El despertador me sacó del sueño, estiré mi mano a la derecha y choqué con su cuerpo, sonreí y me voltee, abrí mis ojos despacio y ahí estaba con su boca entreabierta, boca arriba, una mano bajo su cuerpo y la otra colgando, me elevé un poco para mirarla mejor, se había dormido en tanga y camiseta, me incliné y dejé un beso en mejilla, un sonoro y sentido beso.
-Cariño, sé que no es ideal, pero hay que trabajar -susurré en su oído y luego lo besé, alargó un suspiro mitad gruñido, apretó sus ojos y sacó su brazo para tomar pasarlo por mi pierna.
-¿Hablas en serio? -susurró con su voz rasposa.
-Súper en serio -besé su frente y me senté a la orilla de la cama- ¡arriba bella durmiente! -dije con falsa alegría y ella se echó a reír.
Me dispuse a salir de la habitación para cambiar a la de Sofía, seguía dormida, encendí la luz y aplaudí.
-¡Arriba! -dije en voz alta y ella dio un salto, me reí.
-No, no, no, mamá por favor -dijo quejándose y elevé una ceja.
-Es lo que toca, cariño, hay que estudiar y mamá tiene que trabajar, vamos -palmee su espalda sobre la cobija que se había echado encima- Sofía, no me hagas hablar dos veces, por favor -dije sonando seria y tras bufar se levantó- ahora el beso a mamá.
-¿En serio? -dijo molesta, arrugando su frente como su mami, le sonreí y me acerqué a ella mientras acomodaba su cabello.
-¿No quieres? -le pregunté y ella bufó.
-¡Leo y yo sí! -chilló Callie apareciendo con la pequeña Leonor en sus brazos, restregaba sus manitas en sus ojos y cuando voltee a verlas con Sofía pegada a mí, la pequeña me estiró sus bracitos.
-¡Ven con mamá, cariño! -la tomé en brazos y sentí a Sofía aferrada a mi cintura. La llené de besos al tiempo que llenaba de besos a Sofía.
Salimos a la sala y tras mandar a bañar a Sofía y poner a Leonor en su encierro, sentí las manos de mi mujer en mi cintura y su cabeza en mi hombro.
-¿Puedo tener uno de esos besos que dabas como loca, mi amor? -dijo melosa y me voltee para pasar mis brazos por su cuello.
-Puedo darte mil, hasta desgastar mis labios, mi amor -las últimas dos palabras las dije en casi un susurro y me pegué a sus labios, gemí y ella gimió, bajó sus manos a mi espalda y pasé mi lengua por sus labios pidiendo acceso, ella abrió su boca y tras unir nuestras lenguas sentí sus manos en mi trasero, no pude evitar pegarme más a ella y pasar mis manos por su cabello. Entonces tocaron la puerta.
-¡Los odio! -dijo molesta y sonreí, me aparté no sin antes darle un beso en su nariz- abre tú, no estoy presentable.
Efectivamente, seguía en tanga, yo al menos tenía una bata que llegaba a los muslos, giré a la puerta y en eso Leo pidió a gritos atención, pasé por ella y tras cruzar el pasillo abrí la puerta.
-¡Oh, Hola! -saludé al vecino de enfrente y él sonrió.
-¿Está Calliope? -preguntó mientras me sonreía.
-Está en el baño, ¿necesitabas decirle algo? Porque podrías decirme y yo le digo cuando salga.
-Oh, no, no, nada importante, es solo que íbamos a ir juntos al partido de esta noche -dijo y sin poder evitarlo, hice mi cara de sorprendida.
-Ouch, no sabía -él se puso incómodo y sonreí- yo le digo que te escriba.
-¡Gracias, Arizona! -dijo y se dio la vuelta para irse.
Me quedé viendo cómo se marchaba mientras Leo halaba mi cabello, ese bendito tipo que buscaba incansablemente a Calliope, porque es que solo la buscaba a ella, apenas aparecía yo parecía quedarse en blanco.
-¡Mamá, comida! -chilló Sofía y negué mientras cerraba la puerta, voltee a ver a Leo que me miraba con cara de susto al ser descubierta tocando mis aretes.
-¡Te voy a dar pau, pau en la manita, Leo, los aretes no! -hice cara de enojada y ella hizo puchero- ¡ni creas que me vas a ablandar!
Me sonrió y no pude más que halar sus cachetes y besárselos, Leonor era tan rubia como yo, con unos preciosos y grandes ojos verdes, estaba a dos meses de hacer el año y era toda una niña sana y traviesa, los tratamientos habían hecho posible que igual que Sofía, fuese nuestra, aunque Sofía se parecía mucho a Callie físicamente, Leonor era todo Callie en personalidad. Dejé a Leo en la sillita de comer y le serví cereales a Sofía, agarré puré de la cena de la noche anterior, y unos vegetales de la misma, los calenté y me senté a darle de comer a Leo mientras Calliope aparecía. Los pensamientos sobre mi vecino y Calliope no me dejaban pensar, Sofía hablaba como cotorra y Leonor manoteaba la mesa y se metía las manos a la boca, solo salí de mis pensamientos cuando vi a Callie frente a mí con una súper sonrisa y unas ligas mientras peinaba a Sofía.
-Ve a ducharte, mi amor, se nos hará tarde -dijo y mi corazón se ablandó, le sonreí y me puse de pie, caminé hasta ella y la abracé- ¿qué pasa? -susurró en mi oído y suspiré.
-Sólo que te amo demasiado -susurré y me separé para darle un beso en su nariz- me voy a bañar, dale de comer a Leo, luego peinas a Sofía.
Ella me miraba extrañada y así la dejé, me duché y me puse mi uniforme, desde que Leonor nació salíamos al hospital muy a destiempo y decidimos llevarnos el uniforme puesto para no tener perder tiempo poniéndonoslo, una vez estuve lista bañé y alisté a Leonor mientras Callie peinaba a Sofía, faltando media hora salimos en camino, dejamos a Sofía y una vez estuvimos en el hospital y dejamos a Leonor en la guardería, Callie me detuvo y me abrazó.
-¿Quién buscaba en la mañana? -preguntó y me aparté para mirarla.
-El sujeto ese, el vecino -dije seria y ella me miró seria.
-¿Por qué ese tono de desgana?
-Nada, ya me tengo que ir -iba a caminar pero ella me detuvo.
-Suerte hoy, mi amor, también te amo demasiado -besó mi frente y suspiré.
Trabajar juntas era todo y más de lo que pude soñar, ella en su lugar del hospital y yo en el mío, y aunque a veces coincidir en jornadas era toda una bendición, pues en casa se llevaba una vida normal, cuando estábamos en turnos distintos todo se alteraba, nos veíamos poco y los horarios de sueño de las niñas se distorsionan, todo se alteraba tanto como mi miedo y pensamientos hacia ese sujeto que era nuestro vecino; di la vuelta y me apoyé en una pared antes de entrar a hacer las visitas de rutina, suspiré y cerré mis ojos.-Todo va a estar bien -susurré- no es nada, no va a pasar nada, es solo un vecino y listo -abrí mis ojos y solté el aire que estaba reteniendo, sacudí mi cabeza y sonreí antes de empujar la puerta.
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CUANDO TE MIRO -Calzona
RandomEsta es la tercera parte de una novela que empecé con la intención de que solo fuese una, ¡y miren nada más! Es la tercera parte de "Cuando Te Conocí -Calzona" Esta vez viene un poco distinta, con Callie y Arizona de adultas y en familia, afrontand...