Día 16: Infancia.

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Un pequeño pelirrojo estaba solo en el bosque, apoyado contra un árbol mientras leía. Tenía el uniforme de una escuela privada, con shorts y calcetines negros, además de un moño en el cuello. De pronto la pacífica tarde fue interrumpida por unas risas acercándose, junto al sonido de pisadas presurosas. Alzó su mirada carmesí justo cuando un niño castaño entró en el refugio del bosque.

—Aquí no va a encontrarme! —chilló contento mirando el camino por el que había llegado, al otro lado de unos arbustos.

—Quién eres?

—Hiii! —brincó y volteó, notando al pelirrojo— Quién eres tú? Qué haces en mi escondite?

—Soy Akashi Seijurou. No sabía que era tu escondite —respondió con una mirada sonrisa suave.

—Siempre que juego con mi hermano a las escondidas vengo aquí, y el nunca me encuentra! —se rió— ah, me llamo Furihata Kouki.. Un.. Gusto.. Que estás leyendo?

—Frankenstein.

—Eh?! No es un libro de terror? —dijo frotándose los brazos con miedo.

—No, es triste.

El castaño se acercó curioso y se sentó a su lado, leyó algunas líneas que lo hicieron temblar a pesar del clima cálido.

—Por qué dices que es triste? Ese monstruo es horrible.

—Pero nadie piensa cómo se siente el monstruo.

Pasaron largas horas hablando de libros cuando comenzó a atardecer, Akashi lo invitó a su casa para que conociera su biblioteca al día siguiente.

—Wuooo!. Es enorme! —Exclamó el castaño viendo la mansión.

—Sí, pero es muy solitaria.

Kouki no acabó de entenderlo, una casa así debía tener montones de sirvientes, y de seguro tenía familiares, cierto?. Lo llevó hasta el primer piso, a la biblioteca cuyas paredes estaban recubiertas de altos estantes llenos de libros.

—Increíble! Nunca había visto tantos!

—Puedes tomar el que quieras, pediré que nos traigan algo para comer.

En cuanto Seijurou salió, Kouki se sintió algo solitario en un lugar tan silencioso, incluso cambiar de páginas hacía un inaudito eco. Notó una puerta a un lado y sintió curiosidad, se sorprendió al descubrir una sala muy luminosa con grandes ventanales, a pesar de que estaba a oscuras se veía cada detalle: era una sala de música.

—Kouki? —el pelirrojo entró por la misma puerta que él— que haces aquí?

—Ah, lo siento, me distraje.. Sabes tocar? —dijo señalando el piano.

Él estaba saturado de las lecciones en instrumentos, idiomas, natación y equitación, pero al ver la ilusión en sus ojos brillantes, no pudo negarse.

Se sentó en el banco y estiró sus dedos antes empezar a tocar.

Kouki se conmovió hasta las lágrimas por la manera tan emocionante en la que tocó. Se limpió el rostro con asombro y dijo lo primero que pensó.

—Eso fue.. Hermoso.

Mirando al pelirrojo pensó que alguien no podría tocar así si no sintiera ese dolor. Comenzó a preguntarse si su amabilidad no sería una máscara.. Pero pronto algo cálido y suave en su mejilla lo hizo despertar: lo habían besado.

—¡¿Quéeeee?!

—Vamos, ya esta listo el almuerzo.

Tocó su ardiente mejilla .. Y sonrió.

...

Aww que ternura, si pueden escuchen el vídeo, así le va a dar más ambiente a la lectura 💙.
Gracias por leer y por sus lindos comentarios! Saludos!

Desafío de diciembre: drabbles AkaFuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora