Jade decidió que sería mejor entrar por la puerta trasera de su casa, así no se encontraría a sus padres y podía esconderse en su habitación. Pero sus padres la estaban esperando en la sala de estar, así que no pudo escapar de esta.
- Hija, por dios ¿donde estabas? - su madre se acercó a examinarla corroborando que todo estuviera bien. - Nos tenías muy preocupados jovencita.
- Lo siento mami - se disculpó la menor bajando la vista al suelo. De nuevo se empezó a sentir triste, ya que había recordado todo lo ocurrido antes de conocer a Perrie.
- Esta bien cariño... Solo promete que no lo volverás a hacer - dijo su padre acercándose a ellas.
Jade no dijo nada, solo asintió con la cabeza. Todo el ánimo que tenía hace un rato se esfumó.
- Ven, vamos a cenar - su madre tomó su mano para llevarla a la cocina, pero la pequeña se soltó de su agarre.
- No tengo hambre - dijo aún sin levantar la vista - Voy a mi cuarto, estoy cansada.
Los adultos no dijeron nada. Comprendieron que la pequeña debía estar agotada y desanimada por la noticia que recibió hace un par de horas. La dejaron subir para que descansara.
Jade cerró su puerta con seguro y se lanzó a su cama. Abrazó una almohada y empezó a sollozar en silencio. Minutos más tarde, se quedó profundamente dormida.
****
Los días pasaban y Jade nisiquera salía de su habitación para comer. Estaba todo el día leyendo o escuchando musica. Nisiquera dejaba entrar a sus padres.
Norma y James estaban muy preocupados por su hija, pero decidieron darle su espacio.
Un día Jueves, la pequeña Jade decidió salir a escondidas de su casa. Tenía pensado ir al bosque y tal vez encontrase con la niña linda de ojos azules, así que se cambió de ropa y salió decidida por la parte de atrás.
Estuvo caminado por un largo rato, no recordaba que el recorrido a la casa club de la ojiazul fuera tan largo. Por un momento creyó que se había perdido, pero a lo lejos pudo divisar la silueta de su amiga y junto a ella la cabaña de la misma.
Se emocionó tanto que empezó a correr hasta ella y sin darse cuenta tropezó con una rama. Cayó al suelo de rodillas lo que hizo que estas se rasparan y sangraran un poco.
- Oh por dios, Jade ¿te encuentras bien? - la ojiazul se acercó corriendo al ver que su amiga estaba tirada en el suelo sobando una de sus rodillas.
- Tranquila, estoy bien. Solo fue un rasguño - dijo la morena restándole importancia al tema. La rubia se arrodillo frente a ella y empezó a examinar cuidadosamente la herida.
- Tenemos que curar esa herida, se puede infectar - dijo Perrie con preocupación en su voz. Ayudó a la morena a ponerse de pie y la llevó hasta su casa club sentándola en una silla que había ahí.
Se acercó a uno de los muebles que tenía y sacó un pequeño botiquín. Jade la miró confundida, pues no era normal ver que una niña de nueve años guardaba un botiquín de emergencia en su casita club.
- Mi padre era médico. Decía que siempre tengo que estar preparada - explicó Perrie al ver la mirada confundida de su morena amiga.
- ¿Era? ¿lo despidieron? - preguntó Jade con curiosidad.
- No lo despidieron... él murió en un accidente de auto hace unos meses - dijo la ojiazul mientras echaba un poco de alcohol a un pedazo de algodón.
- Lo lamento - dice Jade bajando la mirada hacia sus manos - Sé lo que se siente perder a un ser querido - dijo esto en un tono apenas audible.
- ¿Cómo lo sabes? - preguntó la rubia tratando de ignorar el nudo que se formó en su garganta. Lo cierto es que aún le dolía hablar de su padre.
- Mi hermano pequeño Karl murió hace dos años, éramos mejores amigos y aún lo extraño - dijo la morena - Debes extrañar a tu padre ¿no? - levantó la vista para mirar a su rubia amiga. Ambas tenían los ojos llorosos pero aún así se sonrieron.
- Cuando estoy en casa lo extraño, pero aquí no - miró al techo de la cabaña y sonrió - Sé que me está cuidando desde allá arriba, al igual que tu hermano te cuida a ti - dijo mientras apartaba su mirada del techo y la dirigía hacia su amiga que seguía sentada en la silla.
Sin poder evitarlo, ambas se sonrieron con ternura. Se entendían a la perfección y eso de algún modo las consolaba.
Luego de unos segundos de estar mirándose mutuamente, Perrie se acercó a la castaña con el pedazo de algodón en su mano derecha. Jade la miró con un poco de miedo - Descuida, solo arderá un poco, será rápido.
- ¿Lo prometes? - Jade odiaba los hospitales, y esa situación le hacía recordarlos.
- Lo prometo - le sonrió dulcemente - Ahora cierra los ojos, no querrás ver esto.
Jade obedeció y cerró fuertemente ese par de ojos color chocolate. La rubia acercó lentamente el algodón a su rodilla y empezó a curarle esa herida. Le ardía un poco, pero la sensación no duró mucho, justo como la rubia le prometió.
Luego de eso empezaron a hablar de temas al azar. Era increíble la facilidad que tenían para sacar distintos temas de conversación, podian hacer que hasta hablar de peras fuera algo divertido e interesante.
A la castaña no le gustaba hablar mucho, pero con Perrie era distinto. Con ella sentía que podía hablar de lo que quisiera teniendo la certeza de que sería escuchada. Normalmente no solía entablar conversación con los niños de su edad debido a que ella tenía pensamientos más maduros que el resto no entendia, pero la rubia parecía entender a la perfección los temas que ella sacaba. Eso le transmitía mucha confianza.
Al contrario de Jade, Perrie amaba hablar. Era conocida por su gran carisma y habilidad para socializar. En su escuela tenía muchos amigos y era una de las niñas más extrovertidas de su grupo.
Eran tan diferentes, pero eso hacia que juntas fueran perfectas.
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En el bosque
FanfictionSe conocieron de una forma inusual, ambas eran muy distintas y eso hacia que juntas fueran perfectas. mini fic de mi ship JERRIE!!