A pesar de lo soleada que estaba aquella agradable tarde, sus pensamientos eran como una eterna nebulosa sumergida en lo más profundo de su propio cosmos. Nublado, confuso y oscuro. Algo surgía dentro, totalmente opuesto a lo positivo. Nada que siquiera la luz del sol podría hacer para apaciguar aquello.Bufó, cerrando los ojos con todas sus fuerzas. Los días cálidos no solían agradarle del todo, pero no era por él que estaba precisamente allí. Podría decirse que "estaba de vacaciones temporales". Pero de acuerdo a su propia opinión al respecto, las vacaciones tan solo eran una forma más de perder el tiempo. Aunque él mismo se lo propusiera, ni en estas situaciones podría estar tranquilo.
Necesitaba hacer algo pronto. Sentirse útil para llenar el vacío de su propia existencia. Esa era su única inquietud. A pesar de que su rostro no evidenciara ninguna emoción en particular, su instinto natural se lo pedía a gritos.
El chico no se dio cuenta cuando los puños se le crisparon rápidamente; y en ese mismo instante, liberó un fuerte golpe directo al tronco del árbol en el cual su espalda reposaba desde hace un buen rato. El intenso dolor en sus nudillos no fue lo que provocó su regreso a la realidad. Sus ojos se abrieron de par en par, percatándose de los familiares ladridos que se hicieron más lejanos de lo normal.
Su vista recayó en sus manos, delgadas y enrojecidas. La cuerda que sujetaba en su mano izquierda estaba rota. Suspiró con cansancio.
— ¡Ruby! —se puso de pie instantáneamente, notando que su pequeña mascota había logrado escaparse de él. Ruby corría inquietamente por todos los rincones del parque mientras ladraba, distanciándose de su joven dueño. Para ser una pequeña cachorra, era totalmente ágil para correr. Pero eso no fue lo preocupante.
Ruby jamás había intentado escaparse. No solía ser un comportamiento habitual en ella; en un perro que, solo había sido entrenado especialmente para acatar ciertas órdenes.
Antes de dar siquiera un paso para ir tras ella, de forma instintiva el joven adaptó una postura precavida, percatándose de una extraña presencia que inundó el ambiente. Se limitó a observar con cautela cada rincón y persona que se le atravesaba a la vista.
Nada. Nada fuera de lo normal.
Pero, ¿...qué era?
Sus movimientos y pasos avanzaron con más velocidad, y por supuesto; sin dejar de ser lo suficientemente discreto para evitar llamar la atención. Antes de que Ruby se atreviera a cruzar otro árbol, finalmente logró atraparla sin tanto esfuerzo.
—Quédate quieta —la inmovilizó, tomándola del chaleco con ambas manos mientras ésta aullaba y se sacudía con inquietud.
¿Qué le pasa...?
Se tomó unos minutos y la observó con perplejidad, examinando el raro comportamiento de su mascota sin descartar la posibilidad de que no lo hacía apropósito. Actuó rápido, y ató un nudo en la cuerda rota mientras intentaba remendar el daño para impedir su escape. La pequeña perrita soltó un gruñido similar a la rabieta de un niño, y jaló la cuerda con más insistencia.
Arrugó el ceño.
— ¡Ruby! ¿Qué es lo que te pasa? —se puso de pie inmediatamente, sin dejar de observar a su mascota con esos ojos penetratantes y calculadores.
Era un hecho. Ruby estaba intentando decirle algo, y debía saber qué.
Finalmente el chico se dejó llevar por el instinto de su mascota, a lo que esta le permitió guiar sus pasos hacia aquello que desconocía, por lo que se mantuvo alerta durante todo el trayecto. Y cuando menos se lo esperaba, una vibración en su auricular interno comenzó a molestarle el oído. El chico sonrió complacido.
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Blanc & Noir: espoir et ruine | YuTae
FanfictionNo hay animal más peligroso que el mismo ser humano. Podría dañarte mientras manipula tu mente, convertirse en la razón de tu desastrozo pasado, ser la causa de tus inseguridades y el por qué de tus actos. La capacidad de cometer algo tan repulsivo...