Siendo una tarde de primavera un pequeño niño de siete años, llamado Kim JongDae pasea con su pelota en mano, sus amigos están enfermos para jugar con él. Lleva su rostro un tanto apagado, tenía toda la intención de jugar con sus amiguitos. Va de regreso a casa y eso significa acompañar a su madre al supermercado. Botando su pelota y no midiendo su fuerza, la pelota se fue hasta una casa que tiene un hermoso jardín, algunos árboles y flores. Espera que los que habitan esa casa no se molesten con él por entrar sin permiso.
JongDae va por su pelota que está en medio del jardín esperando por él. La casa tiene un buen aspecto, es un tanto grande, está en buen estado y se puede ver hacia el interior ya que una parte solo eran puertas corredizas de vidrio. Lo que esas puertas dejan ver es a una biblioteca con pocos estantes vacíos. Hay dos niños leyendo, son libros de colores muy llamativos, tienen demasiados dibujos insertos en ellos. El niño más grande lo mira, deja de leer.
Es un niño gordito y con unas mejillas rechonchas, pero eso sí, tiene los ojitos más curiosos que ha visto. JongDae toma su pelota y al verlo amigable se la enseña. Quiere jugar con él. Se acerca a la puerta para invitar a los dos niños. La niña parece concentrada en su lectura, pero realmente se quedó dormida.
—¿Quieres jugar conmigo? —JongDae le muestra la pelota. Es un gesto demasiado amigable.
El niño de rechonchas mejillas niega, pero le habla. No quiere que se lleve una mala impresión de él.
—No puedo salir —contesta con una sonrisa triste.
—¿Por qué? —JongDae lo ve muy bien, pero a lo mejor sus papis no lo dejan.
—Estoy enfermo —dice.
JongDae no parece verlo con gripe o con tos, como él a veces se pone cuando se enferma. No parece verse cansado ni con una caja de paños a su lado.
—Aunque quisiera jugar no puedo —el tono es triste.
JongDae también se pone triste. Nadie quiere jugar con él, le parece que el niño le da una excusa para no salir y no jugar.
—No puedo salir de casa —insiste para que el niño que tiene enfrente no piense mal de él.
JongDae todavía lo piensa un poco. Chasquea los dedos.
—Podemos jugar otra cosa —eso alegra a los dos niños —. Así no saldrás pero nos divertiremos.
Mientras la niña duerme, el niño de mejillas tiernas se esconde detrás de los muebles y JongDae tiene que adivinar en donde se esconde. Han comenzado con una amistad. JongDae se cubre los ojos en lo que Min se esconde, MinSeok se ríe, se ha escondido detrás de un sofá, pero se le ven sus piecitos. JongDae también se ríe, su nuevo amiguito es un poco torpe para esconderse. JongDae se da cuenta que ha pasado mucho tiempo fuera de casa y su madre debe estar preocupada.
—Me tengo que ir, pero nos vemos mañana... —se dieron cuenta que nunca se preguntaron sus nombres.
—Me llamo MinSeok —MinSeok parece contento.
—¡Yo me llamo JongDae! —dice con orgullo.
—Nos vemos mañana JongDae —se despide con su manita.
Finalmente, JongDae se va corriendo como un rayo. Lo menos que quiere es que su madre lo regañe.
En la cena, MinSeok está hablando con su madre, ella es madre soltera, su marido la abandonó cuando se enamoró de otra mujer. Se hace cargo de sus hijos. Hace lo necesario para darles un buen techo, una buena alimentación y educación. Hace un doble esfuerzo para estar al pendiente de sus hijos. Sobre todo cuando sus dos hijos están enfermos.
—Que bueno que ya tengas un amiguito —dice ella en un tono dulce —. ¿Saliste?
—No mami, sé que no puedo salir por mi condición —siente las caricias de su madre en su cabello castaño.
Sus hijos tienen una rara enfermedad y es imposible que se salgan a la calle u otros lugares sin una preparación especializada. Por esa razón, sus hijos tienen maestros particulares que van a casa y les enseñan lo que deben aprender. MinSeok y MingSoo no saben de amistades ni de juegos entre compañeros de clase. Solo saben de libros, libros que los transportan a otros lugares sin salir de casa.
—MingSoo ¿también jugaste? —la niña niega.
—Me quedé dormida —habla un tanto enojada porque ella también quería jugar.
—Me encantaría conocer a ese niño, se escucha muy encantador —la mujer mayor corta unas papas para hacer la comida del siguiente día. No tiene mucho tiempo para cocinar.
—Dijo que mañana vendría —MinSeok recuerda las palabras de JongDae.
—Mañana lo conoceré y podrán jugar dentro de casa —los niños celebran.
Al fin tendrían un amigo. Esperaban por medio de JongDae conocer un poco el mundo exterior. El que su madre les cuenta ya se lo saben. Su madre solo les cuenta su rutina, pero ellos son niños, y no entienden las cosas de adultos. No quieren saber de semáforos en rojo, el tráfico y del trabajo. Quieren saber qué hacían los niños como ellos.
Hola, hola ¿como están?
Espero que muy bien!
Ha pasado mucho tiempo, ¿no creen?
¿Qué pensaban?Regresé con una historia, que no sé si será una historia larga, corta o mediana.
¿Qué les pareció este capítulo?
¿les gustó?
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Débil || ChenMin
RomanceMinSeok tiene una rara enfermedad que le imposibilita conocer lo que es la verdadera vida. Está siempre rodeado de medicamentos. JongDae, su mejor amigo ha estado allí para enseñarle un poco de la vida que su enfermedad le niega. Incluso para enseñ...