6: Erick

2.2K 269 117
                                    

Caminaba tranquilo por los pasillos de la escuela hasta llegar a mi casillero pero antes de eso, un brazo me jaló metiéndome al armario del conserje.

Y ahora estoy aquí besándome con Joel.

Por alguna razón no escape, no me negué, al contrario correspondí gustoso a sus toques y a sus besos.

Joel es adictivo y yo ya me hice adicto a él.

Ni siquiera recuerdo en que momento esto se salió de control, pero estoy tratando de aceptarlo.

El timbre suena fuertemente sobresaltandome y me alejo delicadamente de sus labios.

—Tengo clase de matemática —logro decir antes de que él vuelva a unir nuestros labios —hoy tengo exámen —añado cuando se separa para tomar aire.

—De todos modos vas a aprobar —responde sin tomarle importancia y vuelve a acercarse.

Le corro la cara y digo —Es importante Joel, van a castigarme.

—Como quieras —dice sonando un poco molesto —tambien debería estar en clase. Debo hacer un experimento con Yoandri —termina de hablar y levanta su mochila del suelo.

Cuando pretende abrir la puerta lo jalo hacia atrás y lo arrincono en una esquina.

—¿Dijiste Yoandri?

—Si.

—¿Estás saliendo con él? —suelto tratando de no sonar celoso pero tal vez no lo consigo.

—Ya te he dicho que no. Es solo mi amigo.

Sonrío más tranquilo —¿Entonces nos vemos en la salida?

—Aquí mismo.

Dejo un último beso en la comisura de sus labios y salgo de ahí para llegar a mi salón.

El resto de la mañana lamo mis labios a cada instante. Es como si el azúcar de sus labios se mantuviera en los míos.

Pero nada se compara a cuando lo beso.

No creo que nadie en el universo entero haya sentido tal dulzura.

Mucho más dulce que la miel e inclusive la melaza o kilos y kilos de azúcar.

Debería inventar una excusa para que Chris no me busque y se vaya solo a casa pero no lo veo por ningún lado y quizá es mejor, así no le miento.

Camino hacia el armario del conserje, dónde cerca hay una máquina expendedora de refrescos, es ahí donde está parado Joel mirándome, con su típica sonrisa egocéntrica plasmada en su rostro.

Debe estar pensando cuan absurdo es este Erick por haberse vuelto adicto. Porque yo debería estar golpeando su cabeza con un libro no besando su boca como si mi vida dependiera de ello.

Y lo peor es que tal vez es así.

Soy patético.

—¿Esperaste mucho?

—Un poco —responde —pero valdrá la pena.

Sujeta mi mano delicadamente y me guía hasta llegar frente a la puerta del armario.

Pero antes de que entremos escuchamos ruidos adentro.

Nos miramos incómodos porque son gemidos.

No habrá más besos por hoy.

Kisses Candies ♡Joerick♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora