¿Amor? [Chirú // Violentometro]

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「❤」

— ¡Chile, abre la maldita puerta!.- Grito desde afuera un furioso venezolano, que estaba a un paso de entrar por la ventana si era posible.

Trato de controlar sus nervios, realmente están enojado, no era normal recibir una llamada de ayuda por el menor de la nada, y sabiendo gracias a México la tormentosa relación que ambos llevaban. El menor no le había dicho demasiado detalles, enojandolo más, pero debía ser algo realmente desgradable para necesitar su ayuda... No iba a dejarlo con ese animal dentro, no, no iba a dejar que Perú sufriera de ninguna manera, no cuando estaba apoyándolo con toda la situación que pasaba.

Toco nuevamente la puerta con desespero. Demonios, la destruiría de una sola patada de ser necesario, estaba en su camino molestándolo. Y como no, su desesperó subió cuando había tratado de llamar al peruano hace tan solo unos minutos, nadie contestaba.

Estaba dispuesto a golpear esa puerta tantas veces sea posible, pero parece que el tricolor de rojo, blanco y azul salió de su escondite luego de un largo tiempo, mirando con confusión a Venezuela, quien sentía que no tenía tiempo alguno que perder, estaban esperándolo.

— ¿Qué haces aquí, Venezuela?.- Los ojos del chileno estaban rojizos, obviamente había estallado en llanto.

Esto no le importaba por ahora.

— Sabes por lo que estoy aquí, vengo a buscar a Perú.- Dijo con seriedad, no iba a mostrarse débil ante nadie.

— ¿Por qué? Él no quiere verte, adiós.- Estaba a un paso de cerrar la puerta, pero fue detenido por Venezuela.

— Recibí una llamada de Perú, sé todo lo que está ocurriendo aquí. Ahora muévete del camino.-

No le importo los reclamos del chileno por ingresar a su casa de esa manera, tampoco le importo que lo amenazara con llamar a ONU, no le importaba nada, lo único importante era ayudar a uno de los amigos que más le ayudo.

— El no se ira contigo.-

El chileno tenia la esperanza de que su pareja no se iría con otro pais, no lo haria, no lo podía dejar solo, ambos se amaban de la mejor manera, no podía irse de su lado... O eso pensaba en la distorsionada cabeza de tricolor, llena de tristeza y angustia un saber que era correcto, con el doloroso miedo de estar a un paso de perder el amor de su vida por sólo cometer algo que no debía.

El coraje en sus venas se elevó al dejar de escuchar pasos de escalones, Venezuela estaba llegando a buscar a su pareja y él solo estaba esperando en la puerta como un imbécil. Debía esperar el momento que bajarían, ese momento debía ser en el que el menor regresaría a sus brazos y todo seria como antes.

Por otro lado, el de 8 estrellas estaba frente a la puerta de la habitación en la que el bicolor se encontraba, Estaba seguro que era aquella por las indicaciones que le había dado antes de concluir la llamada, suspiro antes de tocar la puerta.