i like you

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Era un Sábado bastante agradable, el clima estaba cálido. Era el día del cumpleaños de Perrie.

Jade se encontraba en su habitación mensajeando a sus amigos del instituto. Había organizado una fiesta sorpresa para la rubia en su propia casa, y estaba invitando a todo su grupo de amigos.

Su padre no estaba en la ciudad, así que él nunca se enteraría de la fiesta. Para Jade eso fue como un acto de rebeldía, pero valía la pena si era por su rubia preferida.

El plan consistía en que Jade le mandaría un mensaje a la rubia para que se juntaran en el bosque, como solían hacerlo antes de que empezaran juntas el instituto. Estarían allí un rato las dos solas y después la morena la invitaría a su casa a "pasar el rato". Sorprenderían a Perrie y seguirían disfrutando de la fiesta.

<< hey Pez! ¿nos juntamos hoy en el bosque a las 5? >>

<< wow, hace tiempo no vamos... ¿en el mismo lugar de siempre? >>

<< si :) >>

<< mmm está bien, te veo allá :3>>

La primera parte de su plan estaba lista. Ahora solo tendría que esperar a que diera la hora de su pequeño encuentro con la rubia.

A las 16:45 sonó una alarma avisándole a la morena que tenía que ir ya al bosque. Se puso unas botas negras y emprendió el camino hacia su destino.

El trayecto hacia el pequeño bosque, que hace tiempo no visitaba, se le hizo muy largo, pero al fin llegó.

Logró divisar una melena rubia cerca de la pequeña cabaña en la que solían pasar las tardes hablando. Se acercó lentamente con una sonrisa.

- Hola Pez - saludó la morena lanzándose a los brazos de la rubia - Feliz cumpleaños baba - la llamó por el tierno apodo que se pusieron hace un par de años.

- Gracias Jadey - contestó la rubia en medio del abrazo. Estuvieron así por unos largos cinco minutos, simplemente disfrutando del contacto de la otra. Pero tuvieron que separarse.

- Ten, esto es para ti - Jade le acercó una pequeña cajita de terciopelo.

- No era necesario un regalo y lo sabes - dijo la rubia tomando la caja entre sus manos.

- Deja de quejarte y ábrelo - ordenó la morena mirando con diversión a su amiga.

Cuando Perrie abrió su obsequio se encontró con una pulsera de plata con las letras 'P' y 'J' inscritas en esta.

La rubia se llevó una de sus manos a la boca y luego levantó la vista hacia la morena. Sin poder evitarlo se lanzó a los brazos de su amiga en forma de agradecimiento.

- Muchas gracias Jade, es hermoso - agradeció Perrie mientras volvía a admirar su regalo.

- No hay de que - respondió Jade con una tímida sonrisa - Y mira...Yo tengo el mismo, pero el mio es un collar - tomó con cuidado la cadena que estaba rodeando su cuello y se lo enseñó.

La ojiazul sonrió enormemente al ver el collar de su castaña amiga. Levantó la vista y se encontró con ese par de ojos color avellana.

Perrie siempre tuvo una debilidad ante los ojos de Jade, últimamente se perdía mucho mirando ese mar de chocolate. A la morena le pasaba lo mismo, se perdía en ese mar azul. Por lo mismo sus amigos creían que eran algo más que amigas, pues las sorprendieron varias veces mirándose con una sonrisa boba en el rostro.

Ya llevaban aproximadamente dos minutos perdidas en los ojos de la otra. Jade lentamente levantó su mano y la posó en la suave mejilla de la ojiazul.

- Eres hermosa - susurró la morena admirando el rostro de su rubia amiga. Notó que sus mejillas se sonrojaron por lo que sonrió satisfecha - Aún más cuando te sonrojas.

- G-gracias - murmuró Perrie con una tímida sonrisa plasmada en el rostro - Aunque c-creo que tu eres más hermosa ¿sabes? - ahora fue el turno de Jade para sonrojarse.

A pesar de que las dos estaban nerviosas y sonrojadas, no dejaron de mirarse.

- Siempre me gustaron tus ojos - confesó Jade acariciando con su dedo pulgar la parte inferior de los ojos azules que la miraban atenta.

- Y a mi los tuyos - Perrie sonrió con ternura para luego depositar un beso en la mejilla de su amiga. Mantuvo sus labios ahí por unos segundos para luego alejarse lentamente. Quedaron bastante cerca, sus respiraciones intranquilas chocaban entre si. Ambas soltaron un pequeño suspiro antes de acercarse y pegar sus frentes.

- Te amo Perrie - susurró la joven castaña.

- Yo también te amo Jade - respondió la rubia sin apartar la vista de esos ojos color avellana.

Luego de unos segundos, ninguna de las dos aguantó más tiempo y al fin conectaron sus labios. Se encontraban en una nube, disfrutando el sabor de la otra.

Perrie sentía una explosión en la parte baja de su abdomen, hace tiempo quería probar los labios de la castaña. Jade sonrió en medio del beso, la felicidad no le caía en el cuerpo, al fin está besando a la chica que le robó el corazón.

Lamentablemente se tuvieron que separar por la falta de oxígeno. Se volvieron a mirar fijamente a los ojos tratando de descifrar los sentimientos de la otra.

- Me gustas - dijo Perrie sin pensar.

Jade le regaló una hermosa sonrisa, se acercó de nuevo a la rubia y volvió a besarla. A Perrie se le escapó un suspiro en medio del beso, lo que hizo que la castaña volviese a sonreír.

- Tu también me gustas Perrie Edwards - murmuró muy cerca de sus labios - Vamos a mi casa, tengo una sorpresa para ti.

Jade tomó la mano de su rubia amiga y trató de dirigirla en dirección a su casa, pero la ojiazul la detuvo. La morena volteó confundida, pero antes de que pudiera decir algo, sintió los suaves labios de Perrie sobre los suyos.

Se separaron por falta de aire, pero la ojiazul se volvió a acercar y mordió levemente el labio de la castaña.

- Si sigues haciendo eso, jamás llegaremos a mi casa - advirtió Jade con una sonrisa coqueta en el rostro. Sin más que decir, le dio un pequeño beso en los labios y la tomó de la mano para dirigirlas por el bosque. Esta vez la rubia no la detuvo.

En el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora