Pleasure Control

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N1: En un momento más subiré el epílogo, y último capítulo, ya luego comenzaré con nueva historia aunque estas estarán más larguitas.

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Lisa daba vueltas por el laboratorio, nerviosa, alisando con las manos la falda negra hasta la rodilla que llevaba puesta. Jennie y ella habían presentado los resultados de la investigación ante el consejo hacía tan sólo unas horas y estaban ansiosas por conocer el veredicto. Saber que estaban tres plantas más abajo, en la sala de conferencias, discutiendo si les otorgaban una subvención o no la ponía increíblemente nerviosa.

Se quitó el clip de plástico que le sujetaba el pelo y sacudió la cabeza hasta que su cabello rubio cayó por su espalda como en una cascada. Luego miró a Jennie. Estaba sentada en su taburete, muy relajada, hojeando una revista. Estaba guapísima con aquella falda a medio muslo azul marino. Levantó la mirada de la revista hacia ella y Lisa se supo llena de amor por Jennie.

Hacía menos de una semana las dos eran compañeras de laboratorio y poco más. Y ahora, en menos de seis meses, se encontrarían ante el altar y se convertirían en compañeras para toda la vida. Sintió una alegría inmensa mientras imaginaba a Jennie esperándola junto al altar.

Jennie le regaló una sonrisa cargada de sensualidad.

—Relájate, Lisa. Les ha encantado.

Era increíble la facilidad con la que Jennie leía cada una de sus emociones en su rostro. Sabía que tenía razón. Los miembros del consejo habían parecido impresionados al conocer sus descubrimientos, pero aun así no podía evitar sentirse nerviosa. Sus futuras carreras dependían de aquella subvención.

— ¿Crees que aprobarán el presupuesto basándose únicamente en los resultados de Bonnie y Clyde?

—Aprobarán el presupuesto basándose en la brillantez de tu fórmula, Lisa — le aseguró Jennie.

Lisa sonrió al sentirse respaldada.

Alguien llamó a la puerta del laboratorio. Levantó la cabeza y vio la cabeza de Irene asomándose.

—El director quiere veros a las dos enseguida.

—Ha llegado la hora —dijo Jennie, con los ojos brillantes por la emoción. Se puso de pie, cruzó la sala hasta estar frente a Lisa y le dio la mano—. ¿Lista? —le preguntó arqueando una ceja.

Lisa dejó escapar un suspiro.

—Vamos.

Irene les deseó buena suerte. Unos minutos más tarde se detuvieron frente a la oficina del director. Lisa se irguió, tomó aire y llamó.

—Adelante —dijo la voz de Reginald.

Habían decidido mantener su relación en secreto, al menos hasta que se conocieran los resultados, así que Lisa soltó la mano de Jennie. A Reginald no le gustaban los líos entre empleados y ellas no querían que nada interfiriera con la subvención, con futuras propuestas o con su capacidad para trabajar juntas, si es que esas nuevas propuestas eran bien acogidas. Jennie giró el pomo, empujó la puerta y le franqueó la entrada a Liss. Lisa observó con curiosidad el inexpresivo rostro del director mientras avanzaba hasta su mesa y tomaba asiento en una de las cómodas sillas que había frente a él. Jennie se sentó junto a ella. Lisa no quería parecer nerviosa, así que entrelazó los dedos de las manos y se sentó tan recta como pudo.

Reginald se apoyó en el respaldo de su silla de piel marrón, que crujió bajo su peso. Las miró fijamente y frunció el entrecejo.

—Sólo para manteneros al día, Jeon Jungkook ha sido arrestado. —Con un gesto de la cabeza, señaló en dirección a algún punto del suelo. Lisa se dio la vuelta y allí estaba su mochila.