Día 30: Máscaras

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Pintura blanca como yeso de base, sombra azul en los ojos, una gran sonrisa carmesí y una máscara de plástico encima, casi con los mismos detalles que tenía pintados.

¿Era idiota pintarse el rostro y luego usar una mascara encima? Tal vez, pero él no quería ser descubierto. No se molestó en usar lentes de contacto porque.. ¿Quién creería que esos ojos (dorado y rojo) eran reales?

Se puso un traje en gris oscuro y salió.

La noche caía sobre la ciudad como un manto de misterios y secretos. Le envió un mensaje a la banda diciendo que se prepararan.

El payaso llegó a una mansión que vibraba por la musica y brillaba como un árbol de navidad. El guardia lo detuvo pero él le dio un golpe en la nuca, y no molestó de nuevo. Entró sonriente y disparó al techo, la araña de cristal se deshizo en añicos

La musica se apagó de pronto, con el sonido de algunos forcejeos y susurros espantados cuando otros cinco individuos rodearon a los invitados

—Prestenme su atención damas y caballeros: cooperen y nadie saldrá herido.. Aunque no prometo nada —Su voz era como vino envenenado, suave pero mortal.

Le hizo una seña a un rubio y éste pasó demandando relojes, joyas y todo lo que fuera de valor. Miró a un alto moreno y éste se retiró con otro de cabello verde, empujando al dueño de la casa en busca de la caja fuerte.

—Te encargo el mando —le dijo al más alto, con cabello lila.

El de cabello fresa pasó entre los invitados tirados en el piso, luego de pisarle la mano a uno, los demás se arrastraron lejos de su camino. Él sonrió, era placentero ser obedecido. Sus ojos heterocromos observaron todo con exaltación. Entró por una sala donde un compañero destrozaba todo, buscando.

—No te alejes mucho —le dijo al fantasma y él asintió.

Caminó y dobló incontables veces, le gustaba husmear y ver si había algo lindo, como niño en juguetería. Bajó por una escalera oscura hasta una puerta roja como la boca de un lobo.
Sus ojos se abrieron desorbitados por el shock: era una habitación del terror, con un doncel encadenado en sus destrozadas muñecas. Había sangre y otros rastros de fluidos en paredes y piso. El nauseabundo olor lo mareó un segundo. Respiró por la boca sintiendo el sabor a vómito, las manos le temblaban pero se acercó al cadavérico chico.

Al volver, todos sus compañeros lo vieron perplejos de que cargara un cuerpo envuelto en una sábana.

—¡¿Qué haces?! No puedes..!

Un disparo resonó en el aire, muchos gritaron y se retorcieron de miedo, el pelirrojo le había volado los sesos al dueño de la casa.

—Yo puedo hacerlo todo. —se quitó la mascara mostrando su enorme sonrisa maníaca.

Aún con la escopeta en una mano, cargó al doncel castaño hasta la camioneta estacionada afuera, donde una chica pelirrosada los esperaba al volante. Todos subieron con el botín y se largaron.

..

No suelo escribir cosas tan turbias pero me gustó este, así que creo que en el futuro podría darle continuación.
Gracias por leer. Saludos!

Desafío de diciembre: drabbles AkaFuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora