Otro día más, uno que me acerca más al día de nuestra muerte, y uno que nos aleja más de la tragedia. El tiempo transcurre de una forma tan peculiar, porque la percepción de uno sobre el tiempo cambia dependiendo de lo que sucede a nuestro alrededor, algo así como el "en cinco minutos llego" que se hacen una tortura cuando nos toca esperar, y que pasa volando cuando somos nosotros los que hacemos esperar a otro. El tema abstracto de la pertenencia y el tiempo son sólo falacias, al punto de vista Steven, que lo distrae de lo que realmente importa, ¿podremos llegar a tener todo de alguien? O ¿podremos darle todo de nosotros a alguien? Si es así, ¿por cuanto tiempo? Es allí donde entran los temas mencionados; pertenencia y tiempo. Situaciones que dadas en un marco concreto dan como resultado el cambio en nuestras vidas, o la continuidad constante y estática del mismo.
Han pasado alrededor de 5 días tranquilos, llamadas entrantes que nunca fueron contestadas, y posterior, un numero nuevo en la lista negra, él no se cansa de llamar y eso, es agotante cuando no se tiene el interés adecuado de arreglar una situación quebrada, similar al espejo que se cayó días atrás y que regó trozos pequeños y grandes de vidrio los cuales aún no he levantado, están allí, en una esquina de la sala, cercana al baño pero lejana de la cocina. Papeles tirados en el suelo marcan un compás casi que orquestal con toda la multitud que le grita de admiración desde sus lugares, basura y polvo son los fanáticos de aquellas hojas rayadas por Steven, todas similares, un rostro que se trataba de plasmar más de una vez y del que sólo se enteró una vez aquella chica, un solo intento vió ella de los 10 fracasos anteriores. Steven es un amante al dibujo, y su mayor obra consistía en el fracaso más rotundo de no poder dibujar a la mujer que amó por mucho tiempo. Luego de resignarse de un ultimo intento, se arregla para pasear un rato por el pueblo, es domingo y son las 7:45 am, temprano para ser fin de semana, pero tarde según la agenda de Steven quien no podía dormir más allá de las 6 am.
Luego de un rato, Steven camina con una cocacola en la mano, porque la cocacola es lo que más le fascina, por todas aquellas calles del pueblo, su plan de cada domingo es caminar un poco con la meta de no estar en su casa, es dañino y no le deja pensar; por eso va rumbo con dirección al parque central del pueblo y ve que están organizando todo para festejar algo.
-aquí si ponen excusas para festejar- expresa Steven mientras observaba a los trabajadores conocer equipos de sonidos tan grandes que callaría seguro a los bares en 3 cuadras a la redonda.
Luego de pasar el parque va rumbo al malecón, sitio donde están los decorados y luces de bajos presupuesto adornando un canal sucio y de olor desagradable. Tras un par de minutos de inconcientemente discutirlo y meditarlo, Steven opta por pasar por el sitio donde trabaja la chica de las manualidades, pero para su sorpresa no se encontraba allí, no había nada en el sitio. Decide ir al mismo café de aquella vez para encontrarla, viendo disimuladamente hacia los lados a ver si alcanzaba a distinguirla caminando de ida, o de regreso por algún lado de la acera, hasta que por fín Steven llega al café y, ya sentado comienza a mirar a las dos meseras que trabajaban allí, luego al mostrador, pero nada, no estaba allí tampoco y por obligación tuvo que consumir algo para justificar su llegada. Tras un café con leche y un pan crema se retira del local.
Ya sin esperanzas de verla continúa su paseo más adentro, por sitios en los que nunca había ingresado en el pueblo donde residía, con la esperanza de perderse y así tener una mejor excusa para llegar tarde a casa aunque igual, ya no tenía a quien darle explicaciones ni nadie a quien pedirle perdón por la hora en la que llegaba a casa, pero es irónico, tanto tiempo deseando esa tranquilidad sólo para extrañarla. La perdió envía forma en la que no quería hacerlo.
Caminar mientras escuchas música, cualquier clase de música, hace que pienses en las cosas del pasado, en las cosas que pueden sucederte, o en las mil y un formas que tienes a tu disposición para quitarte la vida, sea cual sea el tipo de pensamiento que tengas, siempre ha sido más sencillo mientras ves el camino delante de ti, personas yendo y viniendo a tus costados y nada más que música fluyendo de tus oídos a tú corazón; sin duda, la voz de Laura aún sigue pareciendome depresiva. La venta de cianuro es relativamente accesible, se vende a un cómodo precio de 21 mil pesos colombianos 500 mg, donde sólo basta una cucharada en jugo para no tener el dilema de que hacer con tu vida al día siguiente. Steven no es la excepción, él es un pensador por naturaleza, ¡el ser humano lo es! Y por eso, evalúa las posibilidades, y trata de tomar una decisión.
De cualquier modo, pasearse de aquí para allá pensando en que hacer y como hacerlo no resolverá nada ante aquél que toma la iniciativa y lo hace esperando lo mejor, ese optimismo forzado del que se ha hablado varias veces y del que actúa en muchas situaciones en las que todo pudo haber resultado peor. Tener meses planeadolo no hará de todo algo mejor, la idea es tener iniciativa.
-Él mundo es un mejor lugar sin mi- piensa muchas veces Steven sin saber o mejor dicho, sin aceptar que ni en eso ha sido importante, no causará un cambio en nada, en nadie. Si alguien llora, será por una semana, el mundo no se detiene, la gente no cancela sus planes; los jóvenes no pausan sus metas, los vecinos no dejan de sacar a pasear a sus perros, todo sigue su curso con la única diferencia de que no sabrás que sucederá al día siguiente.
¿Necesita ayuda? Tal vez. Una ayuda para terminar de decidirse si seguir su camino o dar marcha atrás y regresar por donde vino.
Ya se suma una hora más a su caminata y aún no se siente el cansancio, más bien se disfruta del camino, de lo que se dejó atrás y por supuesto, de la idea de que hay cosas peores por hacer que caminar y conocer.
Así, un día tranquilo acaba, con una caminata tranquila, la búsqueda sin éxito de aquella chica y la idea segura de saber quien es. Después de las 3 pm Steven regresa a su caja para rayar cuadernos, con esbozos y figuras, poses, hacer algo de arte que le permita relajarse aún más, dejar algo de si mismo con cada línea dibujada. Pero... desde el pasillo se notan dos figuras sentadas a la entrada de la puerta ¿quienes serán? Se pregunta internamente Steven mientras gira lentamente su cabeza como si eso fuera ayudarlo a ver mejor.
-no lo creo...- expresa Steven tras reconocer esa vestimenta tan elegante.
-Steven que bueno que llegas por fin, tengo que hablar contigo- expresa un Michael algo seguro de si mismo y con una voz suave, muy diferente a su manera tosca común de decir las cosas.
La chica junto a Michael, es aquella... que tanto busqué hoy; está enfrente de mi casa, no pensó que sería tan fácil y amargo tener que verla.
-¿Michael que necesitas ahora? Créeme yo te imaginaba a horas de este pueblo, y más importante aún, ¿como sabes que vivo aquí?- expresa Steven con una intención seria pero con una típica sonrisa y movimiento de ojos que aún se niegan a verle directamente. Aún no quiere decir nada sobre la ya conocida chica que estaba a un lado de Michael. Ambos dándole la espalda a la puerta impidiendo el paso hacia la misma.
-Steven, siempre has vivido aquí, aquí vivió Margarita y tú hermano, pues, sólo le pregunté a tú tío y me dijo que seguias aquí- responde Michael
-¡Ah! Eso es cierto. ¿Por qué no pensé entonces en mudarme, creo que esa si es la pregunta- alega Steven acercándose a una de las ventanas del pasillo que dan hacia la calle expresando claramente su incomodidad.
-Ammm creo que sabes quién soy, yo me acuerdo de ti, Steven, gracias por aquel detalle- dice la chica junto a Michael.
Eso obviamente sorprende a Steven y es el detonante de su ya evidente nerviosismo.
-Steven ella es Verónica, una ex compañera de universidad, hoy estuvo acompañandome a hacer unas cosas y accedió a acompañarme a hacerle una visita a un amigo mío.- dice Michael con una intención doble, sabía muy bien que podía usar a su ex compañera para acercarse, como si lo hubiese estado vigilando. ¿quién tiene tanto rato disponible? Bien parece que él.
-yo sé lo que haces amigo querido, déjame decirte que es algo sucio... me conoces, eso si que es un hecho, y para ti, Verónica déjame decirte que no fue nada aquello, es un agradecimiento a tu amabilidad- dice Steven sonriendole
-pues si lo desean pueden entrar, los invito a que se queden 30 minutos, creo que aún queda café, ni idea, ojalá que si.- termina de alegar Steven mientras se acerca a Michael.Este no responde nada sino que decide a abrazarlo de forma repentina; a lo que Steven, aún sin devolver el abrazo y algo extrañado sólo puede decirle en síntesis, que no necesita de abrazos, y que lo dejara abrir la puerta sin necesidad de cariños innecesarios. Michael se ríe y accede a la petición pensando que está dando los primeros pasos. Steven sólo desea que se vaya, pero accede a todo porque quiere saber algo aparte, una información extra pero sobre la señorita que acompaña a su ex amigo, ella es más relevante.
...
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Cuando se cruzan las estrellas
Short StoryRelato breve de la vida de un chico al que nadie le puede interesar.