La Belleza

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Una tímida gota se deslizaba por el cristal de la ventanilla del coche, Valeria la siguió con el dedo notando en él el frío de la apacible noche. Es curioso como la belleza se encuentra en las cosas más insignificantes de la vida. La belleza existe si se mira con los ojos apropiados. No todos ven belleza en un Monet, al igual que no todos ven la técnica. Podría decirse que la belleza es muy relativa y a la vez muy absoluta, pues, si cada uno ve la belleza donde le place, entonces no hay otra que pensar que la belleza se encuentra realmente en todos sitios. Una simple gota de agua corriendo por un cristal, dejando un estrecho camino húmedo, que a su vez, se deshace en otras pequeñas gotas, cada cual tomando una dirección distinta ¡qué gran metáfora de lo que es la vida! todo el cristal es ya un cuadro en sí mismo. Podría incluso decirse que es arte sin querer serlo, y sin embargo, la gente lo pasa por alto todos los días. Todos concentrados en sus tareas, todos buscando poner emoción a su vida, algunos recurren al alcohol y otros esperan encontrarla en el trabajo, unos son enamoradizos y otros disfrutan de la soledad. Sin embargo, la emoción y la belleza se encuentran mucho más cerca de lo que pensamos, solo hay que saber dónde mirar. Una hoja reseca que cae de un árbol y se posa plácidamente en el suelo, la humareda de polvo formada del paso veloz de un coche. Un paisaje nuboso que deja brillar los rayos del sol entre sus bordes, penetrando por las ventanas de los edificios, alumbrando los rostros de los caminantes, haciendo relucir los adoquines de piedra. Este tipo de belleza sí suele llamar la atención de la gente, como si todo lo que viniera del cielo tuviera la obligación de ser divinizado y reconocido. El cielo es pues un símbolo para la humanidad, un símbolo de esperanza y de felicidad, todos desean ir al cielo llegado el momento, nadie reconoce que sus pecados son tan malos como para no ser perdonados. Una mentira por aquí, o un deseo mal intencionado por allá, todos cometiendo los mismos pecados que su prójimo, pero cada cual siendo especial, mirándose uno de soslayo en el espejo, temiendo hallarse en el rostro la marca inequívoca del pecado.



Fragmento de la novela en la que estoy trabajando, La rebelión de las orquídeas. Deja un comentario si te gustaría verla por aquí😊💖



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