Como yo te amo

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Tomé el bolso mantillero y a Leonor en mis brazos, recostó su cabecita en mi hombro mientras jugaba con mi cabello, Calliope se había adelantado para ir por Sofía que estaba en casa de Meredith, estaba camino a la salida y esa mata de cabello rubio acompañado de esa gran sonrisa me hizo sonreír.

-Arizona, yo quería agradecerle por el café y devolverle el gesto -dijo rápido y sacó de su bata una barra de chocolate que llamó la atención de Leo que se levantó y aplaudió emocionada, reí y tomé la barra.

-No hacía falta, Leah -le sonreí en agradecimiento.

-Yo creo que Leonor la va a disfrutar -le tocó la nariz a el pequeño bulto de alegría y cansancio que tenía en brazos, luego me miró y entrecerrando sus ojos y arrugando su nariz sonrió- véalo como un "gracias" palpable y de paso, como un regalo anticipado a la pequeña Leo -apretó sus mejillas y Leo hizo mala cara.

-Tiene sueño, está cansada y quiere chocolate, si vuelves a pellizcar sus mejillas te va a odiar para siempre -reí y ella lo hizo conmigo.

-Cariño, ¿nos vamos? -la voz era fuerte y clara, tras Leah estaba Callie de pie, seria.

-¡Hasta mañana, Leah! -le dije y besé su mejilla- di adiós a Leah, Leo -le dije bajito a mi pequeña y ella movió su manita libre.

-Hasta mañana, doctora -dijo y se encaminó lejos.

Caminé hasta Callie, tomó el bolso y se volteo para caminar a mi lado, no dijo nada y se limitó a acariciar los cabellos de Leonor, llegamos al auto, besé a Sofía que empezó a hablar y hablar mientras ponía a Leonor en su asiento, me subí en el de copiloto y empecé a charlar con Sofía mientras pasaba trozos de chocolate.

-¿Quieres, cariño? -le dije a Callie y ella me miró seria. Negué con la cabeza y sonreí- ¿En serio no quieres?

-No.

Elevé mis hombros y me metí un trozo a la boca, ella me miró un segundo para luego volver su vista a la calle; había decidido pasar por mí porque solo habíamos llevado un auto. Una vez llegamos a casa, nos encargamos de las niñas y luego de ducharnos y vestirnos para cenar, Leonor estaba en su silla para comer y Sofía a su lado comiendo unas fresas, Calliope estaba terminando de lavar un plato para servir en el fregadero, me acerqué a su espalda y la abracé, le di tres besos a lo largo de su espalda y ella suspiró.

-¿Ya me vas a decir qué tienes? -susurré y ella se volteo a mirarme, levanté mi vista y le sonreí, ella rodó sus ojos- ¿Es por Leah?

-¿Por quién o qué más sería? -bufó y besé su nariz.

-Eres tonta, cariño, no hay manera de que tengas que sentir celos por esa chiquilla -me apreté más a ella y entonces me abrazó, suspiré.

-Es que tú no ves cómo ella te ve, con esa cara de mosca muerta y su "Arizona" -dijo mi nombre intentando imitar su voz y no pude evitar reír.

-Así me llamo, cariño, ¿cómo más me va a llamar? -reí y con mi barbilla pegada en su pecho, elevé mi rostro sonriéndole.

-¿Doctora Robbins? ¡Como todos, mi amor! -dijo y me apretó en un abrazo- no quiero que se te acerque más -hizo puchero y me puse bien de pie para besarla.

-Eso es imposible, solo trata de mantener los celos a raya, o no desquitarte conmigo, cariño -besé su mejilla y le di una nalgada, ella se echó a reír- te prohíbo enojarte conmigo por algo tan tonto.

Servimos la cena, las niñas comieron y tras cepillarles los dientes las llevamos a dormir, nos acostamos en nuestra cama con ambas y luego las llevamos a sus habitaciones. Una vez de vuelta a nuestra habitación, listas para dormir, me pegué a ella y suspiré.

-¿No tenías que salir con el vecino? -le pregunté y ella suspiró.

-No, no compré mi boleto -dijo y asentí.

-¿Por qué no me dijiste, cariño? -me coloqué sobre mis brazos para mirarla y ella sonrió ladeando su cabeza para mirarme.

-Porque no era nada seguro.

-Quiero que me digas todo, aunque no sea seguro, porque luego viene ese sujeto y quedo como una idiota que no sabe de los planes de su esposa, y eso podría indicar que no tenemos buena comunicación y que por lo tanto, nuestra relación no funciona -lo dije rápido y ella se carcajeo- ¿por qué te ríes? -le di un golpe en su brazo y ella sonrió.

-Mi amor, detente, ya duerme, te haces mil ideas en la cabeza con eso de que el vecino quiere algo conmigo.

-No son ideas -la miré seria y ella suspiró.

-Pues lo de Leah tampoco son ideas, Arizona, la creo tan capaz de...

-¿De meterse conmigo? -la interrumpí y ella me miró seria- Porque si es eso, ese sujeto es capaz de lo mismo y más.

-No es lo mismo, no son situaciones nada similares -dijo y elevé mis cejas.

-¿Perdona?

-Eso, que son cosas distintas.

-¡Efectivamente! Leah solo me agradecía el café que le di porque traía resaca, el sujeto ése te viene a buscar a casa para salir a solas, ¡claro que son cosas distintas! ¡A ti te quieren desnudar y a mí tal vez besar! -ya estaba eufórica de solo pensarlo.

-Alucinas -me miró y cerré mis ojos- es un hombre, Arizona, ¿cómo crees que voy a preferirlo?

-¿Tal vez como preferiste a aquél idiota de Finn?

-¡Tenía años de no verte! -dijo molesta.

-Yo también tenía años sin verte a ti -dije bajito y ella suspiró.

-No olvides que estuviste con su hermanita -su voz era de reproche y la miré- también rubia.

-¿Estas acaso insinuando que podría estar con Leah por ser rubia? -elevé mis cejas y ella sus hombros- ¡totalmente estúpido!

-Igual que estar con el vecino.

Suspiré y me puse de pie, caminé al baño y tras lavarme la cara me apoyé en el lava manos, de repente su barbilla estuvo en mi hombro y sus brazos rodeaban mi cintura.

-como yo te amo, olvídate, no, nadie te amará, nadie porque yo te amo con la fuerza de los mares, yo, te amo con el ímpetu del viento -susurró en español y continúo- te amo en la distancia y en el tiempo, yo, te amo con mi alma y con mi carne.

Cerré mis ojos y me voltee para abrazarla, pegó su frente a la mía y cantó un poco más de esa canción que nos sabíamos.

-Te amo a puro grito y en silencio, yo, te amo de una forma sobrehumana -acarició mi mejilla y besó mis labios- ¿podrías dejar de desconfiar? No me creo ni mínimamente capaz de engañarte, cariño.

-Perdona -me pegué a ella- como yo te amo nadie te amara -susurré en un español no tan malo.

-¿Ya podemos dormir? -dijo y reí.

-¡Arruinas este lindo momento, Calliope! -me separé y la miré con una sonrisa, ella me la devolvió y suspiré- Te amo cada día más, y eso que tenemos muchos años juntas.

-Te amo mucho, cariño -besó mis labios.

CUANDO TE MIRO -CalzonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora