Depresión

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Ahogué mis penas con un trago acerbo de dolor,
Sin darme cuenta caí rendido ante un abismo,
Aquella adictiva mancha de crueldad invadía de nuevo mis tejidos,
Y al querer sacar mi sufrimiento rompía el tegumento que una vez fue testigo de batallas perdidas.
La defunción me sonreía, mientras con sollozos lamentos gritaba el nombre de mi madre, quien placía con serenidad en su sueño más profundo.

Tras varios gritos desesperados, lo único que me contestaba, eran aquellas voces diabólicas que susurraban mi nombre, y cada vez era más placentero el viaje.

Tan sencillo fue caer, y tan difícil fue escalar,
Mi vida ahora cuelga de un hilo delgado, entre mi bienestar anímico, y mi ánima vibrante.

En el limbo donde me encuentro no se me permite respirar, pero tampoco morir.
Y me ahogo en un llanto nocturno, mientras espero desolado, si el sufrimiento será eterno, o la seguridad de mi muerte lo hará detenerse.

Rezaré por mi idealismo, hasta que esta batalla se gané.
Seguiré cayendo por el precipicio,
Llegaré hasta el fondo, y una vez ahí,
Volveré a escalar, pero esta vez estaré seguro de no caer.
Otra vez.

Poesía para tus noches tristes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora