La última noche juntos

1.5K 69 27
                                    


Una pequeña parte de la montaña estaba cubierta en ese momento por muchos avioncitos de papel, algunos incluso se habían quedado atascados en las ramas de los árboles, otros habían ido parar a un río cercano, y las risas de los niños resonaban por todos lados.

Tanjiro ya llevaba un par de meses visitando a esos gemelos que había conocido en la montaña, aunque solo pasaba tiempo con uno de ellos: Muichiro, el niño que era dueño de ese cálido aroma que tanto le gustaba.

Por otro lado, Yuichiro permanecía todo el tiempo alejado de ellos, se encerró en su hábito huraño debido a que le desagradaba demasiado lo que su hermano estaba haciendo. No le permitía del todo a Muichiro pasar mucho tiempo con Tanjiro, así que se lo llevaba consigo cada que tenía oportunidad

Al principio era por su desconfianza, argumentando lo peligroso que era para su hermano menor el que pasara tanto tiempo con un desconocido. Aunque con el pasar de los meses fue acostumbrándose de cierta manera a las visitas de Tanjiro, y a pesar de que no era santo de su devoción, al menos no le provocaba tanto recelo como al principio, ni tanta desconfianza como le hacía sentir ahora una joven que de vez en cuando también pasaba a buscarlos ocasionalmente.

Por su lado, Tanjiro disfrutaba mucho pasar tiempo con Muichiro, y pese a que no podía quedarse mucho rato por sus obligaciones, le gustaba mantenerse charlando con el pequeño de ojos menta. Sus conversaciones eran muy animadas y llevaderas, además que disfrutaba de enseñarle cosas nuevas, como lo que estaban haciendo ahora.

Le había dicho en su última visita lo mucho que se divertía con sus hermanitos jugando con origami. Haciendo avioncitos de papel, cometas que ponían a volar con ayuda del viento, patitos que ponían a flotar en los ríos y que aprovechaban para improvisar algunas carreras entre ellos, dándoles impulso con sus alientos, volviendo mucho más hermosos y divertidos los atardeceres.

Muichiro quedó tan ilusionado con su charla, que Tanjiro no pudo evitar sorprenderlo en su siguiente visita, trayéndole lo necesario para que pudieran hacer tantos avioncitos de papel y cometas como el gemelo deseara.

—¡Te dije que era muy sencillo! —exclamó con esa sonrisa amable con la que se le caracterizaba, mientras terminaba de hacer otro avioncito y lo hacía volar muy lejos. Aunque sin que se lo esperaran, éste terminó cayendo sobre la cabeza de Yuichiro, quien lo tomó y lo arrugó en ese mismo instante con una de sus manos.

—Deja de estar perdiendo el tiempo, Muichiro, tenemos mucho trabajo que hacer. El invierno se nos viene encima y estás aquí haciendo tonterías.

—¡No son tonterías! Incluso, me gustaría que jugaras con nosotros Yuichiro, será más divertido si estamos los tres...

—¡¿Estás loco?! ya suficiente es conque uno de los dos esté ignorando sus responsabilidades, como para que ahora ambos nos pongamos a juguetear como niños pequeños.

—Pero...somos pequeños —interrumpió Tanjiro—. No hay nada de malo en lo que estamos haciendo, incluso los mismos adultos necesitan despejarse de vez en cuando. Te vas a enfermar si sigues así.

Las mejillas de Yuichiro enrojecieron por la vergüenza y la molestia que su comentario le provocó.

—T-Tú...no deberías meterte en nuestra conversación —hizo una pausa para luego tomar a Muichiro por la muñeca—. Y tú vienes conmigo ahora mismo, ya fue suficiente por hoy.

—¡P-Pero...!—no pudo ni terminar su frase, puesto que la mirada que Yuichiro le dirigió en ese momento fue capaz de hacerlo callar.

Solo consiguió voltear a ver a Tanjiro cabizbajo, quien le respondió con un gesto de despedida.

Recuerdos (MuiTan/TanMui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora