Capítulo 1: ¡Traspasando universos!

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Era un día frío en la tranquila ciudad de Namimori, Japón. Los autos pasaban a una velocidad moderada, sin ir demasiado rápido ni muy lentos, había mucho silencio en los alrededores ya que en estas épocas el entorno de la ciudad es bastante calmado. Usualmente, hay personas trabajando en las construcciones de edificios pero esta vez no, era la mañana perfecta para todos, un muy cómodo día en el que todos estarían a gusto... salvo en el hogar de los Sawada.

— ¡Mamá! - Gritó un pequeño niño con cabello afro y pijama con esquema de vaca. 

Nadie respondió a su auxilio, pues eran horas muy tempranas como para andar molestando, la madre o más bien, la señora que lo había acogido en su hogar aún seguía durmiendo después de una larga noche de trabajo, pues se quedó a altas horas de la noche tejiendo un disfraz para que usara el pequeño en el evento de navidad que tendría lugar en su escuela preescolar.

- ¡Mamá! - Gritó nuevamente, no obteniendo una respuesta se decidió. - Inútil Tsuna.... -

En el robusto rostro del pequeño se formó una gran sonrisa de oreja a oreja, la cuál reflejaba maldad y avaricia dentro de sí, saltó desde la mesa hasta el suelo y corrió rápidamente subiendo las escaleras hasta llegar a una habitación en particular.

- ¡Te tengo! - Exclamó el bovino mientras se lanzaba en dirección a su hermano mayor. -

El castaño entonces, al sentir cómo algo lo había golpeado con fuerza entró en temor y rápidamente se levantó, pensando que estaba bajo ataque enemigo pero al ver cómo su supuesto contrincante se liberaba de aquellas sábanas que lo cubrieron, suspiró y habló en voz baja, después se acercó al más joven.

- Lambo, ¿qué estás haciendo aquí? - Preguntó el estudiante de secundaria. - Son las 7 de la madrugada. Entro hasta las 9. -

- ¿A quién le importan tus tontos estudios si de todas formas repruebas? Yo vine aquí para que me sirvas de desayunar. - Dijo ofendido. -

- Pero yo no sé cocinar. - Respondió avergonzado. -

- ¡Capia! - Exclamó asustado. - Me moriré de hambre. -

El adolescente se burló de la situación actual del más pequeño, provocando que este último se enojara para después lanzarle una granada a su hermano mayor, quien fugazmente esquivó el ataque de su pequeña arma de destrucción.

- ¡Lambo, ya te dije que no utilices esas cosas en la casa! - Dijo en voz alta, regañando al pequeñuelo. - Si algo le pasara a los demás, sería tu culpa. -

- Buajajaja, a mí no me importa nadie. - Comentó el niño con aires de grandeza. -

- ¡Ya desperté! - Gritó una voz femenina desde la planta baja, alegrando al pequeño Lambo. -

- ¡Mamá! - Exclamó mientras salía rápido de la habitación pero se detuvo en seco para mirar a Tsuna. - Adiós, inútil Tsuna. -

El niño salió de la alcoba perteneciente a dicho castaño, quien se quedó confundido con lo que acababa de pasar, sin más, suspiró y trató de acostarse nuevamente en su cama con el fin de conciliar el sueño una vez más.

Pasó una hora y media, faltando menos de treinta minutos para que las clases de hoy en día dieran inicio, por lo cual, el joven Vongola no tuvo de otra más que levantarse, removió la pijama que él portaba y la dejó en un cesto. Después se puso su uniforme.

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Katekyo Hitman Reborn! Generación de HéroesWhere stories live. Discover now