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Era una noche lluviosa y Park Jimin acababa de salir de su trabajo en la cafetería. Estaba cansado, pues ese día hubo más clientes de lo habitual, además de una molesta señora que no se podía conformar aunque le sirvieran café de oro, además de un señor que llevó un bebé que no paraba de llorar. Lo único bueno del día fue que por fin su mejor amigo se le confesó al cliente que siempre iba. Afortunadamente todo salió bien, pero aún no son nada.

Con un suspiro tomó un colectivo que llegaba a unas cuadras de su casa, que era un poco grande para vivir solo a su parecer, pues la había heredado de sus padres cuando estos murieron, y tenía tres habitaciones vacías y un gran comedor. Le pagó al conductor y caminó lentamente respirando el fresco aire de la ciudad. A pesar de ser una gran ciudad como la era Seúl, Jimin vivía en un barrio bastante tranquilo hasta el punto de a veces olvidar el hecho de vivir en una ciudad.

Ya faltaban solo veinte pasos para su casa. Ya podía pensar en la comida de delivery y las películas que planeaba ver hasta tarde, a pesar de trabajar al otro día. De pronto sintió algo blando bajo sus zapatos y un agudo chillido se escuchó cerca de él. Jimin se sobresaltó pero no pudo reaccionar a tiempo cuando sintió un arañazo en sus piernas descubiertas, ya que, a pesar de ser invierno, solo llevaba unos shorts. El rubio miró hacia abajo y vio una pequeña bola de pelos negra que lo miraba fijamente, con unos ojos tan penetrantes que casi parecían humanos.

Se le quedó mirando un rato y le sonrió. Era un pequeño gato negro sin collar, al que por accidente le había pisado la cola. Lo tomó en brazos y lo miró a los ojos.

─ Lo siento, gatito. ─Dijo Jimin mientras le acariciaba la cabeza. Se fijó un poco más y cayó en la cuenta de que tenía una patita sangrando y doblada en un ángulo poco natural. Con una mueca le tocó la patita tratando de ver mejor, pero el gato reaccionó mal y le intento rasguñar la mano.

─ ¡Quédate quieto!, solo intento mirar. ─ Sorprendentemente, como si le entendiera, el gatito guardó sus garras y se acurrucó como pudo entre los brazos del chico y empezó a ronronear. ─ Te llevaré a casa para curarte esto. De todas formas pensaba adoptar un gatito para no sentirme tan solo en casa.

Cuando finalmente llegó a su casa abrió la puerta y dejó al minino acostado en un sillón mientras buscaba el botiquín. En ese momento agradeció haber estudiado un tiempo para ser veterinario, pero abandonó la carrera ya que le resultaba muy estresante. Con cuidado desinfectó con alcohol la herida y la vendó, agradeciendo mentalmente al gatito por descargar su dolor arañando el sillón y no sus manos.

─ Bien gatito, pediré pollo, creo que les gusta a los gatos. Planeaba pedir pizza, pero cambio de planes. ─ Jimin rió por el hecho de estar hablando con un gato, que probablemente no le entienda absolutamente nada.

Llamó a una tienda cercana que vendía comida a domicilio y pidió pollo frito. Cuando por fin llegó pagó rápidamente y corrió a recostarse boca abajo en el sillón para mirar netflix. Eso sí, antes le dejó un par de trozos de pollo a su gatito para que coma. Soltó un respingo al sentir un peso en su trasero, y al mirar para atrás vio a la pequeña bolita de pelos hecha bolita en su trasero como si este fuera una almohada.

─ Yahh pequeño gato pervertido ─ Rió mientras lo tomaba en brazos y lo dejaba en su regazo. ─ A propósito, necesitas un nombre.

Lo miró un rato dejando de lado la película que estaba viendo como esperando que el gato mágicamente se pusiera a hablar y le dijera cual era su nombre.

─ Suga ─ Dijo finalmente. ─ Me gusta ese nombre.

─ Me iré a dormir. Si quieres te dejo el sillón.

Jimin se levantó y dejó al gatito acostado en el sillón y se fue a dormir confiando en que el minino no haría nada malo. De todas formas se veía bastante tranquilo. A penas se dejó caer en la cama se quedó dormido profundamente sin darse cuenta de que un pálido chico que se paseaba sin ropa investigando su casa.

🐱

El gato al no poder dormir saltó del sillón y estiró lo más que pudo con cuidado de no dañar la venda y caminó por la casa sin hacer ruido. Pronto llegó a la cocina donde había un poco de pollo guardado sobre el refrigerador, y su estómago rugió de hambre. Saltó para alcanzarlo y de pronto el gatito negro ya no existía y en su lugar había un chico de tez pálida, casi blanca, con pelo no tan corto de un color negro oscuro, muy oscuro, que de daba un aire de vampiro, y unos ojos gatunos casi tan oscuros como su cabello. Levantó los brazos para estirarse soltando un bostezo. Hace tiempo que no utilizaba su forma humana. Se afirmó en sus manos para levantarse y soltó un quejido por su muñeca lastimada; pues al transformarse en humano sus vendajes habían desaparecido. alcanzó un trozo de pollo y mientras lo comía investigó más a fondo la casa de su mochi salvador -nombre con el que había nombrado a Jimin al no saber su nombre- encontrando su habitación.

"Se ve tan tierno dormido" Pensó el chico y se dio media vuelta a buscar un lugar para dormir. Antes de eso buscó el baño para tomar una ducha, cosa que le hacía falta desde hace varios meses.

Más relajado por el agua caliente se adueñó de una de las habitaciones bacías e intentó dormir, pero al no tener nada de ropa y el cabello mojado, además que las habitaciones ─a excepción de la de Jimin─ estaban preparadas con tapas de verano, y en ese momento era pleno invierno; no pudo pegar un ojo a causa del frío. Al fin cerca de media noche se decidió que no molestaría al humano con aspecto de mochi si dormía con él esa noche.

Tomando su forma gatuna se dirigió a la habitación del otro chico y se acurrucó entre sus brazos, calentándose con el calor corporal del humano y por fin pudo dormir tranquilamente como hace tiempo no hacía.

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Chaleee, este es mi segundo fic (que subo a wattpad al menos jsjs)

Y ps nada, espero que les guste y actualizaré los viernes o sábados :)

-Black Cat- JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora