Inusual

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     Me había despertado. La luz del sol entraba por la ventana y la habitación estaba fría. Hasta que...

—¡Ayer!, la foto—exclamé preocupado.

     Estaba al lado de mi, justo en mi mesa de noche. Tome mis gafas rápido y observé la foto, y justo como pensé. Probablemente fue un sueño, tenía una imaginación activa desde niño. Supongo que eso influenció en algo. Mire el reloj y eran las 8:00 am, me acorde de la entrevista que tendría más tarde y me levante, bañe, vestí y hice café para el camino. Tome mi mochila y empaque todo los documentos necesarios y partí.

    Al bajar del edificio mire mi reloj y ya eran las 11:26 am. Me gustaba llegar temprano a los lugares, nunca me gustó llegar tarde a las reuniones familiares aunque tampoco fuera que me agradaran pero mi madre decía que era bueno llegar a tiempo a tu destino. Salí del edificio y nuevamente el frío se hizo presente. Al caminar me desvíe a comer algo en Boix, tenía hambre y no me apetecía hacer la entrevista con el estómago vacío. Quedaba un par de horas así que estaría bien. Llegue, pedí mi platillo de costumbre y tome asiento. Veía la nieve caer en la ventana pero ahora en un tono más brillante por culpa del día.

—¡Hey! Chico de lentes. Una, ¿quien eres?, segundo, ¿por qué me tiraste una foto?, tercero, ¿podría verla?

  Escuche esas palabras y sentí como se sentaba al frente mío, su cabello de fuego cubiertos por copos de nieve y su presencia me dejó estupefacto.

— No pienses en algo raro, soy fotógrafo, me gusta capturar lo que me parece y encuentro inusual en el día. —exclamé en un tono nervioso y aparentando estar calmado para no causar una confusión.

— ¿Fotógrafo dices?

— Si, si. Déjame mostrarte. -dije tembloroso mientras sacaba mi celular y le enseñaba fotos que había capturado a través de estos meses, además tenía una red social para subir mis fotografías y se la enseñé.

— ¿Ves? No estoy mintiendo.

Dudosa ella observa, analiza y dice:

— No te lo negaré, eres bueno, me encantaron pero... ¿y la mía?

— Oh claro. -buscaba hasta que encontré su foto, con su taza de chocolate caliente y mejillas rojas.
— Aquí tienes. -extendí mi mano y le mostré.

Ella observaba la foto, se enrojeció y dijo:

— Gracias, quedó muy bonita pero para la próxima no le tires fotos a las personas sin su consentimiento. No todas las personas lo tomarán a la ligera. Si te me hubieras acercado con gusto huebra dicho que si.

   En ese momento me sentí como un tonto, podrá haberle preguntado y ya. Sabía que era idiota pero no para tanto.

— Lo lamento señorita, no volverá a ocurrir, no al menos sin su consentimiento. Pero ya que estamos aquí, ¿le podría invitar un desayuno? Será un poco rápido ya que tengo planes. Lo pagaré, ¿acepta?

   Mientras me observaba dudosa, no tenía ni idea de que me diría. Un extraño que acababa de admitir que la fotografió sin permiso y que ahora la invita a comer así sin más suena raro.

— Con gustó y mucha gracias...

— Thunder, Thunder Lovegood. Y usted...

— Aurora Relish, un gusto.

Así seguimos, conversando sobre nosotros, nuestros gustos pasatiempos y demás. Hasta que me di cuenta que ya eran las 12:30 pm, me había olvidado por completo de la entrevista.

P O L A R O I DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora