Capítulo 2

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Ten se estiró en su cama con pereza, puesto que los viernes como aquel no iba a la universidad. Sonrió embobado antes de levantarse y dirigirse al baño de su habitación para tomar una ducha. Por mucho que controlara su cuerpo a la perfección, siempre que se iba a dormir en su forma felina despertaba como humano. Esa transformación también sucedía de manera involuntaria cuando se hacía daño, suponía que porque así soportaba mejor el dolor. Por motivos obvios estaba desnudo así que tan solo tuvo que encender el agua y esperar a que se calentara.

Se relajó instantáneamente al sentir el agua caer sobre sus hombros y su pelo de color azabache. Puso música en los altavoces que tenía en el baño y se puso a cantar a todo pulmón sabiendo que no había nadie en su hogar. Cuando hubo acabado, salió de la ducha y pasó una mano por el empañado espejo contemplándose a sí mismo y observando sus ojos color gris con motas verdes. Soltó un pequeño suspiro y se secó con lentitud con una esponjosa toalla para después aplicarse crema por todo su cuerpo. Se dirigió a su armario y escogió una camiseta blanca básica, unos pantalones negros y un jersei de color beige abierto. Se planteó el si realmente valía la pena vestirse siendo que pasaría la mayor parte del día como gato, pero finalmente se encogió de hombros y se puso ropa interior y después lo demás.

Cuando bajó a la cocina recibió una llamada de su mejor amigo la cual atendió mientras pedía el desayuno.

—¿Qué pasa Winwin?— Preguntó el pelinegro mientras se sentaba en un taburete esperando su comida.

—TenTen, ¿Acaso te has olvidado?— Dijo el otro con su grave voz.

Ten frunció el ceño pensando qué podría habérsele olvidado.

—¿Qué he olvidado?

—¡Habíamos quedado! Ábreme la puerta de una vez.

Ten colgó mientras reía y mandó a Yuta, uno de sus criados, a que le abriera la puerta a su mejor amigo. Cuando empezó a desayunar después de agradecerle a la cocinera escuchó pasos retumbar por los pasillos de su pequeña gran mansión.

—¿Nunca vas a venir a abrirme tú la puerta? ¿Dónde han quedado la amabilidad y hospitalidad del anfitrión de antaño?— Dijo el chino allegado con indignación mientras le daba un pequeño golpe en la nuca por su descaro.

—Winwin, para algo tengo criados, sino mis padres no les pagarían.

El más alto negó con su cabeza antes de robarle algo de comida a Ten.

—¿Quieres hacer algo?

—Serás bruto... Tienes que ayudarme con la metamorfosis, lo hablamos ayer ¿Cómo se te ha olvidado? La prueba de nuestros dones es la semana que viene y aún no logro conseguir nada.

—Es que... ¿Como estás tan seguro de que eres un cambiaformas? Digo... Nunca antes te has transformado y yo desde los doce años puedo.

—Mis padres lo son y el médico dijo que probablemente yo también lo sea.

—"Probablemente" no es una palabra muy concisa que digamos. Venga, vamos a mi habitación y te ayudaré a descubrir cuál es tu don.— Finalizó Ten cuando acabó de comer para después levantarse y dirigirse a paso ligero al lugar indicado.

—Sigo sin entender cómo haces para tener todo tan ordenado a estas horas de la mañana.

—Mientras estábamos hablando abajo había criados ordenando mi cuarto ¿Qué te crees? ¿Que hago magia?— Bromeó Ten indicándole que se sentara en su cama.

Winwin rió mientras hacía lo que le había pedido su amigo antes de que Ten hiciera lo mismo.

—¿Qué tengo que hacer?

King of hearts | KuntenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora