Capítulo 2.
—Vamos ten, bebe esto —Alfonso se había acercado hasta Harry quien acababa de despertar, le estaba ofreciendo una especie de sopa que estaba servida en un tazón blanco.
Harry sin preguntarse de donde la había sacado accedió a tomarla, era sopa de fideos, aquella sopa tenía un sabor casero.
—¿De dónde sacaste esa sopa? —Harry preguntó mientras se sobaba la cabeza por la parte de la frente, en donde se había dado el golpe.
—Nos la enviaron... —Su amigo volteó a ver hacia afuera de la choza—. Después de que te golpeaste y te desmayaste, al parecer hay una especie de mini elevador en el suelo, por ahí subió la comida, venía envuelta, supongo que es seguro comerla, yo ya he comido mi ración.
Harry se incorporó en la cama, al parecer su amigo lo había arrastrado hasta la choza después de que se golpeó.
El cielo ya estaba oscuro, se comenzaba a hacer de noche, las noches en los desiertos eran frías, aunque no estaban seguros como sería el clima dentro de aquella cúpula.
—¿Cuánto tiempo duré inconsciente?
Harry se paró de la cama y caminó hasta la salida de la choza, salió de esta y se sentó a un lado de la entrada a ver las estrellas y el oscuro cielo.
—Debiste de haberte quedado así tan sólo unas horas, apenas está oscureciendo.
Eso hacía sentir mejor a Harry, por un momento creyó que habían pasado días.
El pequeño elevador subió, estaba subiendo junto con una cápsula, en la cápsula había el cuerpo de un hombre un poco inquieto, estaba dentro de un cristal, aquel hombre se encontraba golpeando las paredes de la cápsula que lo encerraba. Después casi a un lado de esta subió de la superficie otra cápsula igual con otro hombre del mismo aspecto, y también estaba inquieto golpeando las paredes. Y finalmente subió una tercera. Todas con cuerpos de hombres.
—¿Qué demonios...? —Harry se levantó del suelo muy rápido.
—Harry, ¿Qué son esas cosas? —preguntó su amigo.
Ambos estaban de pie cuando las cápsulas comenzaron a abrirse lentamente, cuando ya estaba la puerta a la mitad subió una cuarta cápsula, más pequeña que las otras tres, claramente se podía ver un cuchillo dentro de esa cuarta cápsula. Alfonso lo vio primero antes que su amigo.
—Mira, ahí hay un arma, es un cuchillo —Alfonso apuntó a la cuarta cápsula.
El problema de esa cuarta cápsula es que se encontraba detrás de las otras tres.
—Tendríamos que atravesar a esos tres hombres —Harry cerró el puño y frunció el ceño—. ¿Qué les sucede?
Las cápsulas se abrieron por completo y los tres hombres salieron de estas dando torpes pasos, cojeaban y no se podían sostener bien. Las cápsulas desaparecieron yendo hacia abajo de nuevo, quedando únicamente la última que subió. Los hombres se comenzaban a acercar a los dos chicos.
—¡¿Qué quieren de nosotros?! —Harry había gritado muy asustado.
Pero no hubo respuesta alguna.
Harry tomó a su amigo de la manga de la sudadera y luego ambos salieron corriendo. Hacia dónde ellos se dirigían también se dirigían aquellos torpes hombres que no parecían procesar alguna clase de pensamiento, eran lentos, ni siquiera se podían acercar hasta los dos chicos.
—Deberíamos tomar ese cuchillo, comienzo a asustarme —comentó Alfonso mientras seguían corriendo a través de toda la cúpula.
Los tres hombres ya se hallaban lejos de la cuarta cápsula. La única que no había bajado. Los dos chicos se acercaron hasta esta y en cuanto se acercaron esta se abrió dejando visible un sencillo cuchillo de cocina.
—De algo nos servirá —dijo Alfonso mientras tomaba el cuchillo.
Los hombres se empezaron a acercar nuevamente.
—¡¿Qué quieren de nosotros?! —Harry gritó nuevamente entre asustado y desesperado.
Pero de nuevo no hubo ninguna respuesta.
Definitivamente algo no andaba bien con aquellos tres tipos. No estaban seguros si los escuchaban o no. Pero aquellos les causaban terror por dentro.
—¡Maldita sea! —gritó Alfonso un tanto desesperado—. ¡Ya!
Después el muchacho de tez morena salió corriendo hasta uno de esos hombres y le dio una patada en el estómago haciéndolo retroceder.
—¡Ten cuidado! —le gritó Harry al ver lo que acababa de hacer.
Alfonso le volvió a dar otra patada al hombre y lo hizo caer. Después se abalanzó sobre él como un psicópata y le empezó a dar de cuchilladas. A pesar de la actitud de Alfonso el no dejaba de ser un niño de 14 años.
El hombre solo gruñía cada que el cuchillo penetraba su estómago.
Harry notó como otro de los hombres, uno un poco más alto que los demás, se acercaba a su mejor amigo. Harry corrió hasta el hombre y a cómo pudo le dio una patada para hacerlo retroceder. El hombre que estaba en el suelo comenzó a forcejear con Alfonso, pero Harry le pateó la cabeza haciendo que se dejará de mover. Había sido una patada tan fuerte que esperaba que el hombre no se hubiera muerto. El hombre había dejado de moverse. Alfonso se levantó del suelo y se pasó con otro de los hombres, lo comenzó a acuchillar sin piedad, no le importaba lo que fueran, tenían miedo. No tenían la habilidad necesaria para luchar por ser tan sólo unos chicos. No sabían hacer eso.
Tras unos minutos más tarde se habían deshecho de los tres hombres.
¿Qué eran esas cosas?, se preguntó Harry al ver los cuerpos tendidos en la arena y sin vida. El estado de aquellos hombres no era normal, un ser humano no hacía esos movimientos tan torpes. ¿y si eran zombis?, podría ser algo lógico, era a lo que más se asociaban aquellos tipos.
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Equinox.
Science FictionHarry fue raptado junto con su mejor amigo por alemanes, querían experimentar con ellos para después fusilarlos, pero un intento fallido de escape hizo que mataran a muchos y a ellos los pusieran a dormir. Al ser rescatados se dan cuenta que el mund...