Memorias

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Mi cuarto se empezaba a llenar de alaridos inexpresivos atraídos por los recuerdos punzantes de aquel pasado que solía ser eufórico, y ahora ahogaba el presente en un lago de melancolía.

Escuchaba aquel ruido incrustarse por mis oídos, e impulsaba lágrimas que alimentaban el ansía de las voces en mi cabeza, voces que al parecer jamás podían estar satisfechas, porque la regularidad con lo que esto sucedía cada noche era aterrador.

Mis delirios empezaban a ser parte de la realidad, y la felicidad poco más que un pedazo de mentira guardado muy en el fondo de mi subconsciente, que solo surgía cuando era inevitable.

El silencio empezó a percibirse como algo imposible, y lo remplazaba una angustia que poco a poco se fue incrustando en mi, hasta poder convertirlo en insomnio.

Ahora no puedo dormir, pero puedo soñar que lo hago.

Poesía para tus noches tristes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora