Capítulo 5.

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Capítulo 5.
UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS DE QUE DURMIERON A LOS NIÑOS.

Pudo abrir los ojos por primera vez en mucho tiempo, escuchó la voz de alguien que le hablaba, y también dejó de sentir el suero que le suministraban para alimentarse mientras dormía, no entendía por qué seguía vivo, no sabía cuanto tiempo había pasado. Se incorporó y lo primero que vio fueron dos chicos y una chica.
-Según esto... Tenías un poco más de año y medio dormido... -habló el chico con rasgos caucásicos, vestía un traje negro al igual que los otros dos tipos.
-¿Qué? -exclamó Harry asustado -¿Cómo pude estar tanto tiempo aquí?
No sabía que había sido de su familia.
-¿Quiénes son ustedes y qué hacen aquí? -preguntó otra vez, desesperado.
La chica se acercó a él, era de una piel igual de blanco que la del chico caucásico. Después se presentó y presentó a sus compañeros.
-Mi nombre es Jess, el güero es Robert y el moreno es Lawrence.
En ese mismo instante Alfonso despertó, lo vio levantarse y se alegró bastante al verlo vivo. Suspiró con algo de exageración y después habló:
-Harry... -decía entre un suspiro.
Sonrió y se levantó de la cama algo entumido y adolorido, tenía mucho que no se movía. Caminó apresuradamente hasta Alfonso y después lo abrazó.
-Harry... Te ves... Mayor... -Abrió sus ojos sorprendido.
Miró a su amigo unos instantes, él también había cambiado, no era el mismo niño de antes, se veía un poco más adulto.
-Tú también...
Los chicos sólo se les habían quedado viendo por lo emocionado que estaban, incluso pudo escuchar que Jess había soltado una risa.
Escuchó un quejido detrás de él y rápidamente volteó, era una chica que también estaba dormida y acaba de despertar, al parecer era la última persona que faltaba de despertar en éste lugar.
Era una chica de cabello castaño rojizo, muy bonita y de piel blanca. En cuanto abrió los ojos se pudo dar cuenta que sus ojos eran azules.
Se volvió a poner de pie y caminó hasta ella.
-Hola -le dijo sonriente-.
Jess se acercó hasta la chica y detrás de ella venía Robert emocionado.
-Buenos días, ¿bonita siesta, no? -preguntó Jess, pero fue interrumpida por Robert en cuanto ella acabó su oración.
-Miren... Otra chica... -Sonrió con una sonrisa de niño pequeño. Aunque tenía toda la finta de ser por lo menos mayor a los 20 años.
La chica se sobó la cabeza y luego se preguntó algo así misma que fue imposible escuchar.
-¿Dónde estoy? -se preguntó ahora, en voz alta.
Lawrence se acercó a ellos y se paró justo detrás de Harry.
-Bueno, justamente ahora estás viva, deberías alegrarte, tuvieron la suerte de haberlos encontrado y despertado, de no ser así seguirían en su sueño... También estaban solos, todo el edificio está abandonado... No sé cómo podían seguir vivos -Escuchó a Lawrence hablar, hablaba de una forma seria, como un chico maduro, parecía estar enojado por la forma en la que hablaba.
-¿Qué hacíamos aquí? -preguntó Harry volteando la cabeza para centrar su atención el Lawrence.
Jess contestó mientras le apuntaba a un monitor a un lado de la cama en donde estaba la chica.
-Al parecer querían jugar con ustedes... -dijo Robert
-¿Jugar? -preguntó su amigo en tono dudoso.
Lawrence le dio un zape en la cabeza a Robert y luego lo corrigió.
-Experimentar con ustedes para hacer algo de lo que no tengo la más mínima idea.
Después la chica pelirroja se levantó de la cama en la que estaba y lentamente se comenzó a alejar de todos como asustada.
-¿Quienes son todos ustedes? -les preguntó la chica mientras daba ligeros pasos hacia atrás.
Se lo pensó dos veces pero luego decidió acercarse a ella con cautela, de alguna manera tenía ganas de hablar con ella, era linda.
Caminó unos cuantos pasos y luego mantuvo la distancia, se preparó para hablar, las palabras salieron temerosamente de su boca.
-Mi nombre es Harry... -volvió a avanzar hacia ella y luego le tendió la mano-. Tú, ¿eres? -le sonrió.
Pero no respondió a su mano, tan sólo habló:
-Soy... Soy Avril -Dijo.
Jess se acercó hasta ellos dos y antes de que Harry pudiera decir alguna otra cosa lo interrumpió.
-Vamos... Tenemos que irnos, nuestra misión ahora es llevarlos a la ciudad para que ahí se queden y por haber rescatado a gente nos darán nuestra paga -dijo molesta.
Harry se volteó y se dirigió a Jess.
-¿Quienes son ustedes?
Ella sacó algo de su bolsillo del pantalón y luego se lo mostró, era una identificación de soldado, eran estadounidenses.
-Somos soldados, encargados de rescatar personas en peligro, estamos en guerra muchacho, desde hace dos años, y al parecer no hemos ganado, esos chinos, esos alemanes y esos rusos nos traen demasiados problemas, creo que se han perdido de muchas cosas, aunque viéndolo bien... Deberían de considerarse afortunados, las cosas no han ido bien y hay cosas que deberían de verlas con sus propios ojos... -Jess habló y luego se alejó de ellos.
Avril temerosamente se acercó a Harry y luego Alfonso se puso en frente de él, le asintió con la cabeza aunque no supo por qué.
No se acordaba de la guerra, antes de haber sido raptado tenía miedo de lo que pudiera pasar, ahora tenía miedo a lo que me se pudiera encontrar. Quería ir a casa...
Robert sacó una radio y habló a través de él, no pudo entender lo que dijo, pero después de que terminó de hablar les hizo una seña a los tres para que lo siguieran, se fueron atrás de él y luego se unieron Lawrence y Jess. Abrieron la puerta del cuarto y salieron, los guiaron por todas las instalaciones hasta la salida por la cual no pudieron escapar hace tiempo, ahí los hicieron esperar a que llegara un supuesto vehículo aéreo a recogerlos. Mientras esperaban, los soldados les ofrecieron unos sándwiches, los tomaron y dieron las gracias, lo comió como un desesperado, tenía demasiada hambre, y pues a pesar de que no era la mejor comida del mundo, realmente quería llevarse algo a la boca.

Los subieron a una especie de avión pequeño, era militar, tenía propulsores y era de un color gris. Los sentaron en una barra metálica y les dieron la libertad de mirar por las ventanas que se encontraba a un costado de la nave.
-¿En dónde estamos? -preguntó Harry a Lawrence quien estaba en frente suyo, sentado.
-México, en el desierto de Sonora, aquí tenía su base Alemania y ni siquiera nos habíamos dado cuenta hasta unos meses atrás... No quiero imaginar lo que hacían con ustedes... -Volvió a hablar sereno pero ahora su voz no se escuchaba tan estricta como antes.
-¿De dónde son? -les preguntó Robert uniéndose a la conversación-. Tenemos que llevarlos a sus hogares...
Alfonso fue el primero en hablar:
-Yo soy de California y mi amigo también, de San Francisco para ser exactos.
Robert carraspeó y luego se rascó a la cabeza.
-Yo de...
Después Robert interrumpió a Avril antes de que pudiera terminar su frase.
-Chicos... -se llevó la mano al cabello y se sobó la cabeza-. Lamentos decirles que hemos perdido el estado de California y parte de sus alrededores...

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