejor que cualquier alfa, digamos que es un súper humano y las leyes de un buen alfa no se aplican en él. Himejima es un hombre del cual querrás siempre estar a su lado.

Después de decirle lo que pienso de Himejima a Muichiro,  comienzo mi entrenamiento con la espada de madera. 


Mentiría si dijera que me encontraba concentrado en el entrenamiento, cada minuto mi mirada dejaba de seguir los movimientos de Himejima, para ver como Muichiro habla animadamente con Mitsuri, mientras en la otra esquina los veía Iguro.

Mentiría si dijera que por verlo no había recibido golpes en la cabeza. 

Me hacía ilusión pensar que Muichiro entrenará en el dojo, podría hasta decir que me imagina a él junto a mi caminando después de clases al dojo.

Cuando terminó el entrenamiento, me cambié de ropa rápido, al salir del dojo, tanto Muichiro como yo nos despedimos de los maestros.

Íbamos a ir a mi casa para Muichiro conozca a Sanemi y después de eso lo acompañaría hasta la parada para vaya a su casa. 

Estaba nervioso, el chico que me hacía sentir extraño conocería a mi hermano, sentía como si mi novio iría a mi casa para formalizar la relación. Me reí de mí mismo por pensar cosas tontas, es imposible que Muichiro y yo tengamos ese tipo de relación, es un milagro que me hable.

Al llegar a casa escuchamos ruido en la cocina, no pasó mucho tiempo cuando de ella salió mi hermano, con un pedazo de mortadela de la boca.

Good AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora