Capitulo 4: Operación, Seducir al Enemigo

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-Entonces ya sabe todos nuestros planes?- dijo Sakuma un tanto alterado.
-Sí, ya lo se todo, así que no hace falta que hables como si no estuvieran aquí.- se rió Natsumi.
-De hecho, -añadió Kido.- quiere ayudarnos.
-En serio? Es que tienes algo en contra de Fudo?- dijo Sakuma.
-Lo que yo tenga en contra de ese mal nacido es cosa mía; pero realmente tengo muy buenas razones para hacer sufrir a alguien así.
-Por mi no hay problema.-Kido miró a Sakuma y no parecía muy convencido por aquella extraña mirada que le dirigía a la pelirroja. Era como si la conociera lo suficiente como para pensar que nos traicionaría en cualquier momento. Pero le restó importancia.
-Y cuál es tu plan Natsumi?- habló de nuevo el de rastas.
- Sencillo. Todos sabemos que Fudo es un mujeriego y por lo tanto solo lograremos acercarnos a él atacando con su propio veneno.
-Mmm... Me parece que no te estamos entendiendo bien.- dijo Sakuma.
-Está muy claro. Uno... mejor dicho, una de nosotras, debe seducir a Fudo para luego tenderle una trampa.
-...
-...
-El plan me resulta incluso brillante, pero no hace falta que decidamos. Lo haces tu.- comentó Sakuma.
-Yo no puedo hacerlo. Tengo cuentas pendientes con ese tipejo y no caería tan fácilmente.
-Y que sugieres?
- Tú.- señaló a Kido directamente.
Sakuma no pudo evitar reír.
- Ah no, ni hablar. Y por q no él??- gritó desesperado señalando a su amigo.
- Primero, por que él no es quien quiere ayudar a su hermana y, segundo, por q se lo que pasó en el baño entre Fudo y tu.
Kido se sonrojó y Sakuma se quedó a una esquina escuchando habla a Natsumi.
-Y qué más da eso?- realmente no quería hacerlo. Si ya era humillante vestirse de mujer, aún más lo era tratar de seducir a Fudo.
-Al parecer Fudo tiene cierto interés en ti. No es muy difícil de saberlo.
-Pero es muy arriesgado. Se podría dar cuenta de quien soy con mucha facilidad.
-Muestras no lleguéis a la cama todo correcto. Y cuento con que antes de llegar a ese extremo tu amigo Sakuma y yo ya tengamos un plan establecido.
-Sabes? Me empieza a gustar como piensas.
Sakuma y Natsumi miraron a Kido esperando respuesta.
-Agh, está bien, pero lo hago por mi hermana.
- Obvio.- se rió su amigo.

(...)

No fue difícil encontrarlo. Después de comer siempre iba al patio trasero a fumar y "descansar" de su popularidad.
Kido respiró hondo y se acercó a él caminando como Natsumi le había enseñado. Natsumi les había estado enseñando algunas cosas para que no de notara que eran hombres, aún que a Sakuma no le hacía mucha falta.

-Sabes que no se puede fumar?- dijo Kido con una malvada sonrisa.
-Vaya, pero mira a quién tenemos aquí.- dijo Fudo sonriendo dando una calada al cigarrillo.- Y que más da si fumo?
-No se, sería una pena si algún profesor se entera.
Fudo río.
-Tranquila nena. No hay problema con eso.- Kido se avergonzó. No sabía que estaba haciendo. Parecía más bien una comedia que una seducción.
-Qué pasa? Es que estás interesada en mi y no sabes como llamar mi atención.
- No seas tan egocéntrico. Qué te hace pensar que estoy interesada en ti?
-Me gusta tu actitud.- dijo acercándose a Kido apoyando una mano en la pared con intención de arrinconar lo.- Eres una chica difícil y me encantan los retos.
-No seas tonto. No soy esa clase de chica, no me comportó así porque me intereses.- Kido se estaba aguantando las ganas de golpearlo.- A lo mejor eres tu quien está realmente interesado en mi.
Fudo se rió de nuevo y definitivamente lo acorraló. Las mejillas de Kido se volvieron rosáceas. «Está... Muy cerca.».
-Sí, estoy interesado en ti. En hacerte mía. Y no será difícil.- susurró en su oído.
Kido respiraba deprisa en su cuello, no dejaba de temblar.
-Eso te crees tú. - Kido lo apartó de inmediato.- No soy tan estúpida como el resto de tus admiradoras. Sí lo que quieres es llevarme a tu cama, solo olvídate.
Se dio media vuelta sacudiendo sus rastas con la mano dejando a Fudo desconcertado.

Fudo realmente estaba interesado en aquella chica de ojos carmesí. Tenía claro que no era como las demás. Ni siquiera como Natsumi. En sus ojos había algo especial que le encantaba. Esa hermosas chica debía ser suya como fuera. No podía perder la oportunidad de conseguir a alguien tan valioso como ya consideraba a Yumi. Había averiguado su nombre a base de preguntar y ya todos sabían cual era el próximo objetivo de Fudo Akio.

-Qué le pasa a Haruna?- dijo Kido inocente mientras se acercaba a su grupo de amigas.- La he visto entrar en el baño llorando.
-Es por ti.- dijo Aki un poco molesta.
-Por mi? No entiendo.
-Ya todos sabemos que Fudo anda detrás tuya y no te atrevas a negar que tu no.- amenazó Toko.
-Chica, no seáis tan duras con ella. No tiene culpa de nada.
- No te metas Sakura. Tu la defiendes por q es tu amiga.- se quejó Aoi.
-No, tiene razón.- todas desviaron su atención a un lado para ver a Haruna que había salido del baño y aún tenía los ojos llorosos.- No podemos dar órdenes a nuestros sentimientos y si ellos quieren estar juntos o no, no podemos interponernos.
-Gracias.- dijo Kido con una sonrisa, orgulloso de haber educado tan bien a su hermana.
-No me las des Yumi.
-Pero... Haruna...- protestó Toko preocupada por su amiga.
-Ya está bien chicas. Además, Yumi es muy linda, lo raro sería que Fudo no estuviera interesado en ella.
Kido se sonrojó. «Agh, que me pasa? Estoy idiota».
-Bueno, si tu lo dices.-dijo Toko.

Todo parecía estar aparentemente normal, pero Kido sabía que su hermana no estaba bien. Era su hermano y a él no lograba engañarlo como a sus amigas. La conocía de sobra como para darse cuenta de su tristeza.

(...)

Ese fin de semana, en que las alumnas iban de regreso a sus respectivos hogares, Haruna lo pasó en la gran mansión de su hermano y este pudo tomarse un merecido descanso y usar ropa cómoda.
-Oye, estás bien? No has comido nada.-, dijo mientras observaba como su hermana removía la sopa.
-Sí.... bueno no... No lo se.
Kido sabía perfectamente, pero no podía levantar sospechas.
-Te conozco Haruna, sé que algo no va bien. Me lo quieres contar?
-No... Gracias por preocuparte hermanito.- ella respondió con su habitual sonrisa.

Esa noche Haruna se quedó despierta, sentada junto a la ventana de su habitación, derramando alguna que otra lágrima.
Kido la veía desde la puerta. Aquellas lágrimas eran del corazón roto de una adolescente a la que habían rechazado y, por mucho que doliera verla así y por mucha culpa que sintiera, no podía detenerse ahora. Pues mayor sería el dolor si Fudo se hubiera acostado con ella, robando su virginidad, para luego romper su corazón. Ahora solo quedaba destapar a la mala persona que era en realidad Fudo Akio y así demostrarle a su hermana que aquel chico no merecía su lágrimas. Hasta entonces, debía apoyarla y consolarla cada vez que se lo pidiera, como buen hermano mayor.

Al regresar al instituto el plan continuó. Era un proceso lento que había que tomarlo con mucha paciencia para que la serpiente cayera en la trampa. Durante ese tiempo las conversiones y las quedadas entre Yumi y Fudo eran escasas pero lo suficiente para volverlo loco. Una vez mordiera el anzuelo, como Natsumi había dicho, solo había que matarlo lentamente.
Kido Yuuto tenía las ideas claras como siempre... Pero...¿Sería así siempre?

Kido se había olvidado algo en su casillero y tuvo que regresar en seguida a los pasillos del instituto.
Todo estaba aparentemente en calma y desierto, pero no era así. Cuando iba a cerrar el casillero, alguien lo agarró de los hombros y le dió la vuelta acorralándolo.
-Fu...Fudo...- el oji-añil lo miraba fijamente a los ojos como embobado.- Qué estás haciendo?
-Yumi...- acarició sus cabellos y luego pasó un pulgar por sus labios.- No me hagas esperar más para probarlos.
-Por favor, detente. Ni te atrevas a...
No pudo acabar la frase. Fudo acortó la distancia entre sus labios, devorando los con ferocidad. Lo saboreaba y disfrutaba como hacía tiempo que no disfrutaba.
Instintivamente, Kido correspondió y empezó a mover sus labios al mismo ritmo. El oji-añil los acarició con su lengua pidiendo permiso para entrar, cosa que consiguió. Sus lenguas chocaban, Fudo mordía su labio inferior mientras rodeaba con sus brazos la cintura del ojirrojo y, a su vez este rodeaba su cuello.
Se separaron para respirar y Kido tenía un leve sonrojo en sus mejillas, al igual que Fudo que aún lo sostenía entre sus brazos.
«Pero...que hice?!?!?! Qué estoy haciendo?!?!?!» alarmado, y al fin consciente de la situación, apartó a Fudo de un golpe y se fue a toda prisa de allí.

Sin prestar atención a lo que fuera que le preguntaran Sakuma y Natsumi, se encerró en el baño. Por alguna razón su ojos se había cristalizado, no dejaba de temblar ni de sudar. Se preguntaba, confuso y perdido, como era posible que hubiera besado a aquel chico como si de verdad lo disfrutase. Se sentía sucio y asqueado. Para su desgracia, algo le decía que aquello no había hecho más que empezar...

Cosas de Chicas 💄👗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora