ラブポーション

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Poción de amor

Un frasco de cristal alberga en su interior un líquido rosa suave como el rubor en sus mejillas con un efecto tan fuerte como sus sentimientos hacia ese chico que le robó el corazón

«Nadie te hará daño porque yo te protegeré» las palabras que salieron desde lo más profundo del pecho de Taiju, así de precisa fue su puntería cuando fijó el objetivo teniendo como blanco mente y corazón del pequeño Senkuu.

«Toma mi mano y todo estará bien» así de despiadado fue el disparo que puso fin al raciocinio del chico más lógico que había existido.

Su cerebro pensaba en paralelo mientras una parte de él se ocupaba de la escuela, la otra imaginaba un futuro a su lado, algo lindo y modesto el deseo que se adueñaba de su ser: una casa, un auto, una mascota y un bebé. Mañanas a su lado, tardes de té, noches de mimos y caricias también, todo junto a él sonaba como una buena idea; todo. Todo.

Poción de amor

Eso es imposible, no existe ni en manos de la ciencia. Un debate silencioso entre su corazón y su mente le carcomía por dentro mientras su mirada escarlata brillante se posa sobre su amor y en sus manos, el frasco para atraparlo como a una polilla que llamó su atención. Fue fácil tomar su mano y alejarlo de todos los demás, a las polillas les gusta la luz y él es la luz más bonita de todas; la etiqueta con el nombre quedó en alguna parte y trozos de papel pegados en la botella única evidencia de lo que había en su interior, el recipiente cae a alguna parte totalmente vacío.

La polilla es maravillada por la luz y ella no duda en llevarle más lejos dentro de la oscuridad, la carencia de sentido y la ausencia de luz juegan con el cuerpo ansioso del castaño y éste no puede controlar sus manos que comienzan a pasearse por la piel de su mejor amigo, la suave y apetecible piel de Senkuu. Las imágenes frente a él son confusas, a veces lúcidas y a veces apagadas, no puede controlar el calor en su interior por lo que decide despojarse de su ropa y también arrancar la del menor, su mejor amigo jamás había lucido tan bien como ahora, la bata le queda increíble pero en completa desnudes se ve mejor.

No puede evitar abarcar lo máximo posible del cuerpo ajeno, tampoco puede evitar llenarle el cuerpo de besos y roces más allá de la amistad aunque esa línea hace unos cuantos toqueteos que fue cruzada.

Besos.

Caricias.

Palabras dulces.

En algún momento la ropa desapareció de sus cuerpos, la polilla podía posarse sobre la luz y satisfacerse con su más cálido brillo, sus manos se aferraban a sus caderas dejando tintados de rojizo sus dedos sobre la blanquecina piel, el placer acrecentaba junto al volumen de los más eróticos jadeos del menor y la rudeza de sus estocadas; el chasquido de sus besos eran el eco perfecto que les hacía falta en su recital pasional.

Te amo.

La razón hizo acto de presencia con esas palabras y la liberación de su semilla dentro de su mejor amigo, la polilla somnolienta bate sus alas levantando el polvo y ahuyentando el sueño, el tiempo parece congelarse en escenas difusas con la dulce culpa apropiándose de su razón.

Después de eso transcurre un tiempo en el que la polilla mira desde lejos otras luces sin sentir nada en realidad, se ha vuelto adicta a esa travesura pasional de su chico. A la lejanía mira su luz acercarse tan sonriente y sonrojado que su corazón le grita amarle hasta el fin de los tiempos mientras su mente se adormece pensando en como lo harán ahora. Su luz se posa frente más brillante que nunca, un sobre sellado en sus delicadas manos; el castaño no tarda en tomar el papel para poder ver que hay en su interior, el caoba de sus iris resplandece y sus pupilas se expanden a la vez un cúmulo de cálidos sentimientos afloran en su pecho.

Senkuu.

¿Si, futuro papá?

Las manos del mayor se posan suavemente sobre su vientre con tanto cariño, se arrodilla y abraza su cintura poniendo su oreja donde supone crece su hijo, la polilla cayó en el encanto no de una luz, sino de una flama.

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