Maestro de pecados. Primera parte

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"Dos cosas que me llenan de horror: el verdugo que hay en mí y el hacha que hay sobre mi cabeza"

—Stig Dagerman.


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   Acepté este trabajo porque en realidad era el único en el que se me permitía tener un horario flexible para poder asistir a la universidad y poder estudiar derecho en las tardes. Además, no puedo negar que el salario es bastante bueno y por lo que he escuchado y comparado, soy de los mejores pagos aquí, no me puedo quejar de todo.

   El primer día de clase, todos los maestros (más los nuevos) debíamos llegar más temprano, así que entre a la escuela más temprano y tuvimos una larga reunión en donde el director y una señora que tenía cara de piraña con brackets, nos decían las reglas básicas para saber manejar a los estudiantes y que no sobrepasaran límites. La señora piraña enfatizó bastante en decir la relación estricta de profesor-estudiante y en lo importante que era mantener el respeto en ambas partes, dijo también que ella esperaba que los estudiantes sólo se vieran relacionados con nosotros, los profesores, de manera escolar y en ningún ámbito distinto. Esa parte la recalcó bastante por lo que me di cuenta de que ya habían tenido casos delicados respecto a esto, pero igual no pretendía meterme con ningún puberto hormonal, lo que menos necesitaba en estos momentos eran inmadureces, que ridículo sería acostarme con estudiantes más jóvenes. La mayoría de ellos, hasta terminaban encaprichándose y era una locura toda la situación...

   No gracias, sólo vine a trabajar. La diversión puedo encontrarla en otros lugares y no con virginales inexpertos. No son para nada mi tipo.

   A las ocho de la mañana todos los estudiantes empezaron a entrar y poco después el director dio unas palabras de bienvenida bastante efusivas y termina diciendo que los horarios han sido enviados a los correos personales y suena ese ruidoso timbre indicando que la primera hora dará comienzo, por lo que me dirijo al salón correspondiente: 903, genial. Primera hora llena de mocosos inmaduros con las hormonas alborotadas y más pendientes de las piernas de las chicas que de aprender algo y las chicas más centradas en su maquillaje, en tendencias, en ropa y en quien tiene el busto más grande. No los culpo, yo también fui así en algún momento, sin embargo, no puedo evitar el fastidio por ellos.

   Que empiece la tortura...–dije para mis adentros antes de entrar a ese salón.



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    Además de la primera hora, todo fue más sencillo y los estudiantes fueron bastantes receptivos y obedientes a mis reglas. Mi horario de clases se basaba únicamente en los grados séptimo, octavo y noveno, así que lidiar con ellos era más sencillo... Por ahora. Los grados mayores significaban problemas grandes y era algo en lo que no quería incursionar por ahora.

   Antes de salir de la escuela debía cuidar el comedor mientras los chicos almorzaban, por lo que, o bien debía comer antes o después, todo dependía de mi horario, pero ese lunes en especial podía almorzar antes con otros dos profesores de literatura. Uno de ellos era nuestro jefe directo, el señor Kim Junmyeon, alguien bastante respetado en la institución, decente y centrado. La otra era Kim Jisoo, una profesora nueva y bastante inocente, encargada de los grados superiores. Ojalá aguante el peso, porque como lo veo, le falta bastante carácter y mano dura.

   –¿Cómo estuvo su primer día? Sé que puede llegar a ser algo duro, pero en definitiva mejorará– dijo el jefe Kim.

   –Pues a mi me fue bastante bien, los chicos estuvieron receptivos a las reglas de la clase. Espero que siga siendo así– le respondí mientras comía un poco.

Escuela de Pecado [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora