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»Y lo más importante Edward, no dejes que te toque. Puede inhibir la alquimia tan solo con tocarte.«

P.v. Edward.

Estúpido Bradley, ¿Cuántas veces este cara de idiota ya me tocó en lo que va de la noche? Estoy sumamente seguro de que nadie en toda mi vida, ni siquiera mi madre había visto o tocado aquellas partes de mi cuerpo.

Tan perverso, tan calculador, siempre va un paso adelante de los demás incluso de mi y eso me molesta, pero me molesta aún más que haya logrado seducirme de esa manera. Atraparme entre ese tipo de palabras que según yo: No necesitaba. El tipo puede gozar de presumirlo, pero yo sigo ardiendo en cólera. ¿Cómo llegué hasta aquí?

-¿De verdad es tan malo lo que estamos haciendo, Ed?- odioso, el odioso tipo lo sabe. Sabe perfectamente que es malo, más allá de malo es un derecho a muerte por parte de las dos organizaciones. Simplemente, no se puede. El es criminal y yo la "autoridad" que debe atraparlo. Sin embargo no puedo hacerlo, ya no puedo hacerlo después de todo. No me hubiera representado problema hace un mes en ese bar, pero ahora, en esta habitación y ambos desnudos, si lo es.

-No fastidies ni hagas que me arrepienta.-

-¿Te arrepientes de estar aquí, conmigo?-

-No.-

El me abrazaba por la espalda, sentía su respiración apacible en mi nuca, su pecho junto a mi espalda, mi mirada perdida en algún punto de la habitación oscura, que solo tenía como iluminación una triste y pequeña lámpara incandescente que calentaba el ambiente como si los dos no estuviésemos lo suficientemente calientes. Pero no importaba lo que pasara, yo nunca podía saber, deducir o si quiera acercarme a saber sobre sus pensamientos y eso me irrita.

Entonces desde ese momento supe que su cariño, aprecio, amor o lo que sea que siente por mi, es tan sincero como lo que yo siento por el. Con su habilidad desde el principio pudo haberme eliminado del camino sin esfuerzo.

-Odio no saber en lo que piensas, Ed.-

-Y no tienes por qué saberlo.-

Puedo sentir como me presiona contra su cuerpo como si quisiera fundirse conmigo, no lo miro. Pero puedo saber que tipo de gesto tiene en el rostro, despreocupado y relajado. ¿Cómo puede?

El se levanta de la cama matrimonial dejándome con el vacío de la cama y del pecho, desaparece de la habitación y vuelve al poco rato. Puedo escuchar todo lo que hace pero no quiero verlo, el se hinca frente a mi y por fin volteo a mirarlo, tiene entre sus dedos una cuerda de tela y una venda, me las muestra.

-¿Y eso?-

-Hoy quiero intentar algo nuevo, ven.- me toma de las manos y me hace sentar en la cama, quita el nudo de una de las cuerdas y con maestría ata mis manos, muñeca contra muñeca, firmemente sin llegar a lastimar mi mano izquierda.

-¿Qué haces?- no contesta y solo me mira, la venda, me la muestra de nuevo y hábilmente cubrió mis ojos con ella, dejando suelto mi cabello, cayendo por mis hombros. Pero extrañamente confío tanto en el como para dejarme hacer y no preguntar más.

Me recuesta en la cama y sin prendas que le impidan el contacto con mi piel, comienza a tocarme dulcemente con las yemas de sus dedos, haciendo un viaje desde mi tórax hasta mi ombligo, dándose el tiempo de delinear ese pequeño valle sensible en mi cuerpo. No puedo verlo Entonces solo puedo imaginar o suponer lo que vendrá después. Puedo sentir su mano tocar con delicadeza la unión de Automail de mi pierna con mi extremidad original, es la primera vez que lo hace.

Mis manos atadas permanecen en mi pecho, que subía y bajaba con violencia, me estaba excitando demasiado la manera ruda en la tomaba mi sexo y lo estimulaba con rapidez, y el simple hecho de no poder verlo, aumentaba mi líbido. El sabía lo sensible que puedo llegar a ser, más sin embargo parece no importarle en lo absoluto.

Muerdo mis labios para impedir que los potentes gemidos almacenados en mi garganta salgan. Supongo que el lo sabe y no me hace esperar mucho más. El potente orgasmo que desde el principio prevía se hizo presente en fuertes oleadas de calor, una sensación extremadamente placentera y una eyaculación fuerte y abundante en las manos delgadas de mi amante. Gemí con gozo cuando pude hacerlo.

El aún no me decía nada, y tampoco esperaba que lo hiciera, sonidos húmedos sonaban cerca y de inmediato supe lo que estaba haciendo, mi rostro se calentó de inmediato, sentía arder las orejas. Perverso.

-¡No lo lamas, Roy!-

Ordené pero no se detuvo, e hizo los sonidos un más fuertes y excitantes.

Abrió aún más mis piernas, y a pesar de no poder ver nada, estoy lo suficientemente seguro que me está observando así, con esa mirada analizadora y juguetona, típica de el. El maldito es lo bastante hábil como para hacerme humedecer solo con uno de sus candentes y expertos besos. Besa mi pecho repetidas veces, su ante brazo viaja por mi espalda baja y la levanta lo suficiente como para colocar una mullida almohada debajo para hacer elevar mi cadera. Se para que y por qué lo hace.

Puedo sentir perfectamente su miembro tocar mi tracero, paseándose descarado por esa zona húmeda, robando un poco de mis propios fluidos para lubricar necesario para no ser doloroso y es tan malditamente lento y tortuoso comparado con la velocidad con la que me penetra, tan solo le basta introducir el glande, para después enterrarse en mi con todo el impulso de su miembro erecto. Me hace gemir como un cualquiera y apretar con fuerza dientes y puños como única forma de liberar el grito y las sensaciones que mi cuerpo tenía ahora. Se volvía un juego sin más, excitante gracias a la genial idea de cubrirme los ojos. Todos los vellos de mi cuerpo se herizaron.

Su maldita risa, su hermosa y adictiva risa se hace presente cuando ya no puedo más y empiezo gemir fuerte después de unos minutos de penetraciones constantes y fuertes por parte de mi compañero. El vulgar "plac-plac" de nuestros cuerpos al chocar se hace compañero de los jadeos de ambos, llenando la habitación como una perfecta sinfonía placentera y larga que me hace excitar aún más.

Mi mente en este instante solo piensa en una simple, corta y sencilla palabra: Más.

Más fuerte, más profundo, más rápido, Más de Roy Mustang.

Y me concede ese deseo, como sabiendo lo que pienso y lo que necesito, levanta mis piernas en sus fuertes hombros y comienza a golpear fuerte, sus jadeos fuertes y sensuales me hacen imaginar con más ansias sus gestos. Lo siento terminar, siento su palpitar y su respiración agitada.

Ese fuerte gruñido cargado de placer me hace excitar aún más, haciéndome llegar a un segundo orgasmo en esa noche, acompañando al de mi compañero, sintiendo aún más placentero el ardiente líquido en mi interior y el como corre para salir de mi. Se agacha para besarme sabiendo perfectamente que no puedo corresponder su exigente beso. Por una sola razón.

No tengo el control de mi cuerpo, si no el placer, que me hace enredarlo entre mis brazos atados, dejándolo meter su lengua en mi boca como el vulgar chico que soy.

Después de tanto sale de mi interior dejando salir así mismo sus fluidos.

-Desearía poder tomar una fotografía a esa expresión que tienes.-

Me comenzó a desenvolver los ojos con delicadeza, dándose la oportunidad de enrollar la venda al mismo tiempo que la quitaba.

-Jamás.-

Y dormirnos por terca vez en este mes, juntos, abrazados y desnudos.

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DORIME. :v JAJAJAJAJAJA ah se crean.
Gracias por leeeeeeeeer.

The Dark Side.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora