Memories

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Aún me encuentro dormida, o semi inconsciente, puedo sentir la calidez y suavidad del lugar donde estoy acostada, pero nada más. Todo está en absoluta calma y un silencio algo ensordecedor, sólo siento un leve aroma que llega hasta mí... Amapolas.

Una vez más, pierdo el dominio de mi mente y caigo en un profundo sueño, siendo despertada por la cálida voz de Ian.

-Karolina... ¿Estás bien? - Pregunta preocupado.

-Sí, ¿por qué no lo estaría? - Respondo, también con una pregunta.

-No, por nada, es que llevabas mucho tiempo dormida y no despertabas a pesar de haberte llamado varias veces. - Explica. - Ven - Me tiende una mano y me ayuda a salir del suelo. - ¿Quieres que caminemos un rato? Imagino que estarás hartándote de este oscuro corredor. - Dice sonriendo.

-La verdad, te lo agradecería. - Respondo también con una sonrisa.

Ian comienza a caminar, acercándose a una de las paredes de la esquina y en esta aparece una nueva puerta, la cual abre y me hace una señal con su cabeza para que lo siga, apareciendo luego ambos, frente a una hermosa casa.

-¿Es tuya? - Le pregunto mientras observo cada detalle de esta.

-No. - Me sonríe. - Es de unos amigos.

Comienza a avanzar hasta la puerta y abre esta, diciéndome una vez más con un gesto que lo siga. El interior de la casa es hermoso, perfectamente decorado, la sala es muy espaciosa y a pesar de estar decorada con un toque moderno, mantiene la palabra hogar grabada por todas partes. Continué avanzando hasta llegar a la cocina, la cual es súper cómoda e inspira a hacer unos cuantos postres. Luego llegué a un estudio, al parecer alguien dibujaba y también amaba leer. - Muy parecida a mí esa persona. - Pensé - Hay muchos bocetos, hermosos cuadros aún puestos sobre el caballete y gran cantidad de materiales de dibujos, con una de las paredes cubierta completamente por un inmenso librero, al cual no dudé en acercarme y tomé entre mis manos el primer libro que llamó mi atención.

-"El perfume"... Fue el primer libro que leí completamente ¿sabes? - Le hablé a Ian.  - Es increíble, tus amigos tienen muy buenos gustos, yo hubiera decorado la casa algo parecida.

-¿Algo? - Pregunta enarcando una ceja. - Vamos, ilumíname, ¿dime qué hubieras hecho distinto?

-Umm... - Pienso por unos segundos - Un piano, definitivamente tendría un piano... y un jardín, me encantan las flores. También tendría mascotas, uno o dos perros y un gato, y fotos, muchas fotos mías, de mi pareja, familia y amigos en general. - Una sonrisa se dibuja en los labios de Ian y no puedo evitar preguntar. - ¿Qué? ¿Por qué sonríes así?... No me digas...

-Aquí vivía una pareja ¿sabes? Este es el estudio de ella, realmente ama dibujar y leer, también le gusta mucho escribir y hasta cantar, tanto así, que muchas veces él componía canciones que le pedía a ella que cantara. Pocas veces he visto personas que se amen tanto sin compartir de por medio algún lazo sanguíneo, amores así de profundos, a veces pueden trascender tiempos y espacios que muchos creerían imposibles... - Su mirada se pierde en un punto fijo, como si estuviera pensando en algo demasiado importante, hasta que de pronto reacciona. - Vamos al piso de arriba ¿quieres?. - Ambos salimos del estudio y en las paredes del corredor noto marcas de cuadros que estuvieron ahí, como si en la casa no hubiera ni una sola fotografía debido a que las eliminaron todas.

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