Se dice que la ausencia de luz artificial hace que las estrellas aparezcan en el cielo haciéndote un paisaje deleitable y en el que solo se puede satisfacer con horas enteras admirandolo. Se tiene entendido por supuesto, que lo que vemos en esa misma noche son estrellas que pudieran estar presentes, o que ya hace tiempo hayan muerto, el fin de su historia se hace manifiesto ante nuestros ojos sin nosotros saberlo y que, en la ínfima posibilidad estemos ante los últimos destellos de una estrella que ya pedía ayuda.
Las historias no tienen sentido sin una tragedia que la marque, una dirección en la que ir marcada, como ya se dijo, por algo triste y traumático que motive e impulse a cada protagonista a salir adelante, sin embargo, la vida no funciona así realmente, las tragedias no te lastiman unas cuantas semanas o años, están ahí toda la vida, y no embalde también están bien fijados los momentos en los que ya sabes que te van a recordar todo; dónde uno a uno te pasan la factura de una cuenta que ni siquiera es tuya solo con la intención de darte el privilegio de sentirte miserable. De ahí se desprende la pregunta ¿Eres una persona feliz con momentos tristes, O una triste con momentos breves de felicidad? Tienes de dónde elegir, pero no tienes opción de exigir, tratar de comprender los vagos pensamientos de un autor te hacen solamente dar dolor de cabeza, son como esas estrellas que observas ahora y de la que no tienes idea si ya detrás de cierta palabra o expresión murió completamente y lo que tienes para ti es un pequeño pedazo de la tormenta que en un tiempo representó su mente creativa. Lo que nos hace pensar en que todos somos autores aunque no lo expresemos por ningún medio, autores de nuestra propia vida, el libro más largo que podemos escribir y del que depende de nosotros la duración y el tema que abordará; las historias sin sentido que tanto plagan a este mundo de fascinación y el relato breve de la vida de alguien que no pudo aprender a ser feliz así como de los que aprendieron a serlo y se superaron, pero de estos últimos sabemos muy bien que son contados, por eso mismo, muchos escriben para desahogarse, otros para dar a conocer lo que sienten y saben del mundo, otros para relatar todas las aventuras que su mente ha producido y otros por supuesto, para dar rienda suelta a sus emociones más lindas e incomprendidas, todos somos autores y artistas en un lienzo llamado vida, y en un libro llamado mundo.
Steven termina una larga jornada que no tengo intención de contar, no es relevante ni mucho menos interesante, hoy nos enfocamos en el fin de la historia, abrupta y sin sentido porque así se relata una vida real, breve y al grano, este es el momento que muy pocos quieren aceptar, y escasos los que lo narran. El final de una estrella que pidió ayuda y que, no decidió seguir adelante, el final de un autor que no quiso seguir escribiendo su propia vida a pesar de tener con qué hacerlo. A nadie le resulta necesariamente placentero saber que muchos son los que si optan por el camino más fácil, pero lo que todos entendemos es que si es algo que existe... Y que no es como encontrarse un billete de 50 mil pesos sino que más bien es como encontrarse una moneda de 50, ¿Qué quiero decir? Desde luego que es una decisión tan común y recurrente como encontrarse la moneda más pequeña y de menos valor por la calle.
Ya se había dicho antes, que 23 mil pesos costaba unos 250 miligramos de cianuro de los cuales bastaba una cucharada para darte un rápido final. Pues bien, eso fué, el gatillo con el que Steven esa noche del 1 de abril se disparó entre los dientes, y eso nos enseña algo de la vida misma, no todo tiene un final feliz, nada sirve en contra del que ya decidió de qué forma seguir con su vida, él, siguió con su vida a su manera, terminandola por completo, y que las fechas no importan cuando se trata de elegir el camino personal, plantearse una... Y terminar adelantandote, ahorrar el tiempo. Y es aquí donde no se sabe cuál de los dos habla, el narrador o el autor. Un sentimiento tan común que se ve reflejado en algo que muchos hemos sentido alguna vez.
Si la vida tuviera un sentido, duraría para siempre, si das las gracias por tener comida en tu mesa, recuerda que muchos pidieron y no encontraron respuesta; por otro lado si pides protección recuerda que muchos antes que tú la suplicaron con más sinceridad y terminaron como no querían, Miles de estrellas con algo más significativo se fueron rápido y dejaron sus breves memorias escritas en un libro que lamentablemente no nos alcanza la vida en leer completo. No sirve de mucho encariñarte con ningún personaje porque de nada sirvieron y, aunque amaban no aportaron nada. Esto nos hace reflexionar de alguna forma, nadie dura para siempre y nadie te va a ayudar de manera absoluta.
Ir por la vida sabiendo que esto es así, no es muy sano, pero si realista y es que nada funciona como en las historias, cuentos, películas o novelas, que son solo la proyección de lo que nosotros mismos queremos que suceda en nuestra vida aunque sea de forma breve. Y en un punto y final debe tenerse en cuenta que nada tiene sentido más que la interpretación que tenemos del mismo.
Todos nos conectamos en algún momento, todos los que nos rodean son estrellas al igual que nosotros, y en un preciso momento tú te cruzas en su firmamento, o ellos en el tuyo y crean un cielo único e irrepetible en el que, querrás o no salir. Todos somos estrellas que sabemos que nos vamos, no sabemos cuándo ni como, pero si que es seguro. Por lo tanto, mientras tengas tinta, mientras haya más capítulos por escribir, haz historias que valgan la pena, y que tú final siempre sea de recordar más que tú comienzo, todos somos frágiles y efímeros, somos también esa mota de polvo que por el más leve viento puede desaparecer. ¿Vale la pena vivir entonces? Pues en todos los casos, si... y aunque parezca contradictorio, en realidad es simple y a la vez difícil de entender, complejo e interesante, pero algo que no puedo decirte. Lo que en resumidas cuentas se expresa en que nada causa más placer que sonreírle al que amas sin que tengan la más mínima idea de que tu vida en un infierno. Es el momento de felicidad en las personas tristes de saber que quienes aman tienen motivos y logros de los que eres parte, y ese breve momento de satisfacción en el que fuiste, la estrella que más brillo dió en el firmamento de aquella que fue el único brillo en el tuyo.
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Cuando se cruzan las estrellas
Kısa HikayeRelato breve de la vida de un chico al que nadie le puede interesar.