Escuela de Pecado [ChanBaek]

La Bestia del Placer

ADVERTENCIA.

Este capítulo contiene lenguaje fuerte y contenido sexual explícito. Se recomienda discreción.

Si usted se considera sensible a este contenido, por favor absténgase de seguir leyendo.

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«Juzgamos mejores que los placeres muchos dolores porque se consigue para nosotros un placer mayor.»

-Epicuro de Samos

«Lo que da valor a un placer es usarlo raramente.»

-Juvenal

«¿Qué le importa la condena eterna a quien ha encontrado por un segundo lo infinito del goce?.»

-Charles Baudelaire

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Los cortes que me habían hecho aún quemaban en mi piel y la intriga ardía en mi mente. Mientras Jongin me desataba las muñecas, mi mente imaginaba miles de posibilidades sobre lo que habían podido marcar en mí. Existía la posibilidad de que sólo fueran simples líneas o también estaba la posibilidad de que fuera algo más importante, algo lleno de posesión, una marca que me recordara a quién pertenecía mi placer. Una marca que recordara a cualquier otro que ya había sido poseído por alguien más. Una marca que me recordaría a mí mismo que este mundo lleno de placer y dolor me estaba invadiendo por completo.

- ¿En qué piensas? -me pregunto Jongin con una voz que aún guardaba rastros de deseo mientras seguía desatando mis muñecas

-Estoy tratando de averiguar qué me marcaron- dije con una sonrisa en los labios y pude sentir mi labio inferior hinchado... Muy hinchado. Mi mamá me matará apenas me vea, no es estúpida y si ayer sospechó algo. Hoy seguro lo confirmará. Jongin contestó con una carcajada, meneando la cabeza en negación.

-Eres el colmo Baek. Ya estás libre, ve y te miras en el espejo- le obedecí, pero cuando me levanté de la cama sentí una punzada de dolor en la parte baja de mi espalda por lo que me detuve y no me levanté. Mi garganta soltó un gemido de dolor por esa punzada-. ¿Te duele? - me pregunto el moreno, cosa que me pareció estúpida.

-Nooooo, es que me gusta llorar de la nada- claro que, si lo pensaba mejor, sí lloraba a veces por razones sin casi sentido. Pero, eso no quitaba que su pregunta fuera estúpida e irrelevante.

-Entonces ahora me contestas ¿no? - se acercó a mí lentamente por encima de la cama gateando, parecía un león enjaulado a punto de ser liberado. Mi piel se erizó por completo-. Soy tu señor...- su voz salió gruesa pero suave, como si no quisiera que Chanyeol desde otra habitación escuchará. Luego de erizarme por completo la piel con ese fuerte susurro de sus palabras, se lanzó por mi cuello y me volvió a tumbar sobre esa cama blanda, ese movimiento busco hizo que la punzada de mi espalda volviera y entonces un gemido de auténtico dolor broto por mi garganta, pero para ese momento, el moreno ya estaba sobre mí con su mano derecha sobre mi cuello; yo sólo estaba a su merced, esperando ansiosamente el siguiente movimiento de esa bestia que lo poseía cuando sus ojos se inundaban de placer.

-Contéstame así una vez más y no planeo ser gentil- se acercó peligrosamente sobre mi rostro, tanto así que al decir esas palabras sus labios tocaban los míos levemente. Y sólo fue necesario ese roce para que el calor del placer me inundara el cuerpo y perdiera el control sobre mí, pues ahora el pacer se adueñaba de mi cuerpo y de mi razón. Sólo sus labios y su mano en mi cuello me dieron el presagio a la locura que venía en camino -, ¿Entendido?