Capítulo 9.
El campamento de Equinox se encontraba alejado de la ciudad, estaba en un bosque grande, escondido entre los arboles para que cualquiera que pasara por medio del aire no pudiera verlo tan fácilmente, esta era la base del pelotón Alfa el cual era dirigido por Tesner. Había unas seis o siente pequeñas casas de madera ahí, y se suponía que dentro de una de esas habría un pasadizo secreto para bajar a las instalaciones subterráneas. El campamento era abastecido cada cierto tiempo con víveres que se enviaban desde la base principal de Equinox, donde su ubicación era desconocida, lo cual era mejor para la gente.
A los tres chicos se les había asignado una de las pequeñas casas de madera, por dentro había algunas camas que colgaban, o mejor llamadas amacas. Habían sacado todo lo que traían de los autos de los ahora difuntos padres de Avril. Lo primero que hicieron al llegar fue visitar el cuarto de víveres donde ahí se les proporcionó uniformes iguales como los que traían los demás soldados de Equinox. Ahora serían soldados. El traje era negro y en la altura del pecho hacia arriba tenía una especie de capa color gris oscuro, el cuello de la capucha te tapaba casi hasta la nariz, era como una especie de traje para hacer a un lado el sol y que no te queme.
-Me gusta esto -dijo Harry mientras se metía en una de las capuchas que por cierto le quedaba algo floja del tronco-. Aunque... Bueno -Soltó una risita tonta-. Creo que necesitaré algo más ajustado.... -Se quitó la capucha y la devolvió al primer soldado que se encontraba cerca, después de unos momentos le pasó otra unas dos tallas más chicas y al probársela se dio cuenta de que le quedaba de maravilla y quedó encantado.
Sus dos amigos también se encontraban midiéndose sus respectivos uniformes, al final los tres optaron por usarlos un poco ajustados al cuerpo.
-Pues miren, a mi la verdad ni me gusta esta ropa -decía Avril a regañadientes pero después Alfonso la interrumpió.
-Mira, a mí sí me gustó, me veo sexy... -comentó Alfonso en broma pero al final logró sacarles una sonrisa a los que se encontraban cerca, y Avril por primera vez desde que dejó el bosque esbozó una leve sonrisa.Mientras iban pasando las horas Harry estaba temeroso porque sabía que pronto acabaría el plazo para ser entregados, no se le iba la idea de la cabeza y se sentía preocupado. Tenía miedo, al igual que sus amigos. Al igual que todo el país entero.
Refugiados en sus casas y otros buscando a los tres chicos con mucha ansiedad y sin saber que no los encontrarían, todos juntos esperaron que se acabara el plazo de tiempo que les habían dado los alemanes.
Cuando dieron finalmente las 11:36 de la mañana del día siguiente todos sin resultado alguno se encontraba el país entero dentro de sus casas, unos trataban de huir a otros lugares en donde no hubiera guerra. Los niños estaban abrazados de sus padres, los adultos se mordían las uñas, todos reunidos en familia viendo el televisor en el canal de noticias esperando la llegada de lo que se supondría ser lo peor.
Justamente a esa hora la transmisión de los televisores y de todas las pantallas del país -incluso algunos teléfonos celulares- se vio interrumpida por una transmisión entrante. Eran los alemanes una vez más. El mismo hombre, el mismo lugar. La misma máscara que tanto le llamaba la atención a Harry.
-Muy buenas una vez más ciudadanos norteamericanos... -el hombre enmascarado jugaba maliciosamente con sus manos mientras hablaba-. Lamento decirles que el plazo de tiempo de entrega se ha terminado -entonces el hombre se hizo para adelante rápidamente y con fuerza haciendo que sus manos se recargaran en el escritorio que tenía enfrente-. ¡Así que...! ¡DESPIDANSE DE WASHINGTON! -después el hombre perdió el control y se comenzó a reír con una risa muy macabra.
Harry, quien estaba sentado al aire libre rodeado de los demás soldados de Equinox y de sus amigos tragó saliva y después se comenzó a morder el pellejo de sus dedos con desesperación. Alfonso agachó la cabeza y se golpeó la cara con ambas manos y después no cambió de posición. Avril sólo recargó su cabeza en el hombro de Harry y cerró los ojos...
El enmascarado se volvió a acomodar en su silla y movió la cámara dirigida hacía su escritorio. Se podía apreciar algunas computadoras y varias pantallas coloridas con varios botones en ellas mismas. El tipo comenzó a presionar ciertas teclas que estaban en otro idioma y finalmente llegó a un botó táctil, se puso a pensar antes de presionarlo...
-Buena suerte... -dijo y finalmente presionó el botón, volvió a mover la cámara y la dirigió hacia una pantalla. Se pudo ver como salía un misil de una puerta que estaba en el suelo. Era grande, y puntiagudo, de color gris y con varias palabras en él escritas en alemán.
Tesner golpeó el suelo con su pie haciendo mucha fuerza en él.
El hombre enmascarado volvió la cámara en él y siguió hablando.
-Ahhh... -susurró-. Les vamos a dejar un pequeñita sorpresa a todos ustedes, buenas suerte con ello también...
Y la transmisión acabó. Las pantallas de todo el país volvieron a su programación de siempre. Era una pena para todos los que vivían y estaban en Washington.
Harry se paró del tronco en el que estaba sentado y comenzó a caminar en círculos alrededor de todo el lugar.
-¿En serio fue una buena idea habernos rescatado? -les preguntó.
Tesner cruzó las piernas y luego le dirigió la mirada a Harry.
-Completamente -le dijo mientras movía su mano derecha-. Sabes, ustedes tres tienen algo que ellos quieren, y, también les hemos estado siguiendo el rastro a esos alemanes, los odiamos tanto como ustedes, sabemos sus planes, sabemos lo que hacen y también sabemos lo que ustedes tienen, es por eso que a ustedes tres los dejaron vivir aquel día y los pusieron a dormir. Quieren algo de ustedes, algo para hacer un daño mayor a éste mundo. Tenemos gente infiltrada en muchos lugares, varios de los nuestros están infiltrados con esos alemanes y por suerte aún no los descubren. Y esperemos que no pase...
¿Algo en mí?, pensó Harry, ¿Algo en nosotros?, que extraño le resultaba todo aquello, no tenía idea de que podría ser, nunca se había sentido especial en su vida, nunca había tenido un motivo para sentirse de aquella manera y aún dudaba que pudiera tener algo en él.
-¿Qué tenemos? -preguntó Alfonso casi de inmediato.
Tesner se quedó pensativo, comenzó a frotarse la barbilla de un lado a otro, después le dirigió la mirada al chico moreno, después a la chica pelirroja con algunas pecas en su rostro y finalmente al chico pálido que por nombre llevaba Harry.
-Ustedes lo sabrán algún día, lo mejor es que sigan juntos, así su poder va a ser mucho mayor.
Harry se miró el cuerpo como examinándose, como si tratara de encontrarse algo.
-¿P-Poder? -dijo con el ceño fruncido mientras se miraba las manos-. Yo no tengo poder...
Tesner se quedó callado unos instantes...
-Váyanse a entrenar, Javier los llevará con los demás soldados que hay aquí, tienen que aprender rápido, ya tenemos que agilizarnos...
Uno de los hombres de Tesner se levanto del piso y luego guió a los chicos a través del campamento, los llevó con los demás soldados, y luego les dijo que se unieran e hicieran los ejercicios que hacían. El entrenador los guiaría.Se sentían muy agotados pero también aliviados porque Tesner los había mandado a llamar un rato después, así que se habían salvado de 100 flexiones.
-¡Destruyeron el misil! -la voz de Tesner alegre fue lo primero que escucharon al entrar a su tienda de campaña-. ¡Washington no fue destruido!
Tesner se había levantado de su silla con una sonrisa muy marcada en su rostro.
Los chicos sonrieron alegres.
-¡En cambio... -Exclamo una vez más, su cara de alegría no se desaparecía-, los americanos lanzaron un misil, a Alemania, un misil que no se puede rastrear! ¡Nuestros soldados vienen en camino! Lo siento por los ciudadanos inocentes de aquel país, desconozco el paradero del misil, pero, bueno... Se ha perdido la humanidad, creo que ya les vale lo que hagan...
-Señor los siento... -murmuró Harry.
-Ohh, vamos -Tesner se aclaró la garganta y siguió hablando-. No me digas señor, soy un chico apenas unos años mayor que tú, entre todo Equinox hay igualdad, llámame Tesner, no hay ningún problema en que me llamen así, me hace sentir más como en casa.
Harry desde que conoció a Tesner se dio cuenta de que era un muchacho alegre a pesar de tener un aspecto rudo, el muchacho de pelos rubios también era alguien buena onda, no parecían molestarle las cosas y también parecía que siempre buscaba una forma para solucionarlas.
-Muchachos, deberían irse a seguir entrenando, mañana habrá cosas por hacer. Tal vez los tengamos que trasladar de ciudad -les dijo Tesner ya un poco más serio que antes-. Es más, váyanse a dormir. Lo vamos a retomar, tal vez los llevemos a Oregon...
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Equinox.
Fiksi IlmiahHarry fue raptado junto con su mejor amigo por alemanes, querían experimentar con ellos para después fusilarlos, pero un intento fallido de escape hizo que mataran a muchos y a ellos los pusieran a dormir. Al ser rescatados se dan cuenta que el mund...