Capitulo 21

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POV Luisita

¿Qué le estaba pasando a las mujeres de este mundo? ¿Todas estaban locas?

Sólo eso explicaba el gran desastre en el que se había convertido mi día. ¿Cómo podrían las cosas darse vuelta en tan poco tiempo? Obviamente tenía una gran cantidad de culpa en la situación. Pero tal vez había olvidado las consecuencias que esto podría causar.

Después del rechazo de Carol, había vuelto a la soledad de mi apartamento. Al llegar a casa, tiré los zapatos en una esquina de la habitación y me tiré en el sofá, respirando profundamente, tratando de calmar mi cerebro que procesaba demasiada información en un corto tiempo.

Todo el camino de regreso estaba tratando de entender la razón por la cual Carol me rechazó. No recuerdo nada que pude haber hecho para causar tanta ira en la mujer. ¿Ella me había visto con alguien? ¿Ella me había visto con Amelia? ¡No, no! Muy poco probable.

Con Amelia nos acercamos de manera espectacular, pero los lazos se habían cortado de la más grosera y cruda manera posible, todo por mi culpa. Lamento eso, la última persona que merecía ser tratada de esa manera era ella. Un sentimiento de culpa me toco. Recordar todos los momentos en los que ella me hizo sentir bien, feliz, sólo aumentó la culpa que sentía.

Cerré los ojos recreando en mi mente todos los momentos:

"- ¿Está todo bien?

- Sí, sólo estaba pensando.

- ¿Puedo saber en qué? - Pregunte cada vez más cerca.

Amelia me miró con calma para luego hablar.

- En lo agradable que es estar aquí.

Sus ojos parecían expresar esas palabras de manera sincera.

- Te voy a contar un secreto. - Susurré mientras me acercaba más.

- Yo también estoy feliz de estar aquí. – Le susurré al oído, notando que todo el cuerpo de la mujer se estremeció. Ella sonrió y bajó la cabeza.

- ¿Te importa si acuesto mi cabeza en tu regazo? No quiero parecer abusiva, pero...

- No hay problema, puede recostarse.

Amelia habló en voz baja. Quité unas cosas del camino y me acosté en su regazo.

- Maria me va a matar, estoy acostada en el regazo de su conquista. O Jesús, ¿no es así?

- No tengo nada con ninguno de ellos.

- Bien entonces. No quiero tener discusiones por los celos de sus pretendientes, señorita. Ledesma.

[...]

- Me gustas Amelia. - lo dije de la manera más sincera que podía. La mujer estaba calmada analizando mis palabras.

- Tal vez en años, tú seas la única mujer que conozco que me hace sentir muy cómoda, ¿Sabes? En este tiempo, sé que tenemos una relación de trabajo, pero no me arrepiento en absoluto de haberte traído a pasar este fin de semana conmigo. Hacerte saber un poco de mi vida, te garantizo que pocas personas conocen.

- No sé qué decir, Luisita... sólo que estoy disfrutando de estar aquí... que, sin duda, me sacaste de un fin de semana deprimente - Sonrió débilmente - y me siento bien con vos, y con tu amistad.

"La amistad" ¿Era lo que sentía por ella? Era inexplicable cómo Amelia podría mejorar mi día tan fácilmente. No tenía idea de cómo explicar la gran confianza que ella me transmitía, sus ojos me transmitían sensaciones placenteras que había olvidado. Me quedé mirando a la mujer durante largos segundos admirando la belleza que sólo ella podía tener. Hasta que sentí una gota cayendo en mi cara.

La stripper - LuimeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora