Capitulo 53

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Amelia Pov

No sé exactamente por cuántos segundos me quedé inmóvil en ese instante. Mi cuerpo se puso totalmente estático tan pronto como escuché a Luisita terminar la frase. La mujer me miró con ese par de ojos tan intensos y llenos de lágrimas, pude ver en ellos la ansiedad y su inquietud, y también, la emoción del momento. Se veían hermosos, casi mostrando la calma. Lo que definitivamente no me representaba.

La propuesta de Luisita me había tomado totalmente fuera de guardia, dejándome como una montaña rusa llena de subidas y bajadas en tan poco tiempo. Fue increíblemente aterrador lo que me hizo sentir. Sus dulces palabras acompañadas por su mirada penetrante me habían dejado sin piso, sin embargo, me dio la bienvenida en un amor colosal. No era una exageración, pero juro que podía escuchar el latido de mi corazón fuerte y acelerado, sentía que en cualquier momento podría salirse de mi boca.

Luisita se removió enfrente de mí, dando un suave balanceo en el agua de la bañera de hidromasaje, tocó con su dedo pulgar la piel de mi mano, haciendo una ligera caricia.

Ella todavía estaba esperando una respuesta. ¡Despierta, Amelia! ¡Dí que sí! Mi subconsciente gritó de manera alarmante a mi cuerpo paralizado.

-Entonces... - Susurró ella, dejando sus ojos bajar hasta mi mano, para después, volver a conectar con los míos - ¿Quieres casarte conmigo, Ameli?

Mis labios se curvaron en una sonrisa haciéndome entrecerrar los ojos, dejando las pequeñas lágrimas rodar por mi cara. Dejé escapar una profunda bocanada de aire, liberando la emoción que llenaba mi pecho con tanto fervor.

-Por Supuesto que me casaré contigo, Luisita. - Dije inclinándome hacia delante para abrazarla con todo el amor que podía ofrecer en ese momento - ¡Sí! - Susurré en su oído.

Juraría que Luisita estaba sonriendo, su respiración desajusta lo reveló. La mujer envolvió mi cuerpo en un abrazo fuerte, dejándome sentir de una manera evidente la rapidez con que su corazón latía. Sabiendo que Luisita, una mujer tan controlada y segura de sí misma estaba nerviosa de pedirme que me casara con ella era maravilloso. Suspiró en un evidente alivio debido a mi respuesta y se separó de mi abrazo con una sonrisa enorme en su cara. ¿Ya he dicho que su sonrisa me saca de esta órbita? Era otra de las cosas que más amaba de ella.

Luisita me miró fijamente a los ojos, aun sonriendo. Y capturado lentamente mi mano derecha para deslizar sin más preámbulos el hermoso y delicado anillo en mi dedo. Mi corazón martilleaba con fuerza, revelando lo importante que para mí estaba siendo eso. Cuando el anillo estaba posicionado perfectamente en mi dedo, ella inclinó la mano y se la llevó a los labios, que aterrizaron con delicadeza en el lugar donde estaba el anillo.

-Te haré la mujer más feliz en este mundo, Amelia. - Susurró mirándome - lo prometo.

Incliné mi cuerpo, poniendo de rodillas en la bañera de hidromasaje. Las manos de Luisita aterrizaron en mi cintura, con el fin de tenerme más cerca de ella. Me acerqué más rápidamente, sentándome en su regazo, poniendo mis piernas alrededor de su cintura. Apoyé mi frente contra la de ella, siendo capaz de sentir su respiración entrecortada contra mi cara. Nos quedamos con los ojos cerrados, simplemente disfrutando de toda la sensación que ese momento nos estaba ofreciendo. Las manos delicadas de Luisita fueron de arriba a abajo de mi espalda en una ligera caricia, llena de amor.

-Sé que lo harás, confío en ti, amor. - Le susurré.

Luisita frotó la punta de la nariz en mi mejilla muy despacio, hasta que sus labios se encontraron con los míos con ligereza. Deslizándolos contra los míos, provocando suspiros involuntarios en mí. Tal vez nunca podría explicar la sensación de besar a Luisita, ningún tipo de palabra sería suficiente para describirlo. Pero sentí esa explosión de sentimientos dentro de mí cuando me entregué a ella con tanto fervor. Cuándo estás en los brazos de la persona que más amas y todo lo que deseas es nunca salir de allí, quieres que el mundo se detenga para prolongar ese momento por tanto tiempo como sea posible. Solo quieres sentir eso, para vivir todo lo que ese momento te puede ofrecer.

La stripper - LuimeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora