Kisses Candies ♡Joerick♡

2: Erick

—No sé que estamos haciendo aquí —se queja mi amigo —deberia estar haciendo la tarea de química.

—La harás por la noche, no te preocupes.

—No me quedará otra opción. Al diablo mis 10 horas diarias de sueño —reniega.

Río mirando alrededor.

Joel y Zabdiel llevan 30 minutos tarde.

Estoy golpeando a Joel en mi mente con un bat de béisbol. Es muy divertido, hasta que lo veo.

Camina a paso de tortuga. No puede ser más inútil.

Cuando me mira le hago una seña de que se apure y se acerquen a nosotros.

—¡Qué casualidad! —exclamo cuando están cerca —Hola, chicos.

Siento a Chris temblar a mi lado y sujeto más fuerte su brazo.

—Hola, Chris —saluda Zabdiel en un suspiro viéndolo embobado. No entiendo cómo es que Chris no se da cuenta.

—Ya que nos encontramos, podríamos pasar la tarde juntos —sugiere Joel.

—No —responden ambos al unisono y se sonrojan al mirarse.

—Estoy de acuerdo con Joel —opino yo —podriamos caminar un rato y luego sentarnos bajo un árbol a conversar.

—Pero no te agrada Joel —dice Chris.

Joel me mira y yo niego con la cabeza —No es así.

Y Chris continua hablando —El otro día en la cancha, era Erick el que estaba tirandote piedritas a la cabeza.

Joel quiere decir algo pero Zabdiel se adelanta en hablar —Igual que el sábado, cuando Joel llevó tu mochila a objetos perdidos e hizo que la buscarás 3 horas.

Ambos chicos comienzan a reír mientras van contándose todo lo que Joel y yo nos hemos hecho en el transcurso del tiempo que nos conocemos.

Joel y yo nos mantenemos en silencio porque no tenemos nada que reclamarle al otro. Siempre empatamos en nuestras bromas.

Joel saca de uno de sus bolsillos un chicle, mientras caminamos detrás de nuestros amigos, lo saca de su envoltura y lo mete a su boca. Mastica un par de segundos y al poco rato saca otro chicle, haciendo lo mismo. Y luego saca otro chicle y después otro y otro más.

Me pone nervioso el ruido que hace con las bolsitas de los chicles. ¿Cuántos se ha metido a la boca? ¿40?

No me ha dado ni siquiera uno.

Estiro mi mano frente a él cuando veo que está apunto de meterse otro chicle a la boca.

Él me mira desconcertado antes de meter el chicle a su boca y estirar su mano para tomar la mía.

—Te perdono —pronuncia apenas con la boca llena.

Golpeó su cabeza con la palma de mi mano —Dame un chicle.

—No tengo.

—Tienes como cien.

Me muestra sus bolsillos vacíos —Ya estoy masticando todos.

—¡Eres tan egoísta! —reclamo empezando a llorar. Adoro ver su cara asustada cuando hago mi típico drama y la gente se queda viéndonos. Sintiendo pena por mí y acusándolo a él.

—Basta, Erick —murmura bajito.

—¡Me maltratas mucho! —suelto en un sollozo y bajo la mirada.

—Callate, Erick, más personas nos están mirando.

—¡Eres tan malo conmigo! ¡Me quitaste mis chicles y golpeaste mi cabeza y...! —no puedo continuar porque Joel mete un poco de chicle a mi boca.

—¿Conforme? —pregunta burlonamente y yo asiento masticando el chicle feliz. Sujeta mi mano y me jala a su lado. Caminamos rápido para alejarnos de los curiosos —¿Siempre tienes que hacer tu berrinche exagerado?

—No lo haría si fueras bueno conmigo —me encojo de hombros —pudiste darme chicle desde el principio.

—Pero no tenía.

—¿Entonces...?

—Espero que te guste el chicle masticado y babeado por mua —se burla.

Rápidamente escupo el chicle en mis manos y lo miro enojado. Quiero desaparecer la tonta risa que suelta en este instante.

—Tu cabello es muy lindo —digo estirándome para acariciarlo —debes cuidarlo mucho —el asiente orgulloso.

—Mis rizos son la envidia de cualquiera.

—Lastima que tengan chicle pegado en ellos.

—¡¿Qué?! —grita asustado, rápidamente toca su cabeza y lo confirma —¡Erick! —me reclama mirándome enojado.

—¿Vas a golpearme? —quiebro mi voz listo para hacer otro de  mis dramas.

—Mejor que eso —sonrie, saca el chicle de su boca y lo pega en mi cabello.

Grito fuertemente, tanto que Zabdiel y Christopher vuelven corriendo de donde sea que hayan estado.

—Chicos, no —murmuran avergonzados ambos al mirarnos.