°°Pecado en la sangre°° Inosuke x OC KNY Demon Slayer

Melodia Domoniaca.

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12 Capítulo

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Chiasa huyó de la casa, Muzan no tuvo ni tiempo de comprobar si es que era fuerte y le servía como una Luna. Pero tampoco le interesó había sido un simple experimento como el más interesante que le esperaba encerrada en una montaña. ¡Una niña nacida de un demonio que el mismo había convertido y una humana! Y para mayor de su deleite, ambos eran cazadores de demonios. Muzan estaba de buen humor y había oído tocar a esa mujer, pensaba mejor con las melodías en su cabeza. Había planteado mandarla con una Luna menguante. Su favorito sin duda, el albino niño loco de los hilos. Con una familia muy extraña.

Entonces pensó en esa familia, no, no lo haría. La música de esa chic as se vería afectada por los trastos de ese niño demonio. La dejaría empezar, quizás y le servía de algo más.

Chiasa se paró en medio de su camino, tenía un habré voraz. Pensó las cosas dos veces. Había un cuerpo de un hombre a medio comer en esa casa y el cuerpo de un bebé. Era comida bastante apetecible. ¿Peor quien era ese hombre?

Volvió y observó su rostro por unos momentos. No le sonaba de nada, sólo le daba rabia y repugnancia verlo así que se lo comió. Vio al niño amorfo en el suelo, le invadió una gran tristeza.

No se lo iba a comer.

Estaba segura de que hubiera sido un gran niño, lo envolvió en mantas y camino con el cadáver hasta llegar a un árbol grande cerca de allí. Se paró y dejó a un lado el bulto, hizo un agujero y enterró al niño.

— Quiero tener niños... ¿Lo demonios pueden? ¿Qué le habrá pasado a ese hombre y a ese bebé?

Chiasa lo había olvidado. Normalmente pasan largos períodos hasta olvidar la vida en donde se fue humano, sin embargo el choque de haber perdido su hijo por semejante bestia y por el señor del traje la descolocó. Sin olvidar de que la había convertido en un demonio.

Chiasa solía ver en el linde del bosque a los niños jugar, cierto día vio a un cantar una canción, estaba sólo. Muy sólo... tentador.

Cogió con delicadeza su flauta y comenzó a tocar una simpatizante canción, de la flauta salió una densa niebla el niño absorto entró en ella. Nunca volvieron a ver al niño, ni a él ni a su cuerpo. Seguían teniendo esperanzas de que lo encontramos tratan al igual que ha muchos que desaparecían al final de la semana. Los cazadores llegaban pero nadie encontraba nada, ni esclavistas, demonios o algún animal del bosque.

Eso sí, aparecían cuerpos de hombres tirados fuera del bosque, casi en los huesos.

La mujer se tomaba descansos, no solía comer mucho, tampoco se hacía mucha falta. Al principio empezó atacando cada mes y luego desaparecía del bosque, fuera de el se daba festines, luego volvía y pasaba el rato con los pocos niños que había cogido. ¿Cogido? No, eran sus hijos. Los suyos y de nadie más.

Chiasa cierto día se encontró con un demonio de traje frente a ella, sentía que lo conocía. El sólo le mostró a una pequeña asustada niña a su lado. Era una dulzura.

Sus ojos se abrieron completamente. Era una hija maravillosa, por ahora sólo tenía a cinco varones, ninguna niña. Calculaba unos diez años a esa preciosura.

— Se llama Naoko. —La presentó el hombre de cabello corto.

— Es sublime, no pareces humana pequeña... pero tampoco un demonio... ¿Tus padres? —La mujer sonrió regozijada. Poco iba a importar si esos afortunados seguían vivos ella se encargaría de hacerles saber que su nueva madre sería ella.