Al pasar sigo tus pasos
Te quiero alcanzar
Para pedirte que conmigo estés y
Me regales de tu amor
Al pasar busco tu boca la quiero besar
Para sentirte a mi alrededor y darte
Un poco de mi amor
Mírame no tengas miedo
Déjate querer
Mírame no tengas miedo
Déjate querer
Yo solo quiero tu calor mujer
Y lo que puedas ofrecerEl sol daba de lleno, a lo lejos se podía ver el sol sobre el mar, me removí un poco y sentí su cabeza en mi cuello, sus piernas enredadas en las mías, sus pechos contra mí, estaba dormida bajo ese alborotado cabello negro, la sabana apenas nos cubría y podía ver su cintura, un brazo sobre mi vientre y el otro echado a un lado, sonreí y poco a poco me voltee completamente, los movimientos la despertaron y abrió sus ojos, me examinó y sonrió. Aún ahí echadas en el piso sobre una manta no parecía ser del todo incomodo.
-¡Vaya vista! -yo estaba contra el sol- tu cabello brilla muchísimo con esta luz.
-¿Cómo dormiste? -pasé mi mano por el costado de su rostro y cerró sus ojos.
-Estupendo -suspiró y volvió a mirarme- ¿hace mucho estás despierta?
Negué y se sentó, Calliope desnuda era más de lo que podía algún día llegar a procesar, su cabello sobre sus hombros me daban una vista perfecta de su torso desnudo, me acomodé más sin preocuparme de cubrirme, hacia mucho que habíamos superado esa etapa pero no llegaba a terminar de procesar esa vista perfecta que me regalaba.
-Ven, cariño -me tendió la mano y me levanté- vamos a ver esa vista -besó y mejilla y sonreí.
Caminamos juntas hasta el ventanal, me abrazó de espaldas y sus besos empezaron a deslizarse por mi cuello, sus manos por mis caderas, ya harta de los rodeos tomé su mano derecha con la mía y la guié hasta mi intimidad, ella mordió mi cuello y pasó sus dedos por mi abertura.
-¿Así que quieres que te toque? -susurró y me voltee.
-No, quiero que me poseas -susurré en su oído.
Entre besos y gemidos llegamos al sofá, me senté en su vientre con sus dedos encajados en mí, puse mis manos en sus piernas apoyándome para empezar a balancearme, cerré mis ojos y mordí mi labio inferior.
-Eres deliciosa -su voz estaba tan afectada.
Voltee a verla, subí y me dejé caer dejando escapar un fuerte gemido, de repente Callie movió sus caderas y de un golpe se metió y dobló sus dedos, grité, gritó. Sonreí y llevé una de mi mano hasta su intimidad, estaba empapada.
-¿Me necesitas? -susurré y ella cerró sus ojos mientras pasaba mi dedo corazón sobre su clítoris- dímelo.
-¡Ya cógeme! -estaba temblando pero no dejaba de meter y sacar sus dedos de mí junto a mis movimientos.
Metí un dedo en ella y elevó un poco su pecho, doblando sus dedos dentro de mí y me arquee junto a ella, mi respiración se nublaba y empazabamos a sudar, metí un dedo más y los doblé entrando lento pero fuerte, abrió sus ojos y me miró, la miré, nuestras bocas abiertas y jadeantes.
-Te siento, te vas a venir -susurró y lamió sus labios.
-Tú igual -sonreí.
Y sin más las estocadas empezaron a ser rápidas, duras, movíamos las caderas como locas y terminamos en un grito a coro, sonreí y cerré mis ojos, sentía cómo su intimidad socaba mis dedos y la mía socaba los suyos. De repente pasó una mano en medio de mis pechos y la miré.
-Están grandes y preciosos, aún no pierden el volumen por la lactancia -le sonreí.
-¿Preciosos?
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CUANDO TE MIRO -Calzona
RandomEsta es la tercera parte de una novela que empecé con la intención de que solo fuese una, ¡y miren nada más! Es la tercera parte de "Cuando Te Conocí -Calzona" Esta vez viene un poco distinta, con Callie y Arizona de adultas y en familia, afrontand...