Capitulo 51

6K 192 77
                                    

Pov Luisita

Abrí mis ojos lentamente, sintiendo el dolor en mi cabeza. Me giré de un lado a otro en la cama, buscando el cuerpo de mi mujer. Pero estaba vacía. Gruñí palabras incoherentes tan pronto como mis ojos vieron la claridad que venía desde la ventana.

¿Dónde está Amelia? Jesucristo.

Me senté en la cama, frotando mis ojos ligeramente. La noche de ayer fue más emocionante de lo usual. No recordaba mucho, pero sabía que en medio de todas las borrachas yo era la que estaba mejor. Solo tuve la ayuda de Mónica que por cierto era la única sobria, para ayudarme a sostener a todas esas mujeres.

- ¿Que estuvieron haciendo? – Preguntó Ana en cuanto puso sus ojos en nosotras cuatro.

Se había quedado en la mesa con Lourdes y Mónica, que estaba acurrucada en los brazos de una hermosa rubia.

Lourdes dejó salir una graciosa y ruidosa risa, los efectos del alcohol se hicieron presentes en la mujer.

-No quieres saberlo.

Ana amplió sus ojos y abrió su boca.

- ¿Sexo grupal? ¿Y no me llamaron? – Dijo emocionada y algo borracha.

-Ni siquiera para compartir, huh. – Fue el turno de Lourdes de hablar. – Te extraño, Amelia. – Completó guiñando a mi novia.

Observé a la mujer de manera seria. La maldita siempre se aseguraba de coquetear a mi mujer. Todo para provocarme, y como siempre, no pude controlarme.

- ¿Puedes callarte? –Exclamé con ira.

-Luisi... Mantén la calma. – Me susurró Amelia.

-Ella me provoca. – Resoplé con ira.

Amelia dejó salir una sonrisa inocente y se giró para verme, haciéndome mirarla a sus intensos ojos.

-Soy tuya, te lo demostré, ¡¿o no?!

Dejé salir una sonrisa relajada y besé sus labios muy despacio. Girándome hacia Lourdes para mostrarle mi expresión victoriosa. La mujer rodó sus ojos.

-Están destrozadas. ¿Lo hicieron todas juntas? – Preguntó la amiga de Amelia con mucha curiosidad.

-¡Por el amor de Dios, Ana! – Exclamó Mónica. – Estaban bailando.

-Algo parecido. – Dejó salir Maria.

-Voy a rezar mucho por ustedes esta noche. A Jesús no le va gustar esto, chicas.

-Cállate. – Hablé empujándola.

- ¿Nos vamos? – Susurró Amelia.

-Sí, vamos, bebé.

-¡No, no, no! ¡Vamos a beber! – Dijo Lourdes alzando su vaso a lo alto.

Y bebimos, mucho. Hasta el punto de no poder estar de pie. Han sido muchos años desde que no salía así y me divertía tanto.

Salí de la cama lentamente y fui al baño. Podía escuchar el sonido de la ducha. Dejé salir una risa suave y tan pronto como abrí la puerta pude ver el maravilloso cuerpo de mi novia. Estaba concentrada en la ducha caliente. Las gotas de agua hacían que el cristal de la ducha fuese algo borroso. Pero podía ver fácilmente sus hermosas curvas.

-Linda vista. – Dije.

Amelia en un salto se giró hacia mí.

-Dios! Me asustaste. – Exclamó.

Sonreí y me acerqué, abriendo la puerta de la ducha, para entonces mirar claramente.

-Dios no, amor, Luisita. – Bromeé robando un beso de sus labios.

La stripper - LuimeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora