capítulo 14: Respuesta.

83 9 0
                                    

En ocasiones se nos presentan circunstancias que hace que de verdad detestes tu vida. Y aunque solo sea algo mínimo a los ojos de otros, para tí es la peor cosa que a alguien podría haberle pasado.

Cuando era niña mi padre siempre nos decía: "la única forma de que ustedes dejen de ver la sopa como uno de los alimentos más horrorosos, es dejar de verlo solo como agua con verduras. Véanlo como algo que te ayudará a estar más fuerte y te ayudará a crecer sano. Ese es el secreto para todo; dejar de ver la vida desde una perspectiva negativa".

Si ves todo de forma negativa solo acarreas tormentas mentales, ¿Y qué logras con eso?.

Lucha por tu paz. Es lo que siempre le digo a todos. Es lo que siempre me digo a mí misma. Es lo que siempre le digo a mi amor.

Volviendo al tema anterior, todo es efímero, pero no por eso dejarás de ser feliz. Que las diferentes circunstancias de tu vida no te roben tu paz.

Pienso todo esto al ver a Anastasia lloriquear desde el piso junto a la puerta de su habitación.

—Opal... Todos siempre se van— susurra la castaña con su mirada cristalizada — No me mires así —bufo — cuando pierdas algo me entenderás.

—Ana se te perdió ya hace más de dos días, Cornelius ya no aparecerá. Solo acéptalo y no te eches a morir— digo ya un poco fastidiada.

Su hámster desapareció un día después de la fiesta de mí hermano, y desde entonces no a parado de llorar. Ni si quiera s estado comiendo bien.

—¡¿Por qué eres tan insensible?!— me lanza un cuaderno que logro esquivarlo y sigue lloriqueando.

—Solo pienso que le das demasiada importancia a todo, Ana— busco mi bolso, llevo más de 5 horas aquí y es momento de irme a mi casa.

—¡¿Cómo puedo ignorar el hecho de que mi ratoncito y mi ex me hayan abandonado?!.

—"Todo pasa por algo", entiende esas cuatro palabras de una forma más profunda y empezarás a aceptar las cosas.

—Opal, eres un maldito cubo de hielo— sonrío levemente acercándome a la puerta, ella se levanta y se tira a la cama como si fuera un saco de papas— Cuando pierdas algo, tú me entenderás a mí, ¡He dicho!— carcajeo.

—Me voy.

—¡Vete!.— le muestro mi dedo corazón.

—¡Oh!, ¡Rico!— simula gemir.

—Qué zorra es mi amiga.

—A fin de cuentas, la que ha cogido has sido tú, no yo, así que de las dos, tú eres la más zorra— le lanzó una mirada asesina y ella por fin ríe.

Aquiles.

Inevitablemente pienso en Aquiles.

Tristeza invade mi mente.

—¿Aún no sabes nada de él?— pregunta Ana notando mi melancolismo. Niego lentamente.

—He llamado a su padre, no contesta, anoche no me contuve y lo terminé llamando y tampoco contestó.— un nudo se hace en mi garganta— Ana, no tengo ni la menor idea de que pasa. Le pregunté a mi padre que si sabía algo al respecto ya que el padre de Aquiles y él son muy amigos.

—¿Que te dijo?.

—Nada... No dijo nada, pero su mirada me hizo entender que sí sabe algo pero por alguna razón no me dice.

—¿No crees que esté relacionado con el pasado de Aquiles?— hago una mueca de confusión.— digo, por todo el trauma que él pasó en su infancia, eso que me contaste. ¿No crees que le esté volviendo a afectar?.

Hasta Que Las Estrellas Se Apaguen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora