Roadkill Café

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«I want your lips more than anything.

On my lips, on my body. Kiss me.

Leave marks on my neck

to tell others that I am

yours and only yours.

Leave them elsewhere so

I never forget you were

here when you have gone»

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En el momento en que nuestros labios se tocaron la perdición y el infierno subieron a ese baño. No importaba nada más, sólo nuestros cuerpos y el placer que los invadía.

–Sólo tengo un condón–dijo Jongin con la respiración entre cortada y con unos ojos que dejaban ver la lujuria y la excitación del momento.

–No importa, sólo métemelo así, pero ya –le respondí con desesperación producto de la adrenalina. Jongin rompió el empaque y se puso el condón, me tomó desde las piernas y puso mi espalda en la fría pared, luego obedeció a mis suplicas y aunque primero fue lento, un dolor me recorrió desde el trasero hasta la mitad de la espalda y fue allí cuando mis piernas se enredaron en su cadera como un acto reflejo , pero pronto el dolor quedó a un lado cuando su pelvis comenzó ese dulce compás que me llevaba a la locura.

El saber que el tiempo era limitado y las posibilidades de que nos descubrieran elevadas, hacía de esto una experiencia más excitante. Sin duda esto hacía crecer todas mis fantasías sexuales al máximo, pues descubrí en aquel momento que también el lugar era importante. No era igual hacerlo en un Motel o en mi casa sola, a hacerlo en un baño de una pizzeria repleta de gente.

Sus movimientos se hicieron más bruscos y empecé a sentir que mis piernas flaqueaban un poco porque el orgasmo estaba cada vez más cerca, entonces pequeños gemidos salían sin permiso de mi garganta y cada vez eran un poco más ruidosos, aunque intentaba ahogarlos era imposible, así que Jongin tapó mi boca con su mano derecha para que mis gemidos desaparecieran y yo simplemente aproveché esa situación para tocar la palma de su mano con la punta de mi lengua en movimientos circulares. Esto al perecer logró llamar su atención por lo que posó sus labios sobre mi clavícula dejando chupones por toda la zona y haciendo un camino de marcas hasta su destino: mi pezón derecho, el cual comenzó a morder levemente mientras hundía por completo su miembro en mí. Todo mi cuerpo estaba en tensión absoluta por la llegada de mi dulce droga; el orgasmo, entonces apreté más mis piernas a él para hacerlo más profundo y mis manos se metieron debajo de su camisa y me centré en descargar mis marcas en toda su espalda, marcas que decían que yo había estado ahí y que decían tácitamente: nos pertenecemos.

Ambos logramos venirnos en ese baño y cuando nuestros orgasmos ya habían acabado, Jongin salió lentamente de mi entrada para no lastimarme más, sin embargo alcance a ver que el condón tenía un poco de sangre y una pequeña punzada de dolor me recorrió el trasero ... Nada con lo que no pudiera lidiar. Pero cuando Jongin vio mi mueca de dolor me dio un dulce beso en la frente y me susurró un lo siento, luego se puso los pantalones y me dijo con una sonrisa en la cara:

–Te espero en el auto, no te demores mucho– se dio la vuelta y salió de ese cubículo para luego dirigirse a la entrada del baño y salir. Yo por otro lado me quedé unos minutos tomando aire pegado a la helada pared, que de alguna manera lograba reconfortarme. Luego me apunte los botones sueltos de la camisa, subí mis pantalones y salí del cubículo.

Escuela de Pecado [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora