Between the silk

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-Joseph... ¿Estás ahí?

Me encuentro en lo que supongo es una habitación, la verdad es que no puedo ver nada ya que está completamente a oscuras, apoyo mis manos en una de las paredes y comienzo a rozar intentando encontrar un interruptor, mas no hallando nada. Resignada, avanzo hacia el centro de la habitación y choco de bruces con lo que parece ser una cama, así que antes de continuar caminando a ciegas por toda la habitación, decido sentarme en esta y esperar alguna señal de vida... Al parecer ya no me asusta lo oscuro ni la soledad, y me pregunto cuándo y cómo fue que cambié tanto.

-¿Karolina? - Escucho salir mi nombre de sus labios y suena como una caricia, como un arrullo.

-Joseph, yo...

Me vi interrumpida por él cuando descaradamente se abalanzó sobre mí, haciéndome quedar acostada en la cama con él completamente encima de mi cuerpo. Mi respiración falló y se volvió errática, mi corazón se aceleró y mi mente trabajaba al 100% imaginando todo lo que él podría ser capaz de hacer, pero para mi sorpresa, mis oscuros deseos se vieron frustrados al sentir una de sus manos sobre mi cuello, se mantenía presionando este pero no al punto de dejarme sin aire, más bien se aseguraba de tenerme atrapada, aunque sí me sorprendió.

-¿Qué hiciste con él? - Pregunta enojado, yo me encuentro algo confundida y sin saber a qué se refiere. ¿Qué se supone que hice? ¿Por qué me pregunta eso?

-¿De qué estás hablando? - Pregunto.

-Sabes bien de qué estoy hablando Karolina... ¡¿Qué fue lo que hiciste con Ian?! - A pesar de no poder ver su rostro estaba más que segura de que se encontraba enojado, no pude evitar temer por su actitud y comencé a forcejear intentando soltarme de su agarre. - Es en vano que intentes escapar, ¿o acaso esperas que venga ese imbécil a ayudarte?

-¡Yo no tengo nada que ver con él joder! - Le digo enojada. - Suéltame.

-No lo pienso hacer hasta que me digas la verdad. - Vuelve a hablar y su voz suena áspera, gruesa y amenazante.

-¡Ya te dije que no tengo nada que ver con él, así que no me jodas más con eso! - Hago una breve pausa para calmarme, realmente me está hartando. - Eres un imbécil ¿sabes? Realmente no tengo idea de qué fue lo que vi en ti. - Le digo ya cansada de toda esta porquería.

-¿Que no tienes idea dices? - Siento sus labios rozar los míos - ¿Entonces debería recordártelo Karolina? - Una de sus manos comienza a deslizarse por mi muslo derecho haciéndome estremecer.

-¿Qué estás haciendo? Suelt... - Fui interrumpida por sus labios, los cuales se adueñaron de los míos y me hicieron enloquecer, su lengua delineó mi belfo inferior y luego de ser tan delicado, enojado mordió este sin compasión, logrando que un sonoro gemido de dolor se me escapara. - Él te besó ¿verdad? - Pregunta de pronto alejándose de mi boca.

-¿Qué? - Digo confundida.

-Dejaste que te besara. - Habla totalmente convencido.

-Yo no... - Intenté alzarme y una vez más su mano presionó mi cuello manteniéndome contra la cama e impidiéndome continuar lo que decía, pero a pesar de tenerlo así, casi impidiéndome respirar, no tenía miedo, continuaba sintiéndome segura, sí me asusté, pero no le temí.

-¿Por qué permitiste que te besara? - Se oía enojado.

Continuó presionando mi cuello y sentí una lágrima escapar de mis ojos, comenzaba a dificultarse mi respiración, y sí, temí por primera vez de la persona que tanto amaba, pero aún así no luché por liberarme de él... Si voy a morir ¿qué mejor que junto a ti? ¿Qué mejor que por ti? - Pensé, alzando mi mano derecha hasta su rostro y acariciando suavemente este.

-¿Por qué lo hiciste? - Susurra. Al fin libera mi cuello y vuelvo a respirar, mas no me muevo del lugar, sólo me dedico a sentir el aire llenar mis pulmones. Lleva una mano hasta mi rostro y acaricia este suavemente hasta sentir su nariz rozar la mía y nuestras respiraciones chocando. - ¿Por qué lo hiciste? - Vuelve a preguntar.

-Nunca dejaría que nadie que no fueras tú me besara. - Respondo, y en esa simple frase le entregué mi corazón. Es verdad, sólo él tiene permitido besar mis labios.

-No mientas. - Vuelve a sonar enojado.

-No miento. - Respondo segura. - Sólo besó mi frente, nada más. - Explico.

-¿Por qué?

-No lo sé, sólo lo hizo.

-¿Sólo lo hizo?... Karolina, él no hace nada sin antes meditarlo. ¿Acaso sabes lo que significa ese estúpido beso?

-Si me hubieras explicado lo que está sucediendo, entonces nunca hubiese permitido que me besara. - Cierro mis ojos unos segundos y al abrirlos la habitación se encuentra levemente iluminada, permitiéndome apreciar su intensa mirada sobre mi. La mano que mantiene sobre mi rostro comienza a descender hasta mi cuello y comenzó a acariciar este lenta y suavemente.

-Lo siento... - Susurra - No quería hacert...

-No sigas. - Lo interrumpo. - No digas nada si no me explicarás qué está sucediendo.

-No puedo hacerlo. - Responde.

-Entonces es hora de despedirse. - Le digo y en segundos puedo ver como su expresión se transforma a una de puro dolor, al punto de sus ojos cristalizarse.

-Eso nunca... Tú me lo prometiste, me prometiste que...

-Yo no recuerdo haber prometido nada. - Lo interrumpo.

Joseph comienza a alejarse de mí y puedo ver su mirada completamente rota, parece no poder creer lo que acabé de decir, y a pesar de que me duele verlo así, sé que debo encontrar una forma de saber la verdad, aunque eso signifique hacernos daño.

-Cuando recuerdes todo lamentarás no haberme dicho lo que ahora tanto necesito escuchar. - Es lo último que lo escucho decir antes de salir por la puerta.

Yo en cambio no me marcho, sólo me mantengo ahí acostada, pensando en las cosas que recuerdo, e intentando recordar lo que evidentemente he olvidado. Mientras me mantengo sobre la cama cierro por unos segundos mis ojos y me concentro en el exquisito olor presente en la habitación. ¿Perfume a base de cítricos? No, es solo de limón y... ¿madera?... ¿Por qué creo conocer ese perfume? Evidentemente es de hombre, y yo sólo uso perfumes florales. ¿Será de Joseph?... Joseph... ¿Qué se supone que está sucediendo? Abro mis ojos y me dispongo a marcharme de la habitación pero antes de hacerlo, le doy una última mirada a esta, encontrándome con una pequeña fotografía junto a la cama en la que aparecemos Joseph y yo, rápidamente me acerco a esta y al tomarla entre mis manos comienza a desaparecer.


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-¿Por qué allá dentro había una fotografía en la que aparecía junto a Joseph? - Le pregunto a Ian apenas me encuentro una vez más en el corredor de seis puertas.

-Yo no soy quien debe responder a esa pregunta. - Dice.

-¡Maldita sea! ¡¿Alguien me puede decir qué demonios está sucediendo?! ¡Estoy cansada de esta mierda, joder!... - Varias lágrimas comienzan a correr por mis mejillas mientras me siento en el frío suelo. - ¿Por qué siento que necesito estar junto a él? ¿Por qué lo extraño tanto?... Esto me está volviendo loca... Necesito saber la verdad Ian, lo necesito.

-Entonces entra en la siguiente.

-No lo pienso hacer. - Respondo, renuente a volverlo a ver si no me piensa decir la verdad.

-Puede que luego te arrepientas si no entras. - Dice mientras bajo la mirada, y al alzar el rostro él ya no está, se marchó, dejándome completamente sola en ese corredor que con cada minuto se hace más familiar. Pasan segundos, minutos y horas, pero nada sucede, sólo estoy yo siendo acompañada por la oscuridad, por mi fiel amiga soledad, y por esas puertas que me incitan a entrar... Sólo quedan dos, ¿qué sucederá al final? - Me pregunto - Creo que sólo podré averiguarlo si entro.

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