Primer mocoso

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Plagg estaba ayudando a su portador quien estaba teniendo problemas existenciales.

En realidad solo estaba comiendo queso mientras fingía que lo escuchaba, diciendole un "Ajam" cada vez que el decía una frase, no teniendo ni la más minima idea de lo que el chico estaba hablando.

Solo tenía la ligera impresión de que el chico estaba haciendo cálculos.

-Talvez si no compro tanto queso, pueda comprarme la isla descierta.

Plagg estaba por contestar lo mismo que las anteriores 31 veces, hasta que reaccionó en lo que su portador decía.

-Ajam... Espera ¿Qué? No. Si quieres dinero trabaja ¡Pero a mis quesos no los tocas!

No tenía idea del por qué Adrien quería una isla desierta, pero si eso implicaba comer menos queso, Plagg no lo aceptaba.

Ante la negación de Plagg, el rubio suspiró pensativo.

-¿Y en qué podría trabajar?

Después de graduarse de TODAS las clases a las que su papá lo había inscrito, tenía suficiente tiempo libre como para intentar ganar dinero.

-No lo sé, pasea perros o cuida niños. Pero dejar de comprar queso sería la peor decisión de tu vida.

Le dijo cansado listo para ir a degustar otro queso, siendo en esa respuesta, en donde Adrien encontró su solución a sus problemas de bienes y raíces.

Iba a cuidar niños.
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-¿Y cuando puedo empezar?

Preguntó el rubio mientras su jefe le entregaba su contrato.

-Hoy mismo tenemos a una mamá que quiere que su hijo sea cuidado.

Le contestó el hombre mientras le entregaba la dirección de la casa.

Él encantado por comenzar, se dirigió a dicha dirección. La señora lo recibió, le dejó una lista de especificaciones importantes y se fué a su gran compromiso.

Adrien buscó con la mirada al niño.

Repasó la sala pero no lo encontró, giró su cabeza y miró a los alrededores, pero el niño no estaba.

Regresó su mirada al frente y se asustó un poco al ver al niño aparecer delante de él mágicamente.

Eso le recordaba cuando aveces aparecía mágicamente detrás de la puertilla del casillero de Marinette para sorprenderla.

El niño observó a Adrien y sonrió macabramente.

Se acercó a él y el ojiverde le habló.

-¿Quieres jugar Dominoes?

Preguntó Adrien sonriente mientras el niño sacaba una cuerda de quien sabe donde.

Ese niño seguro iba a ser un gran mago cuando creciera.
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Marinette estaba tranquila en su habitación disfrutando de la tranquilidad de estar sola.

Cuando había una tarde con potencial de no hacer nada, se tenía que disfrutar al máximo.

Un mensaje de auxilio le llegó a su celular, interrumpiendo así su relajación.

Era un mensaje de Adrien diciendo "S.O.S" y la dirección en tiempo real del chico.

Ella sin pensarlo, salió corriendo en esa dirección y al llegar tocó la puerta.

Lamentándose el haberlo hecho esperar, se puso en posición de batalla y esperó a que el monstruo que seguro estaba torturando a su novio, le abriera.

La puerta se abrió dejando ver a un niño pequeño tras de ella.

Lucia angelical, sin una pizca de maldad en su cuerpo.

-¿Esta Adrien?- preguntó la chica con voz suave a lo que el niño asintió.

-¡Si! Estamos jugando al secuestrado- dijo el niño con una sonrisa que daba ternura.

Marinette se conmovió ante el entusiasmo del niño, pero al darse cuenta de lo que dijo, entró con rapidez y visualizó a su novio amarrado en lo alto de una pared.

¡¿Cómo rayos había pasado eso?!

Y así fue el primero de muchos niños que le tocó cuidar a Adrien.

Continuara....

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