Ese día no tenía idea como me había levantado, sentía que la cabeza me iba a explotar y en cualquier momento iba a vomitar, era una bomba de tiempo. Para sumarle cosas a mi estado, eran las nueve de la mañana. De solo pensarlo me mareaba más, me cambié aunque no sabía bien si me había puesto las prendas en el lugar correcto del cuerpo.
Y traté de salir, pero me quede dormida de nuevo, así hasta la tercera vez que salí y eran las cuatro de la tarde.