Capitulo 3: Primer día.

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Esa mañana me levanté demasiado temprano para lo que estaba acostumbrada, siempre me despertaba como a las dos de la tarde, las siete de la mañana era demasiado. Pero igual lo hice, me levanté y me puse el uniforme, las ojeras estaban ahí como siempre, pero esta mañana traté de taparlas, cuando mi cara estuvo decente me arreglé un poco el pelo para que parezca peinado, una horquilla nada más sostenía un pedacito de pelo hacia arriba.

Salí directo a la cafetería para poder comer algo. Hoy, como todas las mañanas, había café con leche y tostadas con mermelada. Me senté en una mesa chiquita y comí todo para poder despertarme un poco y no dormirme en la primera clase que tenga.

Después de un ratito sentada sola una chica con lentes algo raros violeta oscuro y pelo por los hombros, rubio. Dejó su mochila en piso y sacó una carpeta con un montón de frases pegadas en la tapa. Se dio vuelta y me miró con una sonrisa. Su desayuno estaba intacto.

-Soy Giselle, escuché que eras nueva – dijo sacándose los lentes.

-Sí, parece que todos me conocen por… - no me dejó terminar.

-A mí también me viven diciendo cosas, por tener un novio de veinticinco años. Yo pienso, ¿Qué les importa? Es mi vida y listo – negó con la cabeza riendo. Y comió una tostada.

-No tengo derecho a decirte nada – me reí amarga. Ella rió. Iba a preguntarle a que año iba aunque parecía que iba a quinto, cuando el típico grupo de chicas que hay en todos los colegios apareció. Por suerte sólo eran dos, pero apostaba que valían por diez personas. Rubias, claramente teñidas, maquillaje por demás a esta hora de la mañana y ellas en vez de zapatillas o ballerinas como algunas llevaban, tenían zapato taco aguja. Ridículas.

-Allá van mamá polla y su pollita- dice Giselle señalándolas – Priscila en el medio, Chloé a la izquierda.

-Se me va a hacer tarde, ¿nos podemos ver después? Si queres… - pregunté levantándome y agarrando mi mochila.

-Si, hace bastante no tengo una amiga – respondió con una especie de sonrisa.

***

Cuando terminé caminé rápido hasta la que sería mi aula por el resto del año, la primera materia del día era Historia, eso podía soportarlo.  Me senté en una mesa por el medio de la clase, cuando la profesora entró me hizo presentarme a toda la clase.

-Soy Olivia – me presenté a todos mis compañeros.

El resto de la mañana pasó normal, excepto por el raro profesor de Química, un viejo con los pelos despeinados, anteojos grandes y ropa que le quedaba grande por algunos lados de su cuerpo y chica por otros. Pero dentro de todo fue uno de los días más normales-anormales de mi vida, normales porque es lo que una chica de mi edad haría cualquier día de su vida. Y anormal porque esto es algo que yo nunca había hecho en mi vida. Pero igual estaba contenta de poder hacer esto como todas las chicas normales.

***

Después de almorzar con Giselle, donde ella me contó todos los detalles sucios del colegio, desde alumnos hasta profesores y los directivos. No pude parar de reírme, ella era graciosa y hacía bastante que no me reía con una amiga, solo tenía a Jari. Y a ella también le hacía falta. Giselle tenía que estudiar para algunos exámenes que tenía esta semana asique después de comer salí a caminar por los parques del colegio. Eran enormes, llenos de árboles y flores. Sí alguien los viera de afuera no parecían de un colegio, era una especie de paraíso, es como si cuando mirabas, trasmitía paz. De repente una bicicleta me pasó por al lado sin ningún cuidado. Ian.

DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora