Mi paraiso.

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Entre tantas condenas
Me aferré a una
Caminé sobre el paraíso blasfemo
Y disfruté el viaje
Mientras observaba varias almas aferrarse a la poca luz que entre todos tragaban con desesperación
Disfrutaba de la oscuridad que dejaba la decadencia de esta.
Caminar hacia el lado contrario jamás había sido tan excitante.
Después de un rato que mis andadas entraron en desesperación, empecé a correr despavorida hacia una Laguna roja que estaba detrás de una montaña de nubes.
Mis piernas no respondían a los estímulos de mi consciente, y se tiraron hacia aquella agua turbia color sangre, y la empecé a beber con gozo mientras le quitaban la sed a mi alma.

Sed que no sabía que tenía.
Alma que no sabía que tenía.

Poesía para tus noches tristes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora