Capitulo 7

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-Lena, Despierta. –Le dijo Natalia sentándose junto a ella.
-¿Natalia? ¿Y Yulia? –cuestionó estirándose.
-Asustada en el auto, te creíamos muerta ¿Qué pasó? –Le preguntó mientras la ayudaba a levantarse.
Sin contestarle se dirigió al auto y abrió la puerta del lado de Yulia.
-Estás viva Lena ¿Verdad? –Le preguntó llorando.
-Eso parece. –Le dijo abrazándola.
-¿Tienes aquí todo el día?
-Sí.
-Entren a la casa. –Les indicó Natalia.

Se sentaron en la sala y se miraron mutuamente, ninguna se sentía bien, ese había sido un día terrible.
-Debemos avisar que estás viva Lena. –dijo Natalia para romper el silencio.
-Déjenme estar muerta una noche, por favor, solo así me siento segura.
-Está bien, pero mañana temprano hablaremos con el fiscal, ¿Segura que el programa de protección de testigos no te interesa?
-No, de verdad.
-¿Qué fue lo que pasó Lena? –Al fin dijo Yulia.
-Vincent mandó a su gente para que me matara, dijeron que yo sabía demasiado, y que me estaba llevando muy bien con la policía. Amarraron a mi madre y la pusieron en la sala, pronto llenaron la casa de gasolina y abrieron la manguera del gas, a mi me tenían encerrada en mi habitación, habían sellado las ventanas y pude ver cómo la puerta se comenzaba a quemar, escuché los gritos de mi madre y vi cómo ellos salían tranquilamente de la casa, rompí la ventana y caminé por el tejado hasta encontrarme con la ventana del cuarto de mi madre, la rompí con mi zapato y entré de nuevo, quería salvarla, pero ya era muy tarde toda la planta baja ardía en llamas...le llame y ella tosiendo fuertemente me dijo: "Vete Elena, sálvate", en eso vi cómo el techo empezaba a arder y pedazos de madera caían cerca de mi. Salí corriendo por la puerta de atrás y mientras corría, sentí la onda de la explosión, lo que hizo que me cayera, estuve allí tirada un rato, no me podía parar, sentía al bebé patear fuertemente, tanto que me dolía, le pedí que se calmara pero al parecer ella se sentía muy nerviosa también.
Caminé sin rumbo por la noche, caí en cuenta de lo que había pasado hasta hoy en la mañana, cuando vi en el periódico que habíamos muerto, me sentí muy mal por lo de mi madre pero me sentí libre, Vincent me cree muerta ¿No ven lo conveniente que es eso?
-¿Y Cómo está mini-lena?
-No se, no la siento.
-Debemos ir al hospital, quiero que te revisen. –Dijo Yulia.
-Debes entrar en el programa de protección de testigos, Lena, estuviste muerta para Yulia durante 12 horas y prácticamente murió ella también, no me imagino que sería de ella si de verdad hubieras muerto.
-¿Qué quieres decirme con esto? –Preguntó Lena con arrogancia.
-Que si no vas a desaparecer para salvarte, tan siquiera hazlo para salvar a Yulia. –Contestó en igual tono.
-Ya, ya, no quiero que discutan. –Dijo Yulia poniéndose de pie y tomando su abrigo. –Lena, tú y yo nos vamos al hospital, Natalia, no puedo creer lo que acabas de pedirle, no lo creía capas de ti, pide un taxi que te lleve a tu casa, hay dinero en el frasco de galletas. –Le dijo mientras dirigía a Lena hacia la puerta, dejando a Natalia sola.

De cierta manera le molestó que sus sentimientos no fueran comprendidos pero entendía que a Yulia le aterraba perderla después de haber recibido semejante susto.
-Tan siquiera déjenme acompañarlas, Alexis las atenderá más rápido si voy yo. –Les dijo acercándose a auto.
-Súbete. –Dijo aún irritada.
El camino fue silencioso y largo, ya era tarde, casi las 10 y el tráfico era conveniente, Lena llevaba las manos en el estómago, por más que intentaba, no sentía ningún movimiento allí dentro.
-De seguro está dormida. –Dijo Yulia tomándola de la mano.
-Sí, debe ser eso. –Dijo con desgano.
Llegaron al hospital y se bajaron, no llevaban prisa, Lena no estaba segura de querer saber lo que el doctor le diría.
Entraron a la sala de urgencias y Natalia llamó a Alexis, quien enseguida bajó.
-¡Lena! –Dijo con asombro. –Hierba mala nunca muere. –Le dijo mientras la tomaba de la mano y las pasaba a las 3 al consultorio.
Alexis no preguntó nada, parecía simplemente alegre de que estuviera viva, lo cual le pareció extrañamente cordial a Lena.
-Acuéstate en la camilla, ya se por que vienes.
Yulia la ayudó y vieron cómo Alexis encendía el monitor y le subía la blusa.
-Primero, querida Lena, déjame intentar algo. –Le dijo mientras sacaba una bolsa de papel de una de las bolsas de su bata.
-¿Que es eso? –Preguntó.
-Panditas.
-¿Qué?
-sí, panditas, están llenos de azúcar, agarra uno que no sea verde.
-¿Por qué verde no?
-Por que a nadie le gustan los verdes, anda, no me hagas perder el tiempo.
Lena accedió extrañada y sacó un pandita rojo, luego uno naranja y luego uno amarillo, repitió la operación de sacar panditas y comérselos durante casi 5 minutos hasta que pudo sentir a su bebé patear de nuevo.
-¿Cómo? ¿Cómo hiciste eso? –Le preguntó a Alexis mientras lágrimas de felicidad caían de sus ojos.
-Bueno, es el por qué no le debes dar dulces a un niño después de las 5. Se pone hiperactivo. Lena ¿Hace cuánto que no comes? –Le preguntó dulcemente mientras dejaba caer un gel frío sobre su estómago y pasaba el aparato de ecografías.
-Amm, desde las 2 de la tarde de ayer.
-Se hubieran ahorrado el viaje al hospital si te hubieran dado de comer, por favor, deja de matar a mi sobrina de hambre, tu físico no me importa en lo absoluto, si sigues así pediré su custodia. –Dijo, esto último es son de broma.
-Gracias. –Le dijo mientras se incorporaba y la abrazaba.
-Te robaré a tu novia, Yulia. –Le dijo con una sonrisa malvada sin soltar a Lena.
-Muy graciosa Alexis. Salúdame a tú esposo. –Le dijo Yulia separándola de Len.
-Muy bien, chicas, ya váyanse, la noche es joven, no las quiero volver a ver aquí por ninguna enfermedad, así que manténganse sanas ¿Entendido? –Les dijo mientras las corría con la mano.
-Tu no Natalia, ya me voy a mi casa, debo hablar contigo ¿Me dejas llevarte? –Le dijo.
-Claro. –Dijo despreocupada.

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