Capitulo 13: Día de furia

19 1 0
                                    

-Jari, escuchame -ella miraba para otro lado - mírame, por favor. Vamos a salir de esta junta, te prometo, pero necesito que me digas algo.

-No sé bien que decirte, no se que siento, no sé qué me pasa. Esta vez es peor, no puedo parar de sentirme vacía - ella lloraba, hacía muchos años que no la veía llorar. Estaban llorando por todas las veces que no pudo llorar en estos años.

-Ya pasamos por esto, y vamos a pasarlo de nuevo. Yo extraño tanto a Ani como vos, aunque sé que nunca voy a sentir los que sentiste y lo que vas a sentir siempre. Pero te necesito acá conmigo.

-Voy a tratar te prometo.

-Y sí sentís que no podes más, me llamas aunque este en el medio de la clase.

-Está bien, voy a tratar que no. Gracias hermana, te amo.

Nos abrazamos un rato, ella no paraba de llorar, yo tampoco, pero tenía que estar fuerte para ella. Podía sentir su respiración fuerte en mi hombro, y hasta creí que podía sentir su dolor. Ojalá me pudiera pasar un poquito a mí y sintiera menos. Se quedó dormida en mi hombro. La acosté despacio, y después me acosté yo.

Fue lo peor que pude hacer, la cabeza e daba mil vueltas, no paraba de pensar, Ana, Jari, Ian. Hablando de él, no lo había visto desde el día que nos peleamos, y no quería verlo. Pero necesitaba hablar con él, verlo aunque sea. No quería rebajarme a eso, pero era tan difícil escuchar a mi cabeza y también pensar en lo que sentía, como me sentía con el cerca mío, con el conmigo. Era difícil combinar las dos cosas, porque no sabía a cual tenía que hacerle caso.

***

Cuando me desperté me di cuenta que había dormido sólo dos horas, igual me levanté, me cambie y salí bastante malhumorada de la habitación. Tanto que me olvide la mochila y tuve que volver, cuando la tuve fui directo a desayunar. Camine rápido hasta que alguien que estaba segura quién era, me metió en un cuarto casi sin luz.

-¿Que haces? No estoy en mi mejor día.

-No vayamos hoy - sus manos estaban en mi cintura acariciando la piel por debajo de la camisa. Ian me iba a volver loca.

-No, te dije que no quería más esto. Déjame - dije y salí directo al comedor.

No, no él no podía hacer esto, lastimarme y volver conmigo como sí nada, como si yo fuera nada. No era justa, no me lo merecía. No podía irse y volver cuando quería, y yo no podía quedarme a esperarlo.

En mi camino rápido me choque con una mesa en la que estaba sentado un chico que nunca había visto. Le pedí disculpas y me senté.

-Perdón, de nuevo, es que no dormí bien.

-Está bien - sonrió y tomo un poco de café - soy Dante.

-Olivia. No te había visto nunca en el colegio - dije tomando un poco de yogurt.

-Es que yo soy parte del equipo de fútbol que fue al torneo.

-¿sos amigo de Ian?

-No, hace bastante no hablo con el - y hablando de él ahí apareció, sonriendo como sí no hubiera pasado nada hace diez minutos.

-¿Todo bien? ¿Ya desayunaron? - pregunto él, agarrando una de mis tostadas. Lo mire mal, de nuevo no podía sólo aparecer y meterse en todo.

-Sí, ya terminamos y ya me estaba yendo - y no pude seguir porque una mano me estaba acariciando la pierna subiendo cada vez más arriba dentro de mi pollera. Y no, definitivamente no podía hacer eso, jugar conmigo e esa manera, el sabía lo que producía y lo que producía en mi sólo con rosarme.

DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora