capítulo 15: hoy amarlo duele.

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"La vida da muchas vueltas".

Durante una semana no pude sacarme esas cinco palabras de la cabeza.

¿Saben lo frustrante que es querer dejar de pensar en algo y que tú mente no colabore y te lo recuerde cada segundo que pasa?.

No puedo dejar de pensar en lo que me dijo Dante, el padre de Aquiles.

No puedo dejar de pensar en esos dos enfermeros que ví en aquella casa.

En lo abrumador que se veía todo el ambiente al entrar.

En la voz quebrada de Dante y la mirada llena de miedo de la señora Martha.

No puedo dejar de pensar en Aquiles.

Aquiles.

Aquiles.

Aquiles.

En él se reduce mi agobio del día de hoy, del día de ayer, de los días anteriores y de los días que vienen.

Nunca imaginé el poder que ha tenido él sobre mi mente hasta que el día de hoy noto su ausencia más devastadora que nunca.

Más agobiante que el calor de un desierto.

Un desierto en mi mente.

Nada que pensar.

Nada que no sean tus ojos llenos de dulzura.

Que le da vida a mi espíritu.

Nada como tus manos que me conducen al más allá de las estrellas.

Al horizonte del mar de tus miedos.

Miedo, es lo que mis entrañas sienten cuando no estás.

Cuando tu ausencia se hace notar en mis manos.

Y mis sentidos están estáticos.

Y mi corazón está hecho un nudo.

Cómo quién no puede vivir.

Cómo paralítico que no puede andar.

Mis fuerzas se vuelven invisibles.

Mi corazón se estanca en una cueva.

Donde los cuervos me susurran canciones de cuna.

Y más que tormento, traen muerte.

Atrapada en el mar de los miedos.

Donde las estrellas son inalcanzables.

Y tú no estás para ayudarme a soñar.

Y mi alma empieza a agonizar cuando sólo en mis sueños te puedo tocar.

—¿Hola?— después de varios minutos por fin me digno a atender la llamada.

—¿Donde estás?— Su voz se escucha algo preocupada.

—Eh-h...

—¿Otra vez ahí?.

—Me gusta este lugar— Miro a mí alrededor, todo está en completa calma. Los rayos de sol no son tan fuertes debido a los árboles que hay al rededor. Desde donde estoy se puede visualizar la toda la ciudad. Solo visualizar, no oir. Desde que descubrí el paradero de esta colina, no he dejado de venir.

Hasta Que Las Estrellas Se Apaguen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora